La nueva vida de Francesc-Marc Álvaro: de opinador convergente a la obediencia a ERC

Tras el pinchazo de ERC en las elecciones municipales del pasado mes de mayo, en el cuartel general republicano el adelanto de las generales cayó como un jarro de agua fría. Pasadas poco más de doce horas de la noche electoral, Pedro Sánchez anunciaba la convocatoria por sorpresa. Era el peor momento para los de Oriol Junqueras: sin tiempo para recuperarse de una noche decepcionante para ERC.

Los republicanos reaccionaron como pudieron, manteniendo a Gabriel Rufián como jefe de filas, pero recuperando como número 2 a Teresa Jordà. Era necesaria, sin embargo, una cara nueva e independiente, que sirviera para ventilar la candidatura republicana. Tratar de dar aire a su lista era fundamental, y más en el arranque de un ciclo electoral que se preveía —el tiempo lo ha ido confirmando— aciago para ERC.

Francesc-Marc Álvaro, un fichaje sorprendente

El día 14 de junio saltaba la sorpresa: el número 3 de ERC en Madrid sería el conocido periodista y habitual tertuliano Francesc-Marc Álvaro. El desenlace de las generales ya es conocido, así como el hecho de que el fichaje de Álvaro no sirvió para alentar el resultado de ERC, que fue un desastre. De ganar en 2019 a ser la cuarta fuerza, de 13 a 7 diputados y de 874.000 votos a 466.000, casi un 50% menos.

Pero más allá de ello, el viraje de Álvaro desde la órbita convergente hacia las filas de ERC causó enorme sorpresa en Cataluña. Hoy, tras medio año como diputado en Madrid, su obediencia al discurso republicano es total y manifiesto —pese a que no milita en el partido. Esta misma semana, a corte de ejemplo, pudo verse a Álvaro levantarse a aplaudir la intervención de la republicana Pilar Vallugera en el debate sobre la ley de amnistía.

Toda una carrera como ‘opinólogo’ oficial convergente

Que un diputado de ERC aplauda la intervención de una compañera de filas no tendría nada reseñable si no fuera porque Álvaro se había posicionado, durante la mayor parte de su carrera política, en la órbita convergente. El republicano, de 57 años, es licenciado en Ciencias de la Información y a lo largo de su carrera ha trabajado en distintos medios de comunicación. ‘El Mundo’, ‘Avui’ o ‘La Vanguardia’ han cobijado el trabajo de Álvaro como periodista.

A su vez, ha forjado su reputación como opinador en los mencionados medios y en muchos otros. Francesc-Marc Álvaro era habitual en tertulias políticas de TV3 y en el programa ‘El món a RAC1’, el matinal de Jordi Basté en la radio del Grupo Godó.

Su línea opinativa ha sido, pues, clara y manifiesta durante las últimas décadas en Cataluña. Y su marco de referencia, reconocido por él mismo, siempre fue el de la línea ideológica de la extinta Convergència. Francesc-Marc Álvaro era uno de los opinadores mediáticos más próximos al oficialismo convergente y sus argumentos evidenciaron siempre su postura política situada en el catalanismo conservador.

Por si quedara algún ápice de duda sobre la órbita de la cual procedía Francesc-Marc Álvaro, cabe destacar que, en su juventud, perteneció a la Joventut Nacionalista de Catalunya (JNC), las juventudes convergentes. De hecho, la propia organización juvenil guardonó a Álvaro en 2010, lo que prueba su proximidad con el partido.

Pero hay más: a mediados de los 90, Álvaro dirigió la revista ‘Cultura’, editada por el Govern. Fue fichado, por lo tanto, por la Generalitat de Jordi Pujol. Ya con Artur Mas al frente del partido, Francesc-Marc Álvaro se convirtió en uno de sus máximos defensores. Se autoproclamó ‘masista’ y defendió a capa y espada al ‘president’ entre 2010 y 2016 como líder del catalanismo político.

El viraje de Francesc-Marc Álvaro: del oficialismo de CDC al de ERC

Alineado con los primeros compases del procés —publicó ‘Per què hem guanyat?’ tras las elecciones de 2015, que el procesismo calificó de ‘plebiscitarias’—, Álvaro rompió con la tradición convergente tras 2017. Las tesis unilateralistas y las posiciones del ‘president’ Torra afloraron su posicionamiento crítico con el antiguo espacio convergente. Poco a poco, crecieron sus críticas hacia Junts, cuya postura ante el ‘procés’ se radicalizó.

Fue el inicio del acercamiento de Francesc-Marc Álvaro a las posiciones políticas de ERC. Coincidió —probablemente no por casualidad— con un ciclo político amargo para la posconvergencia y en el que ERC alcanzó sus máximas cotas de poder. Los republicanos lograron el Govern y triunfaron en las elecciones municipales y generales.

A este ‘buen árbol’ se arrimó Francesc-Marc Álvaro y buena sombra le cobija ahora como diputado de ERC hasta final de la legislatura. Eso “como mínimo”, tal y como él mismo pronosticó en su artículo de despedida en ‘La Vanguardia’, el pasado verano. Álvaro prevé que su estancia en la vida política y en ERC se prolongue, pues, y tenga un recorrido de largo alcance tras décadas como periodista y opinador cercano a Convergència.

En estos primeros seis meses como diputado de ERC en Madrid, no ha destacado todavía ninguna de las intervenciones. De hecho, en el pleno de la cámara se le ha podido oír en apenas dos sesiones y ha presentado una pregunta al Gobierno, según los datos oficiales publicados por el propio Congreso. Además, actúa como portavoz de ERC en las comisiones de Defensa, Política Territorial, Cultura, Ciencia y Control de RTVE; y está adscrito a la Comisión Constitucional.

Lo cierto, pues, es que, en estos primeros andares de la legislatura, el papel de Francesc-Marc Álvaro es más bien discreto. Un perfil bajo que contrasta con el foco mediático con el que cuentan otros diputados ‘a priori’ menos conocidos, como es el caso de la mencionada Pilar Vallugera.

Su actividad en las redes sociales se ciñe a difundir contenido de ERC o de sus representantes, así como intervenciones propias o de sus compañeros en Madrid. Pueden observarse también ‘retweets’ a medios de índole progresista, en la línea ideológica de ERC. Es pues, la consumación del viraje de Francesc-Marc Álvaro: de las posiciones abiertamente conservadoras de la antigua Convergencia al progresismo de ERC.

La nueva vida política de Francesc-Marc Álvaro en las posiciones del ‘procesismo’ de izquierdas rompe por completo con su propio legado. Un golpe de timón ideológico indudablemente legítimo pero que, sin duda alguna, mantiene a la política catalana boquiabierta por el contraste que supone con su propio pasado.