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POLÍTICA

Las imágenes definitivas que muestran en qué se ha convertido Barcelona

Un pasajero ha captado a una multitud de manteros hacinados en el andén de una estación de metro

Barcelona, la ciudad que un día fue admirada como modelo de progreso en todo el mundo, es ahora un pozo sin fondo de incivismo e inseguridad. El metro es un fiel reflejo de esta imparable degradación, que lleva años produciéndose con la complicidad de las autoridades y los partidos en el gobierno. Los pasajeros son los que sufren diariamente esta sensación de inseguridad, como ha quedado plasmado en las imágenes tomadas por uno de ellos.

El vídeo muestra a dos pasajeras del metro caminando entre una multitud de manteros hacinados en el andén de la L1 en Hospital de Bellvitge, en L’Hospitalet. La Línea 1 es una de las más conflictivas del metro de Barcelona, ya que junto a la L3 encabeza el ránking de robos y agresiones. El consumo de drogas en los vagones y las variopintas muestras de incivismo acaban de redondear la lamentable situación que padecen estas líneas.

“No es el metro de Londres, ni el de París, es el metro de Barcelona”, reza la publicación en Twitter, “nuestras ciudades convertidas en guetos tercermundistas”. La ciudad condal ha sido clasificada recientemente como una de las capitales más peligrosas de Europa, donde los robos y las reyertas están a la orden del día. Los partidos en el gobierno de Cataluña y Barcelona, como el PSC y ERC, pero también Junts, la CUP y los Comunes, son acusados de haber desencadenado esta situación.

El plan de Collboni no despega

Ada Colau es la gran señalada por esta situación, pero hace un año Jaume Collboni (PSC) llegó a la alcaldía con la promesa de frenar la degradación de la ciudad. Incluso impulsó un plan de choque, el Pla Endreça, centrado en la seguridad y la limpieza. Meses después, los resultados no aparecen y las denuncias vecinales se multiplican por el ruido, las peleas, la suciedad y el consumo de drogas en la vía pública y a plena luz del día.

El transporte público es un foco principal de delincuencia, ya que según las estadísticas los robos y las agresiones se han disparado un 45%. Ante la falta de seguridad, son los propios ciudadanos quienes se organizan para frenar a los delincuentes, sobre todo carteristas. La policía y los vigilantes de seguridad están desbordados, y hay zonas en las que Barcelona parece ya una ciudad sin ley con impunidad para los maleantes.

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