Plano medio de Miquel Iceta sentado y hablando en una rueda de prensa del Gobierno
POLÍTICA

Miquel Iceta, 40 años viviendo de la política

El histórico dirigente del PSC recibe ahora un cargo internacional lleno de privilegios tras cuarenta años en política.


Miquel Iceta se va a París. El Consejo de Ministros le va a nombrar embajador de España ante la UNESCO, cuya sede está en la capital francesa. Así, y hasta la siguiente novedad, este será el último cargo que lleve Iceta en una trayectoria política de 40 años.

De tener el COU a vivir en París

El exministro (y "ex" otras muchas cosas) es uno de esos políticos de partido: juego corto y fundamentales para hacer funcionar la maquinaria. Por lo demás, no ha sido un político de ideas y estrategia o, como se suele decir hoy, de “largo plazo”. Ha estado en el aparato profundo de un partido como el PSC y esto, en democracias de partidos como la nuestra, es más que suficiente.

Por lo demás, Iceta tiene el COU. Empezó la carrera de económicas, pero la abandonó para afiliarse al extinto PSP para, un año después, hacer lo propio en el PSC. A partir de aquí, una cosa llevó a la otra y, ahora, con su COU en el brazo y 40 años de moquetas, a París a ser embajador ante la UNESCO.

Cama caliente

Se ha dado la casualidad de que Iceta va a París a sustituir a la misma persona a la que sustituyó en el Ministerio de Cultura: José Manuel Rodríguez Uribes. Y gracias a un correo electrónico que hace poco circulaba por el Ministerio de Exteriores podemos saber las golosas condiciones que ofrece este cargo. El correo lo escribió el segundo de la embajada ante la UNESCO, el diplomático Íñigo Ramírez de Haro, para denunciar la situación.

Gastos de representación, una vivienda en la Avenida Marceau, cocinero, mayordomo, limpieza y chófer. Y si, como su predecesor, Iceta no habla idiomas, se dará la misma situación que denunciaba el diplomático: no poder desenvolverse en la UNESCO.

Con este historial, habrá que ver si Iceta mejora el cargo y trabaja por aquello que dijo en su toma de posesión como ministro. Que España era una ‘gran potencia cultural’ y que estaba preparada para ser una ‘gran potencia cultural’. 

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