Un grupo de cuatro personas posando frente a un edificio con una bandera catalana ondeando en el fondo.
POLÍTICA

Los nombres propios del escándalo de la DGAIA que salpica directamente a ERC

La Consejería de Asuntos Sociales y la DGAIA estuvieron bajo control republicano durante las irregularidades

La Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA) está en el foco de la polémica por la trama corrupta que funcionó durante años. La DGAIA es un organismo público dependiente de la Generalitat que se dedica a la protección y acogida de menores y jóvenes extutelados. Entre 2016 y 2020 favoreció a fundaciones privadas con contratos a dedo y ayudas otorgadas de forma irregular.

El escándalo está adquiriendo dimensiones inesperadas. La DGAIA fomentó durante años un sistema corrupto con toda clase de irregularidades y prácticas mafiosas. El caso está en manos de la Oficina Antifraude, que ha tenido que poner protección a los testigos debido a las amenazas.

Los escándalos se habrían producido durante los gobiernos de Carles Puigdemont y Quim Torra, y por lo tanto afectan a ERC y Junts. Pero ERC es quien sale más perjudicada. El Departamento de Asuntos Sociales y las sucesivas direcciones de la DGAIA estuvieron aquellos años en manos de los republicanos.

Chakir El Homrani, consejero durante los escándalos

Hasta ahora se han documentado irregularidades pertenecientes al período 2016-2020. En 2016 el recién investido presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, nombró consejera de Asuntos Sociales a la republicana Dolors Bassa. Pero su mandato fue corto, ya que en octubre de 2017 fue cesada por el artículo 155.

El nuevo gobierno presidido por Quim Torra eligió a Chakir El Homrani como nuevo consejero de Acción Social. Durante su mandato, entre 2018 y 2021, se produjeron los escándalos que se están investigando hoy. 

Un hombre con barba y cabello corto, vestido con un traje oscuro y camisa blanca, lleva un lazo amarillo en la solapa, con una bandera de fondo.

El Homrani se afilió a ERC en 2004 y en 2015 fue elegido concejal en el ayuntamiento de Granollers. Aquel mismo año fue elegido diputado en el Parlament y tuvo un papel muy relevante en el proyecto de la Renda Garantida de Ciutadania. Aquello le catapultó hasta la Consejería de Asuntos Sociales, en un período especialmente turbulento.

El nuevo consejero no solo tuvo que enfrentarse a la tensión política del momento y las limitaciones del 155. También tuvo que hacer frente a la pandemia. Su gestión fue muy criticada por la oposición, sobre todo por el colapso de las ayudas a los autónomos.

Ahora se ha sabido que durante aquellos años también funcionó la trama corrupta entre la DGAIA y las fundaciones privadas que gestionaban la acogida de menores. La oposición ha pedido la comparecencia de El Homrani para que dé explicaciones. Pero un pacto entre ERC y sus socios, PSC y Comuns, ha conseguido bloquear de momento la investigación en el Parlament.

Ricard Calvo, vértice del sistema

Otro de los nombres propiosen el escándalo de la DGAIA es Ricard Calvo, que fue director de la DGAIA entre enero de 2016 y agosto de 2017. Es decir, durante el mandato de Dolors Bassa en la Consejería de Asuntos Sociales. Ricard Calvo estuvo en la órbita de ERC mucho antes de entrar en político, y fue concejal republicano en Girona.

Un hombre con chaqueta marrón y camisa blanca sentado frente a una bandera con rayas rojas y amarillas.

Su caso es especialmente significativo de cómo funcionaron las cosas en la DGAIA durante aquellos años. Ricard Calvo benefició como presidente de la DGAIA a fundaciones privadas de las que también formaba parte. Calvo era tesorero de la Plataforma Educativa, un conglomerado de entidades beneficiadas con dinero público de la DGAIA.

Pero la cosa no acaba aquí. Según se acaba de conocer, una de estas entidades, Fundació Resilis, habría obtenido dinero público para enriquecerse con la compra de 500 pisos. Esa fundación estaba controlada también por Calvo.

Georgina Oliva y Ester Cabanes, también bajo sospecha

La sucesora de Ricard Calvo fue Georgina Oliva, que fue una apuesta personal de Chakir El Homrani para ocupar ese cargo. Fue directora de la DGAIA entre agosto de 2017 y octubre de 2018, es decir, bajo el gobierno de Quim Torra. Antes de llegar al cargo había sido diputada en el Congreso y había ostantado varios cargos orgánicos en ERC.

Durante su corto mandato se siguieron reproduciendo las prácticas corruptas. Durante aquellos años se adjudicaron contratos de forma irregular y se concedieron ayudas a jóvenes que no cumplían los requisitos. 

Oliva fue relevada en el cargo por Ester Sara Cabanes, que se mantuvo como directora de la DGAIA hasta septiembre de 2024. Durante su mandato provocó varias polémicas como justificar a los menores autores de la violación del Màgic de Badalona. “No todos los niños agresores de Badalona son conscientes de lo que hacen”, les exculpó.

Primer plano de la directora general de la Dirección General de Atención a la Infancia y Adolescencia

Aquellas declaraciones formaron un gran revuelo. Ahora se sabe que mientras decía esas cosas y cobraba 92.000 euros al año, tenían lugar las corruptelas bajo el manto de la DGAIA. Un escándalo cuyos nombres propios parecen conducir todos a ERC.

¿Pacto de silencio?

Aunque el PSC denunció las irregularidades en la DGAIA estando en la oposición, al llegar al gobierno ha bloqueado la investigación. ¿Por qué? La razón hay que buscarla en un pacto de silencio con ERC, que facilitó la investidura de Salvador Illa y ahora mismo sostiene el gobierno en minoría de los socialistas.

El pacto de silencio incluye a los Comuns, que también han votado en la comisión parlamentaria a favor de bloquear la investigación. Tampoco Junts ha sido claro con este tema. Primero pidieron investigarlo, pero luego votaron en contra de la comparecencia de la consejera.

Además, el PSC ha alimentado las suspicacias cesando sin justificación a la directora de la DGAIA nombrada seis meses antes. En su lugar han puesto a un exalto cargo socialista en la Diputación. Lo cual sugiere una operación para hacer borrón y cuenta nueva y enterrar el escándalo.

ERC sigue culpando de las irregularidades a la llegada masiva de menas y los efectos de la pandemia y el 155. Lo cual habría provocado un descontrol que llevó a errores ajenos a la voluntad de sus dirigentes. Pero las nuevas informaciones ponen en duda esta versión y apuntan a un escándalo de corrupción de consecuencias impredecibles.

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