La nueva derecha avanza hacia la unidad: qué papel jugará Vox
Abascal ha impulsado un acercamiento entre Meloni y Le Pen con una intención muy clara
El crecimiento de los partidos identitarios en las recientes elecciones europeas demostró no solo el punto de inflexión en el que nos encontramos sino también el potencial de la nueva derecha agrupada ahora en dos frentes divididos. Por un lado los Conservadores y Reformistas encabezados por Giorgia Meloni y donde también está Vox, y por otro lado Identidad y Democracia, liderado por Le Pen y donde también está Matteo Salvini, de la Lega italiana.
Pese a compartir programas muy similares, la división imperante ha impedido que hasta ahora se unan en un solo eurogrupo. Y, tras los buenos resultados obtenidos por los partidos de centroderecha, Ursula von der Leyen ya anunció su intención de aliarse con el bloque de los socialdemócratas. Ante esto, los de Meloni y los de Le Pen han dado un primer paso para formar un frente común.
¿Pero qué significa eso para las aspiraciones de la derecha identitaria y, sobre todo, qué papel jugará Vox y cómo afectará al partido de Santiago Abascal?
Primer escollo superado
Abascal ha sido el principal promotor de la unidad de la nueva derecha. Con la celebración de la convención internacional Viva 24 en Vistalegre, Madrid, Vox lanzó el mensaje de que, frente a la unidad de las élites el único camino es la unidad de los conservadores. Lo que la izquierda denominó de forma despectiva la “internacional reaccionaria” fue en realidad la primera piedra de la unidad que ahora buscan conservadores e identitarios.
El principal escollo para el entendimiento era la presencia de Alternative für Deutschland (Alternativa para Alemania) en el bloque que encabeza Le Pen. Pero la expulsión y el aislamiento del AfD ha abierto la puerta a la unidad, impulsada por Abascal y secundada por Giorgia Meloni. La primera ministra italiana y presidenta de Fratelli d’Italia inició recientemente un acercamiento a Marine Le Pen, que rompió la distancia entra ambas y que se consolidó la semana pasada con un primer encuentro.
Para qué sirve la unidad
La unidad de los bloques de Meloni y Le Pen es importante. Porque al no tener el peso necesario para romper la hegemonía en el parlamento europeo, su estrategia consiste en arrastrar al Partido Europeo hacia sus posiciones.
El ejemplo más reciente fue la aprobación del pacto migratorio que endurece las condiciones de solicitud de asilo, y que fue proclamado como una victoria de los identitarios. Abascal ha convencido a Meloni y a Le Pen de que, unidos, pueden condicionar también otras políticas clave en Bruselas como el Pacto Verde o la política energética.
El objetivo final es la impugnación de la Agenda 2030, que llegará con el vuelco definitivo en la política europea una vez asumido el marco mental de la nueva derecha.
Esto invita a reflexionar también sobre la naturaleza de la alianza entre el centroderecha y la derecha radical. La unidad ya se ha instalado en países como Suecia, Finlandia y Dinamarca, y en España hubo un primer ensayo con los gobiernos locales y autonómicos de Vox y PP. En Francia, el auge de Le Pen ha provocado la escisión de una parte del centroderecha partidario de unir fuerzas con el lepenismo para derrotar a la izquierda y el macronismo.
La unidad de los bloques en Europa forma parte de una estrategia mucho más sutil de la derecha radical, que consiste en colonizar ideológicamente el espacio del centroderecha.
Eso es así porque, pese a la revolución conservadora que está viviendo Europa, el auge de los partidos identitarios no ha sido tan rápido como se esperaba. Esto obliga a adaptar la estrategia y apoyarse en el centroderecha para ir imponiendo su marco mental en un proceso de radicalización social conservadora que consideran inevitable.
Un paso fundamental para el futuro de la derecha
Un buen ejemplo para entender este proceso es el de la inmigración. Durante muchos años se impusieron las políticas buenistas de la izquierda (fronteras abierta y welcome refugees) que convertían el debate migratorio en un tabú.
La centroderecha acababa asumiendo este relato por el miedo al qué dirán, y la derecha identitaria se encontraba aíslada por la estigmatización y los cordones sanitarios políticos y mediáticos. Pero al romperse el tabú se han radicalizado también las posiciones, obligando a la derecha liberal a tener que elegir entre el buenismo de la izquierda o la mano dura de los identitarios. Y esto hace que cada decisión tenga también sus costes electorales.
En España, por ejemplo, la connivencia del PP con la regularización de 500.000 inmigrantes generó una oleada de indignación de muchos votantes conservadores hacia el partido de Alberto Núñez Feijóo.
En todo caso, esto avala la tesis de los impulsores de la unidad, como Abascal o Meloni, que consideran que tarde o temprano se impondrán los postulados de la derecha identitaria. Creen que el contexto social, con la crisis migatoria arreciando y la inseguridad disparada, hará inevitable la asimilación de la derecha liberal con la derecha radical. Mientras tanto, la unidad es fundamental para ejercer una mayor presión que lleva al Partido Popular Europea a posiciones más radicales.
La unidad supondrá adoptar una línea más suave
Hay al menos tres ejes que unen a los Conservadores Reformistas y al grupo Identidad y Democracia: los postulados antiinmigración, la vuelta a la soberanía de los estados, y la crítica a la Agenda 2030 (sobre todo en temas sobre el cambio climático).
Les divide en cambio su posición sobre la política exterior. Los de Meloni y Abascal están a favor de Ucrania, son OTANistas y están por la ampliación de la UE. En cambio, los de Le Pen son menos partidarios de la OTAN y a la ampliación de las fronteras europeas, mientras que ven con recelo el papel de Ucrania y mantienen cierta actitud ambigua con Rusia.
Dicho de otro modo, Meloni representa la derecha radical “digerible” a la que conservadores como Alberto Núñez Feijóo o Ursula von der Leyen se han acercado sin demasiado pudor. En cambio, Le Pen representa una derecha más dura e impermeable a las instituciones europeas (aunque más homologable en cuestiones como las libertades individuales: aborto y derechos de los homosexuales ante la amenaza islamista).
El aislamiento de AfD favorece el acercamiento de ID a ECR, que supondrá la asimilación del bloque de Le Pen a los de Meloni y la adopción de una línea más suave para conseguir arrastrar al PPE a sus posiciones. Eso sí, un posible triunfo de la Agrupación Nacional en las legislativas de Francia de las próximas semanas, dará fuerzas a Le Pen para imponer también algunos de sus marcos
Todo apunta a que la derecha convergerá en un espacio a la derecha del PP y un poco más al centro que Le Pen. La incógnita es saber qué pasará con Vox, que en Europa está más próximo a los de Meloni pero en España ha llevado a cabo un proceso de giro a la derecha cargándose a los liberales y apostando por el sector más conservador.
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