La hora de Marine Le Pen
Una mayoría de los franceses la ve como nueva presidenta
Mientras Francia ardía de nuevo en una guerra civil hace unas semanas, Marine Le Pen guardaba un riguroso silencio. Sabía que no le hacía falta decir nada. El caos en el que vive sumido el país desde hace tiempo convierte a su partido en la alternativa de los franceses frente a los desmanes de Macron.
Según una reciente encuesta del IFOP, Le Pen sería la gran favorita si hoy hubiera elecciones presidenciales en Francia. La líder conservadora sería de largo la más votada en la primera vuelta, con un 31%. Y barrería a Macron en la segunda vuelta con un 55%.
Además, su partido Agrupación Nacional estaría en disposición de ampliar su número de diputados en el parlamento. Confirmaría así su línea ascendente con el gran salto que dio en las últimas elecciones, cuando pasó de 8 a 89 escaños. Parece claro que en Francia el miedo a la “extrema derecha” ya no funciona.
Le Pen, un ascenso lento pero firme
El auge del conservadurismo en Francia ha sido lento y progresivo, en paralelo a la degradación del propio país. Durante muchos años, el precedente Frente Nacional se vio condenado al aislamiento por su identificación con el fascismo francés. Los resultados históricos de 2002 cambiaron para siempre la tendencia.
Aquel año el Frente Nacional se convirtió en tercera fuerza en el parlamento, y Jean-Marie Le Pen hizo historia al pasar a la segunda vuelta de las presidenciales por delante del socialista Lionel Jospin. El FN, con una base ya consolidada, fue extendiendo su influencia a medida que los partidos tradicionales se desintegraban por las sucesivas crisis del país.
En 2011, Marine Le Pen tomó las riendas del partido y encabezó su conversión en Agrupación Nacional. Si 2002 fue una fecha histórica para el Frente Nacional, 2022 lo fue para Agrupación Nacional.
En abril del año pasado, Marine Le Pen conquistó el mejor resultado de la derecha identitaria en la historia de Francia. Aunque no le sirvió para ganar a Macron en segunda vuelta, consiguió el apoyo de más de 13 millones de franceses, un tercio del país. Dos meses después, su partido logró otro resultado histórico impidiendo la mayoría absoluta de Emmanuel Macron.
El ocaso de Macron
El movimiento ciudadano En Marcha de Emmanuel Macron se alimentó de la desintegración de los partidos tradicionales. Ni Sarkozy, en la derecha, ni Hollande, en la izquierda, fueron capaces de aportar soluciones a la crisis económica de 2008. Pero las tensiones sociales han acabado por condenar también a este nuevo proyecto.
La pérdida de la mayoría absoluta fue un primer aviso para Macron, que sin embargo ha seguido gobernando con arrogancia. La gota que ha colmado el vaso ha sido la reforma de las pensiones, aprobada con un decretazo y a espaldas de los sindicatos.
Las huelgas de los chalecos amarillos desató una oleada de violencia que no hizo más que incrementar la crisis endémica y el hartazgo de los franceses. Con las calles ya calientes vino el estallido de los inmigrantes de los suburbios. Una nueva crisis que evidencia el agotamiento frente a las políticas permisivas con el fenómeno migratorio.
A las puertas del Elíseo
El éxito de Le Pen se basa, sobre todo, en su oposición a la Agenda 2030 y la amenaza del globalismo impuesto desde Bruselas. El reto migratorio juega aquí un papel esencial. Los franceses ven a su partido como el único capaz de hacer frente a la inseguridad y los problemas de convivencia que arrastran desde hace tiempo.
En Francia se ha instalado la idea de que la inmigración, sobre todo de origen árabe y africano, es ya un serio desafío para la supervivencia del propio pueblo francés. Una idea que converge con la sensación de que Macron no es más que un lacayo de los poderes europeos. Ante esto, prima la necesidad de una solución nacional al problema migratorio.
“Me gustaría dirigirles la misma pregunta que se hacen todos los franceses”, dijo Le Pen en sede parlamentaria: “¿Qué han hecho de Francia ustedes, dejando prosperar la ignorancia de nuestra cultura, la hostilidad hacia la autoridad legal y el odio hacia nuestro pueblo? ¿Qué han hecho para transformar nuestro país en un infierno donde arde el patrimonio público?”
Además, en los últimos tiempos Le Pen se ha esforzado por dar a su partido una imagen de seriedad y capacidad de gestión. Sus diputados visten corbata y evitan los exabruptos y las salidas de tono. Esto ha sido definitivo para que los franceses vean ya a Marine Le Pen como la candidata más preparada para tomar las riendas del Elíseo.
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