El lento declive de los municipios por la independencia
El hasta ahora presidente de la AMI, Jordi Gasení, pierde la alcaldía de la Ametlla de Mar y se va al Senado
Durante los momentos álgidos del proceso fueron las tres marías: la Asamblea Nacional Catalana, Òmnium y el AMI, la Asociación de Municipios para la Independencia. Eran la 'sociedad civil', los recibían en Palau -Mas lo hizo solemnemente después de la Diada del 2012- y estaban todo el día en TV3.
La ANC sufre ahora un problema de liderazgo y tensiones internas desde la llegada de Dolors Feliu con teniones y problemas internos, Òmnium parece que se conforma con la amnistía y la AMI ha entrado en franca declive.
La entidad tenía mucha fuerza municipal, pero lo cierto es que la mayoría de municipios adheridos eran pequeños. Como Aiguamúrcia (Alt Camp), de 900 habitantes, el primero que aparece en la lista de su web. La aspiración de que Barcelona fuera miembro fue siempre uno de los objetivos no logrados tanto de ERC como de Junts.
La AMI presumía, sin embargo, de su implantación en comarcas del interior. Como las de Osona o el Ripollès, con el 100% de los ayuntamientos. Aunque nunca tuvo ninguna presencia en el Barcelonès, el Baix Llobregat o el Vallès Occidental. Tampoco en la Vall d'Aran. Las dos Cataluñas.
El momento de gloria de la asociación fue durante los primeros años del proceso y tras las consultas municipales por la independencia. Fundada en el 2011, el primer presidente fue Marià Vila d'Abadal, alcalde de Vic, aunque venía de Unió.
Enfrentado a Josep Antoni Duran Lleida, incluso le disputó el liderazgo en el congreso de Sitges (2012). Alcanzó un 20% de los votos. El pasado domingo le entrevistaban en La Vanguardia como presidente de la certificación forestal -un programa de medio ambiente- y ya no había ninguna pregunta sobre el proceso.
La asamblea constituyente tuvo lugar precisamente en la capital de Osona el 14 de diciembre de 2011. En su informe de gestión el 7 de julio en Girona, Vila d'Abadal decía “nuestro objetivo, la independencia de Catalunya, cada vez está más cerca”.
Desde entonces han pasado casi doce años. Entre los miembros de aquella primera comisión ejecutiva había gente que después ha hecho carrera como Laura Vilagrà, entonces alcaldesa de Santpedor y ahora consejera de Presidencia. U otros que ya se les han acabado, como Ferran Bel, exalcalde de Tortsa y diputado del PEDCAT en el Congreso en la anterior legislatura.
Tras Vila d'Abadal (2011-2015), le tocó el turno a Carles Puigdemont entre julio de 2015 y enero de 2016, lo que le permitió llegar posterior a la presidencia de la Generalitat.
Es sabido que la primera opción de Mas para sustituirle era la consejera de Presidencia y portavoz, Neus Munté, pero esta se echó atrás.
Mas pensó entonces en Pugidemont porque tendría el apoyo de la 'sociedad civil' -al fin y al cabo era presidente del AMI- y sobre todo de la CUP, cuyos votos eran necesarios. Fue el auge de la entidad.
Después fue sustituido provisionalmente por Josep Andreu, alcalde de Montblanc (7.300 habitantes), entonces en Esquerra hasta que el 8 de abril, fue elegida nueva presidenta Neus Lloveras, alcaldesa de Vilanova y la Geltrú (66.000 habitantes). Permaneció en el cargo entre 2016 y 2018.
En febrero de ese año Lloveras dimitió y el 15 de marzo la sustituyó Josep Maria Cervera, alcalde de El Port de la Selva (980 habitantes en invierno).
El último presidente ha sido el alcalde la Ametlla de Mar, Jordi Gaseni (2021-2023), pero acaba de perder la alcaldía frente a Eva del Amo (Juntos). Gasení ha sido recolocado en el Senado y fue escogido en las últimas elecciones generales.
Sin embargo, la pérdida de la alcaldía deja a la AMI tocada. De hecho, una de las últimas iniciativas de la entidad es una exposición sobre sus últimos diez años de historia: una mirada al pasado y a los objetivos no conseguidos.
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