Nadie dimite en ERC pese al desastre electoral
Voces internas piden un relevo del candidato si hay repetición electoral en octubre
Pere Aragonès firmó anoche el peor resultado de ERC en catorce años con la pérdida de trece diputados, a quince de Junts y a veintidós del PSC. En su comparecencia tras conocer los resultados, Aragonès descartó entrar en ningún gobierno y afirmó que “es el momento de asumir responsabilidades”. Sin embargo, de momento no ha dimitido nadie de la cúpula y la decisión podría aplazarse aún unos días más.
Pere Aragonès realizó su comparecencia más dura escoltado por Oriol Junqueras y por sus personas de confianza, como Laura Vilagrà y Sergi Sabrià. El presidente del partido vuelve a ser uno de los señalados por la brutal derrota de los republicanos. No hay que olvidar que ERC viene de la derrota en las municipales y la caída en las generales, y que Junqueras lleva tiempo señalado por su estrategia de la distensión.
La crisis de confianza que arrastra ERC desde hace un año se unió a la división interna del partido, por la pugna entre Aragonès y Junqueras por el control del partido. La derrota de ayer sentencia políticamente a Pere Aragonès, que ahora mismo no parece el más indicado para liderar la reconstrucción del partido desde la oposición. El expresident insinuó ayer que podría dimitir, aunque de momento sigue en su sitio.
La caída de Aragonès podría ser un escudo para Junqueras, aunque su posición también queda muy tocada tras el hundimiento de ERC en Cataluña. Sobre todo porque la derrota da alas al sector crítico que lleva tiempo pidiendo un relevo en la cúpula del partido para recuperar la vía unilateral y resarcir la confianza de los votantes independentistas. Lo más preocupante para Esquerra es que no hay un sucesor claro, y si Aragonès dimite dejará el camino despejado para que Junqueras se afiance en la presidencia.
Junqueras y Rovira quieren liderar la recuperación
Oriol Junqueras y Marta Rovira recuerdan que fueron ellos quienes lideraron el ascenso del partido tras la debacle de 2010, cuando ERC perdió 11 diputados tras los años del tripartito. El panorama de entonces era muy parecido al de ahora, pero Junqueras tomó las riendas del partido para llevarlo once años después (2021) a los mejores resultados del partido y a una presidencia histórica. La diferencia es que Junqueras llega a la derrota de ayer muy desgastado, y señalado por las bases de su propio partido.
Quien sí parece tener los días contados es Pere Aragonès, que anoche, en un último arrebato, intentó insuflar optimismo a los suyos en medio de un ambiente fúnebre. El candidato reivindicó su obra de gobierno y apeló a la larga historia de resistencia de su partido para levantar los ánimos. Pero él mismo es consciente que el resultado de ayer le desacredita, especialmente si hay una repetición electoral.
Si se confirma el bloqueo político y se repiten las elecciones en octubre, lo más probable es que Pere Aragonès dé un paso al lado y favorezca un relevo de candidato. Anoche ya había runrún en las filas del partido, pidiendo la dimisión de Aragonès y la aparición de nuevos liderazgos. Algo que las bases de Esquerra verían bien no solo para recuperar la confianza de los electores sino como inicio del proceso de reconstitución del independentismo.
Quién liderará la regeneración del independentismo
La otra lectura de la noche electoral fue el hundimiento del independentismo, que sufre los peores resultados desde el inicio del procés y queda lejos de la mayoría absoluta. Carles Puigdemont tendió la mano ayer a ERC para reconstruir los puentes de la unidad. En el independentismo hablan de iniciar un proceso de autocrítica y enmienda para recuperar la confianza de los votantes y volver a ser mayoría.
Si bien Carles Puigdemont sale reforzado para liderar la reconstrucción de la unidad desde Junts, la incógnita ahora es saber quien liderará el proceso en ERC. Aragonès, que representaba el sector partidario de la unidad, parece tener los días contados. En cambio quien parece decidido a permanecer en el cargo es Junqueras, representante de la beligerancia con Junts y la estrategia de acercamiento al PSOE.
Quien sale reforzado de todo esto es Carles Puigdemont, que ahora puede poner en marcha su estrategia de reunificar al independentismo bajo su liderazgo. En Junts son optimistas y creen que una repetición electoral podría beneficiar sus aspiraciones de concentrar el voto útil del independentismo. Lo podría hacer además con la amnistía ya aprobada, el retorno a Cataluña y una ERC en reconstrucción.
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