Las Navidades más amargas de Pedro Sánchez
Por primera vez desde su llegada al poder se respira una sensación de fin de etapa
Un Gobierno en absoluta minoría acorralado por la corrupción, sin el apoyo de sus socios, con los presupuestos prorrogados y los de 2025 en peligro. No hay nadie capaz de revertir esta situación. Ni siquiera Pedro Sánchez, un superviviente de la política acostumbrado a navegar en la dificultad con el "manual de resistencia" como brújula.
Desde luego, no es la primera vez que se encuentra con dificultades que parecen imposibles de superar. Pero hasta ahora parecía disponer siempre de un último golpe maestro. Ahora, por primera vez desde su llegada al poder, se respira una sensación de fin de etapa.
La sombra de la corrupción ha golpeado duramente al PSOE, aunque ese es un escollo podría superar sin dificultades. Le basta con atribuirlo todo a la "máquina del fango", la difamación que tiene que sufrir por haberse erigido en bastión contra la extrema derecha. Los problemas de fondo son otros, sobre todo el agotamiento de lo que se ha venido llamando el "sanchismo".
Pedro Sánchez vive hoy sus Navidades más amargas, con la amenaza de Junts colgando sobre su cabeza. En los próximos días tendrá que decidir si se somete o no a la cuestión de confianza. Elija la opción que elija, tiene todos los números para salir perdiendo.
Fin de ciclo del 'sanchismo'
Más que una doctrina, el "sanchismo" es una estrategia consistente en la alianza del PSOE con la nueva izquierda cristalizada en Podemos. Sánchez supo leer el momento de fin del bipartidismo y la tendencia de los grandes partidos a escorarse hacia los extremos. Como nuevo líder del PSOE acentuó la confrontación con el PP consolidando su alianza con Pablo Iglesias.
El "Gobierno más progresista de la historia" se encontró con dificultades que siempre acabaron bien para Sánchez. Pero los resultados del 23-J le obligaron a fraguar pactos contra-natura que han debilitado la coalición.
Las tensiones ideológicas entre el bloque PNV-Junts y el bloque de la izquierda (Sumar-ERC-Bildu) han acabado bloqueando la misma acción de gobierno.
Las tensiones siempre han existido, por ejemplo con las pensiones, la vivienda o incluso el feminismo. Pero el arbitraje de Sánchez y la propia necesidad de sus socios de gobierno acababan siempre deshaciendo el entuerto.
Esta vez es diferente, porque el Gobierno de coalición es incapaz de sacar adelante las leyes más importantes de la legislatura. Y además se encuentra con la crisis de Sumar, la ruptura entre Sumar y Podemos, y la hostilidad de Podemos contra el PSOE.
El hundimiento de la izquierda y el agotamiento de los equilibrios que hacían posible Frankestein anuncian el fin de ciclo del sanchismo. Por eso a Sánchez ya no lo quedan socios con los que fraguar una mayoría, ya solo se tiene a sí mismo. Y eso le obliga a resistir en el poder a toda costa.
La amenaza de Junts en la mesa de Navidad
Sánchez comerá hoy con la amenaza de Junts encima de la mesa. Acostumbrado a mociones de censura, bloqueos políticos, votaciones límite y hasta una pandemia en contra, esta amenaza es diferente.
Si elige someterse a la cuestión de confianza, corre el riesgo de perder el apoyo de Junts y tener que convocar elecciones anticipadas. Si no la acepta, Junts podría retirarle definitivamente su apoyo de los presupuestos y estaría en las mismas. La única luz de esperanza para Sánchez es que Carles Puigdemont necesita al PSOE para ver aplicada la amnistía.
Y a eso se entregará con cuerpo y alma el presidente socialista, que ya ha dado instrucciones para reunirse con Carles Puigdemont en Bélgida. La foto con Puigdemont era la última bala que estaba dispuesto a gastar. Lo cual demuestra cuán desesperada es ahora mismo su situación.
En su balance de fin de año Pedro Sánchez ha vendido optimismo: "España es hoy un país mejor de lo que era hace seis años, y en 2027 será aún mejor de lo que es hoy", ha dicho. La cuestión es como llegar a 2027, y si llegará.
Tirando de ese optimismo, en el PSOE creen que si superan el escollo de los presupuestos llegarán sin problemas al final de la legislatura. En el PP, en cambio, creen que una vez obtenga la amnistía Puigdemont hará caer a Sánchez. ¿Serán estas las últimas Navidades de Pedro Sánchez en la Moncloa?
Más noticias: