Imagen detalle de una chaqueta de los Mossos d'Esquadra
POLÍTICA

Más de 300 mossos claman en Lérida contra los mandos y el buenismo: punto de inflexión

La concentración marca un antes y un después en el enfoque de la seguridad pública en Cataluña

Una semana después de la brutal agresión en la Mariola, Lleida, más de 300 policías ha protagonizado una concentración sin precedentes frente a la comisaría de la ciudad. La movilización fue organizada por sindicatos como SAP-Fepol, USPAC y CCOO. Su principal objetivo era reclamar un mayor apoyo de los mandos políticos y operativos tras el ataque sufrido por los agentes.

La histórica manifestación marca un antes y un después en la relación de los policías de base y sus mandos. En el trasfondo está la violencia creciente que sufren los ciudadanos y que se dirige también contra la policía.

Por eso los agentes llevan semanas alertando de la deriva de la seguridad en Cataluña. Señalan a sus mandos. Pero también al buenismo político que blanquea la delincuencia e incluso alenta, por acción o por omisión, la violencia contra la policía. 

Lo que más ha dolido a los agentes

La gota que ha colmado el vaso fue la agresión a seis agentes en el barrio de La Mariola, en Lérida. El incidente tuvo lugar cuando los policías intentaban controlar una pelea entre dos familias en el mencionado barrio. Durante su intervención, los agentes fueron atacados con palos y piedras por una multitud, que pertenecía a la comunidad gitana de la zona.

Como resultado de la agresión, cuatro agentes fueron ingresados en el hospital. Uno de ellos sufrió una herida en la cabeza que requirió varios puntos de sutura y dos noches de observación médica. La gravedad del ataque despertó una amplia preocupación por la integridad física de los miembros de la policía.

Sin embargo, lo que más enfureció a los agentes no fue tanto el ataque en sí, sino las declaraciones realizadas por el inspector jefe de la comisaría de Lleida, Xavier Ribelles. Este, al referirse a la agresión, restó importancia al incidente al calificarlo como un "hecho puntual" que "forma parte del trabajo" de los policías.

Sus palabras generaron una fuerte indignación entre los agentes, que consideraron que su actitud minimizaba la gravedad de lo ocurrido.

Contra mandos y políticos

La falta de apoyo institucional, tanto por parte de los mandos políticos como de los superiores operativos, fue otro de los motivos de la concentración.

El comisario jefe de la región, Josep Codina, se manifestó en los medios asegurando que el ataque era inaceptable. Pero la ausencia del director general de la Policía, Josep Lluís Trapero, y la negativa de la Prefectura a destituir a Ribelles, agravaron la sensación de abandono entre los Mossos.

Los agentes pidieron ayer la destitución de Ribelles, quien hasta el momento sigue ocupando su puesto a pesar de la controversia generada por sus declaraciones. Aunque algunos responsables de la policía se unieron al clamor de los agentes, la dirección política, encabezada por Trapero, ha sido muy críticada por su falta de implicación en la crisis.

Además, la situación se ha visto exacerbada por la falta de avances en la investigación del ataque. A pesar de que se han identificado a varios de los agresores, aún no se ha producido ninguna detención.

Los Mossos están trabajando en la identificación de los responsables, quienes, una vez arrestados, serán investigados por un posible delito de tentativa de homicidio.

Josep-Lluís Trapero, el gran señalado

Este ataque en Lleida es solo uno de los últimos episodios de una creciente conflictividad en varios barrios de Catalunya. Las agresiones a agentes de policía se han incrementado significativamente en los últimos años.

Según datos oficiales, las agresiones a los Mossos alcanzaron cifras récord el año pasado. Este mismo fin de semana, otro detenido mordió a dos agentes en Cerdanyola del Vallès, causando graves lesiones a uno de ellos.

El hecho de que Codina no haya tomado medidas más contundentes ha generado gran malestar entre los agentes. A pesar de que participó en un acto de la policía y condenó los hechos públicamente, muchos consideran que su postura no ha sido suficiente para respaldar a los agentes afectados.

Un hombre con uniforme de policía en una conferencia de prensa frente a un fondo azul con el texto

El descontento también se extendió a la figura del presidente de la Generalitat, Salvador Illa. Durante la celebración de las Esquadras en Barcelona, aseguró que no se abandonaría ningún barrio. Pero hasta la fecha no ha tomado acciones concretas para evitar que situaciones como la vivida en Lleida se repitan.

Los Mossos denuncian que la falta de compromiso de los responsables políticos y la creciente violencia en las calles de Catalunya están poniendo en peligro la seguridad de los agentes y de los ciudadanos.

Para calmar los ánimos y que la protesta de los sindicatos se hiciera aún más grande, la Prefectura convocó una reunión con los representantes sindicales. Durante el encuentro, los responsables de la policía reconocieron la gravedad de la situación y acordaron aumentar los recursos para reforzar la seguridad en los barrios más conflictivos. Sin embargo, algunos sindicatos, como USPAC y CCOO, criticaron la falta de implicación de Trapero, quien no asistió a la reunión ni se desplazó a Lleida durante toda la crisis.

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