Montaje con Pere Aragonès y un pantano vacío

POLÍTICA

No queremos nucleares, alta tensión ni parques eólicos y vamos a hacer desalinizadoras

Cataluña no tiene ahora mismo la infraestructura suficiente para la potencia que exige una de las dos desalinizadoras que quiere construir. Es otra más de una política energética muy cuestionable

Parece un chiste, pero es más real que un gol anulado al Real Madrid: una de las dos desalinizadoras que se deben construir en Cataluña para paliar la sequía no podría funcionar a día de hoy. Según avanzaba La Vanguardia ayer miércoles, no tendría potencia suficiente para hacer su trabajo, ya que no hay infraestructura energética ahora mismo, ni previsión desde la Generalitat.

Es una historia que les sonará: alguna administración proyecta en Cataluña una nueva obra, hay rechazo ciudadano, la Generalitat se espanta y la propuesta se desvanece. Pasó con el Aeropuerto del Prat, sucede con varias líneas de alta tensión, pasa con algún parque eólico o con parques logísticos. La indefinición como norma, la política hecha en función de lo que se publica en Twitter. Esta desalinizadora está prevista en Blanes, pero depende de una línea de alta tensión que quedó parada tras el rechazo de la Generalitat, tanto con Quim Torra como con Pere Aragonès. 

En 2022, el Gobierno de Pedro Sánchez hizo caso a la petición de Aragonès y paralizó esta infraestructura eléctrica, con el compromiso de utilizar un trazado alternativo. Ni rastro de la nueva propuesta ahora mismo. Se proyectan las infraestructuras, se prometen inversiones y se marcan plazos y después uno se da cuenta de que no hay potencia eléctrica necesaria ni prevista. Así son las cosas.

Red Eléctrica tenía ya previsto construir este ramal, que debería unir Vic y Bescanó. Lo que sucede es que la construcción de este y de la subestación eléctrica no gustaron al territorio -como le gusta esta palabra a la izquierda-, que presentaron alegaciones. Su protesta tuvo resultado: no hay MAT y todos apuntan a la Generalitat de Pere Aragonès, que una vez más no ha hecho los deberes. Ahora, el Govern asegura que va a resolver el asunto, aunque no cuenta aún con una alternativa clara de trazado.

Aigües de Barcelona apuesta por la producción de energía renovable fotovoltaica a sus instalaciones

El rechazo como norma

El caso que destapaba La Vanguardia no es, lamentablemente, un hecho aislado. ERC defiende desde hace tiempo sustituir la energía nuclear, aunque la Unión Europea la considere energía verde. En sus objetivos, marcan la "llena soberanía energética de Cataluña". Del dicho al hecho, un buen trecho. En los últimos años, Cataluña está a la cola en la instalación de renovables y hemos visto como comunidades como Navarra o Aragón nos pasan la mano por la cara. Hasta Ramón Tremosa, diputado de Junts, tiene claro los motivos: "Los catalanes dicen que no a todo muy fácilmente".

Solo la comunidad de Navarra, que es equivalente a la provincia de Lleida, tiene más parques eólicos y placas fotovoltaicas que Cataluña entera. Un ejemplo claro es el rechazo al parque eólico que se quiere construir en la Costa Brava, sin ir más lejos. Y el resultado es que en nuestra comunidad menos del 15% de la energía que generamos es renovable, mientras que en el resto de España es más de la mitad.

No queremos, pues, la energía nuclear ni las líneas de alta tensión, pero más de la mitad de la energía que hacemos viene de centrales nucleares. Desde la Generalitat se asegura que el paradigma ha cambiado y que "Cataluña avanza hacia un modelo energético limpio". De momento, sabemos que la Generalitat incumplió los planes entre 2012 y 2022, con Junts y ERC en el Govern.

Instalaciones de Aigües de Barcelona

El Gobierno de España dio su visto bueno en septiembre de 2023 a un nuevo parque eólico y fotovoltaico que promueve una empresa privada -Forestalia- en Aragón. La novedad es que daría servicio a Cataluña. El proyecto está pendiente del ok a la línea de muy alta tensión, que deberá cruzar Cataluña para evacuar la energía. De momento, las instituciones catalanas -sorpresa- se han mostrado contrarias al proyecto.

Desde Cataluña hay "escepticismo", ya que la línea de tensión debe obtener un aval de biodiversidad de la Generalitat. El Gobierno de España podría aprobarlo igualmente si considera que es una infraestructura estratégica, algo que parece claro si desde Cataluña no se hacen los deberes propios.

El problema es que uno no puede rechazar las líneas de alta tensión, los parques eólicos y la energía nuclear sin tener un plan alternativo. Entiendo que depender de Aragón es confirmar tu mala gestión, pero Cataluña debería entender que uno debe gobernar desde el liderazgo, la unión de lo público y lo privado y la valentía. También en materia energética.