Montaje fotográfico con Xavier García Albiol, Jordi Ballart y Sílvia Orriols con un mapa de Catalunya con los resultados de las elecciones municipales
POLÍTICA

El municipalismo en Cataluña evidencia la crisis de los partidos tradicionales

Las elecciones locales del mes de mayo mostraron cómo el electorado valora crecientemente opciones alejadas de las marcas de los partidos


Más de medio año después de las elecciones municipales, una de las plataformas que logró varias alcaldías en el global de la geografía catalana ha decidido dar un paso más. Se trata de Ara-Pacte Local, la coalición con la que se presentó a los comicios locales el PDeCAT (el extinto partido heredero de Convergència), pequeños partidos de su órbita y la formación municipalista Ara. La marca presentó 181 candidaturas en toda Cataluña, logrando 187 concejales en toda la comunidad.

Después de los primeros meses de existencia y tras la decisión del PDeCAT de disolverse, Ara-Pacte Local ha anunciado esta semana que va a constituirse como partido. Tras nacer como plataforma de coalición, los cargos electos de la marca fundarán un partido “que no esté sometido a las directrices de ninguna gran formación”, en palabras de su portavoz y alcalde de Mollerussa, Marc Solsona.

El municipalismo resurge en la sombra de los grandes partidos

El paso adelante de Ara-Pacte Local rubrica una de las conclusiones que puede sacarse de las elecciones del mes de mayo. Sin que se trate de una revolución, sí puede percibirse una brecha en el magma de los grandes partidos, que ven amenazada su hegemonía municipal. Los últimos comicios locales dieron espacio a candidaturas independientes, de corte municipalista y desligadas de las siglas de los partidos tradicionales.

Primer plano de urna electoral llena de votos

Se trata de candidaturas propias, que no concurrían bajo el paraguas de ningún gran partido. Algunas de ellas sí estaban federadas entre ellas, pero, en todo caso, lo hacían lejos del cobijo de las grandes formaciones. A su vez, algunos candidatos de grandes partidos optaron por la estrategia de ocultar las siglas que realmente representaban, en una estrategia que optaba por acercarse al municipalismo y alejarse de la órbita tradicional de los partidos.

El resultado de estas formaciones —bajo las siglas de Ara-Pacte Local u otras completamente independientes— fue muy reseñable, en algunos casos. La plataforma que agrupaba a independientes y postconvergentes logró, además de 187 concejalías, hasta 13 alcaldías. Entre ellas destaca la de Mollerussa, con el mencionado Marc Solsona al frente, así como otras localidades menores como Almacelles, Aitona o Tivissa.

Cabe destacar también la existencia de otras pequeñas federaciones independientes, algunas con mucha historia, que poseen alcaldías. Es el caso de Independents per la Selva, en Arbúcies o Sant Hilari Sacalm; Tots per l’Empordà, en Torroella de Montgrí; Independents de Catalunya en Cadaqués; o marcas locales en municipios como Alcover, Canet de Mar, Tiana, Argentona o Roda de Berà.

Jordi Ballart en Terrassa: el independiente que arrasa desde 2019

Pero si el municipalismo en Cataluña tiene nombre y apellidos, no cabe duda de que son los de Jordi Ballart i Pastor, el alcalde de Terrassa. Tras Barcelona y L’Hospitalet de Llobregat, Terrassa es la tercera ciudad de Cataluña con más población —más de 224.000 habitantes. Jordi Ballart fue alcalde entre 2012 y 2017 con las siglas del PSC, formación que había ostentado siempre la alcaldía de la ciudad.

Jordi Ballart, alcaldable de Terrassa, dando una rueda de prensa

Un desencuentro con el partido en pleno procés provocó la dimisión de Ballart, que optó por crear una nueva formación de índole exclusivamente municipal. Bajo el nombre de Tot per Terrassa (TxT), Ballart ganó de forma sorprendente las elecciones municipales de 2019. Con el 30% de los votos, obtuvo 10 ediles que le permitieron recuperar la alcaldía de la ciudad.

El pasado mes de mayo, Ballart amplió su victoria hasta los 11 concejales, revalidando mandato. Sus números estratosféricos le han permitido incluso tener representación en la Diputación de Barcelona. Ballart es el máximo exponente de que el municipalismo es capaz de obtener apoyos extraordinarios sin contar con el paraguas de una formación tradicional.

Este 2023 se ha sumado a la ola municipalista uno de los municipios vecinos de Terrassa. Matadepera, con casi 10.000 habitantes y la renta per cápita más elevada de Cataluña, vio como un partido nuevo e independiente, Som-hi, ganaba las elecciones y lograba la alcaldía. El ‘efecto Ballart’ se reproducía en el pueblo colindante.

Hay otros casos en los que las siglas independientes han logrado imponerse con claridad, aunque los pactos les han desproveído de la alcaldía. Es el caso de la localidad tarraconense de Cambrils, de 33.000 habitantes. En el mandato anterior, una moción de censura dio la alcaldía a Oliver Klein, líder de la formación municipalista Nou Moviment Ciutadà (NMC), entonces quinta fuerza política del consistorio.

En 2023, NMC logró un resultado muy sorpresivo: ganó las elecciones, dobló apoyos y obtuvo seis concejales. Paradójicamente, una alianza entre ERC, Junts, el PSC y Comunes le dejó sin continuidad al frente de la alcaldía.

Primer plano de Sílvia Orriols sonriendo

El caso de Aliança Catalana

Un caso de características muy similares es el de Aliança Catalana, la formación que llevó a Silvia Orriols a la alcaldía de Ripoll el pasado mes de junio. El partido, ahora con vocación de ir más allá de la localidad gerundense, era hasta el mes de mayo un partido municipalista. La principal diferencia con otras formaciones es su marcado perfil ideológico; pero, ¿es que los partidos municipalistas no tienen ideología?

Aunque centren su cometido en la mera gestión municipal, cualquier posicionamiento en la toma de decisiones no deja de ser ideología. En Ripoll, Aliança Catalana tuvo la habilidad de interpretar la situación social del municipio, muy marcada por la gestión posterior al atentado de Barcelona y Cambrils. Su lectura y el trabajo de Orriols en la oposición en el mandato anterior le dieron la victoria, con seis ediles, y la alcaldía.

Independientes sin serlo: la estrategia de esconder siglas

Este resurgimiento de los partidos municipalistas no es invisible a ojos de los grandes partidos tradicionales. De hecho, durante la campaña electoral de las pasadas municipales ya vimos estrategias dirigidas a ocultar las siglas y a visibilizar a su candidato y su vocación de ciudad. Hay dos casos políticamente opuestos pero muy evidentes: el de Xavier Trias en Barcelona y el de Xavier García Albiol en Badalona.

Primer plano de Xavier García Albiol con cara seria y alzando el dedo índice de su mano izquierda

En el caso de Trias, su victoria en Barcelona le fue insuficiente para lograr una alcaldía que perdió ‘in extremis’. Su campaña fue un constante alejamiento de Junts per Catalunya, siglas por las que se presentaba. Bajo el nombre de ‘Trias per Barcelona’, su candidatura —incluso más personalista que municipalista— se centró en el candidato y la ciudad.

Las siglas de Junts aparecieron de forma muy vaga en campaña, asemejando la candidatura a la de una formación independiente. Cabe reconocer que obtuvo el éxito deseado pese a no recuperar finalmente la alcaldía de Barcelona.

Quien sí arrasó fue Xavier García Albiol en Badalona, que obtuvo el 56% de los votos y 18 de los 27 ediles del ayuntamiento. Obviamente, Albiol encabezó la candidatura del Partido Popular, si bien las siglas no aparecieron siquiera durante la campaña electoral. Bajo el lema ‘Badalonisme’, Albiol y su equipo centraron la campaña en dos ideas: el candidato y la ciudad.

El acierto fue clamoroso y logró el objetivo deseado: captar voto de absolutamente todo el espectro ideológico. Los colores del resto de formaciones con los que ‘pintó’ sus carteles electorales atrajeron al electorado, que premió su campaña ‘badalonista’, alejada de los discursos de los grandes partidos.

Sin serlo en absoluto, Trias y Albiol optaron por una campaña de corte independiente y municipalista. Unos éxitos —en mayor o menor medida— que corroboran, en la primera y la cuarta ciudad de Cataluña, que el municipalismo, poco a poco, gana terreno a los grandes debates ideológicos de los partidos tradicionales.

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