Nervios en el procesismo: las malas previsiones para ERC, Junts y la CUP
Los tres partidos afrontan sus respectivos procesos de renovación con las encuestas en contra
2023 fue un año de inflexión para los partidos procesistas (ERC, Junts y CUP), que fueron castigados en las urnas y vieron emerger nuevas amenazas. 2024 puede ser al año de la confirmación de su declive. Las perspectivas demoscópicas no son muy halagüeñas para estas formaciones, donde empiezan a aflorar los nervios.
Es significativo el mensaje con el que Carles Puigdemont celebró la entrada al nuevo año. “Un año vivido, intenso y difícil, un año para vivir, que tampoco será fácil”, publicó en su perfil de la red social X. En el suyo, Pere Aragonès habló de “grandes retos” y de poner lo mejor de nosotros para que todo sea posible”.
Enfrascados en sus propias crisis internas, ERC, Junts y la CUP afrontan un año decisivo para su refundación. Una renovación necesaria para afrontar los retos electorales, sobre todo las elecciones catalanas de febrero de 2025. Nuevas opciones como Aliança Catalana o la lista cívica podrían acelerar su ocaso político.
ERC, crisis interna y lucha por el poder
Esquerra se enfrenta a la lucha por el poder entre el sector de Oriol Junqueras y el de Pere Aragonès. Además están las bases radicales, que presionan para una vuelta a la vía unilateral. Además de la crisis interna, ERC se enfrenta a las encuestas, que señalan una caída progresiva del apoyo popular.
Pere Aragonès quiere agotar el último año de legislatura para, enrocado en el poder, ganar enteros como candidato a las próximas elecciones. Oriol Junqueras, que parecía asumir su ocaso político, de pronto ve una grieta en la ley de amnistía. Su rehabilitación le hace soñar con un último cuerpo a cuerpo con Carles Puigdemont.
La lucha no es solo orgánica, sino también ideológica. Aragonés es partidario de seguir explorando la unidad independentista, mientras que el pragmatismo de Junqueras acercaría ERC a un gobierno con el PSC. El gran riesgo está en la sangría de militantes y votantes hartos de la deriva del partido bajo el mando de Junqueras y Aragonès.
Junts, cisma y giro a la derecha
Junts per Catalunya también tiene que resolver sus batallas internas si quiere afrontar con garantías los próximos comicios. Puigdemont ha tomado partido por el sector convergente (Jordi Turull i Josep Rull) en su lucha contra el sector de Laura Borràs. El golpe definitivo podrían asestarlo en el Consell Nacional, previsto en los próximos meses.
Puigdemont y Turull preparan un cambio en los estatutos para desplazar a Laura Borràs de la presidencia del partido. El expresident ocuparía el máximo cargo orgánico cuando vuelva del “exilio”. La intención es acabar con la bicefalia del partido y concentrar la toma de decisiones para completar el viraje ideológico.
Junts ha iniciado un giro a la derecha para volver a Convergència y recuperar el espacio del nacionalismo conservador. El partido ya ha dado síntomas de este cambio abriendo la puerta a pactar medidas económicas con el PP y el PNV en el Congreso. También con el giro de posición con la inmigración y la seguridad, para volver a ser el partido del orden en Cataluña.
CUP, el eterno dilema y la supervivencia
La CUP recibió el pasado 23 de julio un serio aviso, al quedarse sin representación en el Congreso de los Diputados. Las encuestas señalan también una pérdida de apoyos en las próximas elecciones catalanas. La crisis ideológica y de liderazgo ha impulsado un proceso de refundación de la izquierda independentista en Cataluña.
Para reconstruir la unidad popular, la izquierda independentista ha puesto en marcha el llamado Procés Garbí. El primer congreso celebrado en Girona evidenció que sigue viva la eterna división entre el sector izquierdista liderado por Endavant y el independentista encabezado por Poble Lliure. ¿Conseguirá la organizarse zafarse por fin de sus dilemas?
El reto de la CUP es volver a ser un instrumento útil para las clases populares en un contexto políticamente adverso. El otro gran problema de la organización es la falta de cuadros para afrontar la necesaria renovación de liderazgos. Su objetivo es cerrar el proceso de refundación en primavera de 2024 para levantar cabeza en las encuestas y afrontar el reto electoral.
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