Marine Le Pen, disparada en las encuestas de las elecciones europeas

Las elecciones europeas del próximo mes de junio marcarán el futuro inmediato de Europa en cuestiones como la inmigración y la seguridad. En Francia, el partido de Marine Le Pen, Agrupación Nacional, sigue disparada en las encuestas. Los identitarios alcanzan el 30% en intención de voto, a mucha distancia del segundo, el partido de Emmanuel Macron, que pierde fuelle y cae hasta el 16,5%.

Además de ser unas elecciones importantes para la reconfiguración política en europea, también tienen su importancia para la carrera de Marine Le Pen hacia el Elíseo. Macron atraviesa una crisis de confianza que coincide con el auge de la nueva derecha, que ya marca la agenda política en Francia. Las presidenciales, previstas para dentro de dos años, se presentan como un plebiscito entre dos modelos muy claros.

Macron representa la élite europea, acechada por la crisis económica, el fracaso de la estrategia bélica en Ucrania, el colapso migratorio y el aumento de la inseguridad. Los franceses apuesta cada vez más por el proyecto nacionalista de Le Pen, que propone arrebatar el poder a las élites europeas para proteger la identidad nacional. Francia se podría sumar así a la revolución conservadora europea que ya se extiende por varios países con gobiernos euroescépticos y antiinmigración.

La inmigración, una cuestión prioritaria

La inmigración se ha convertido en un tema fundamental de la política francesa, hasta el punto de que el gobierno de Macron ha dado un giro conservador para contrarrestar el auge de Le Pen. Agrupación Nacional consiguió influir en el endurecimiento de la ley de inmigración aprobada recientemente. Sin embargo, Le Pen lo ve como insuficiente y quiere dar nuevos pasos para proteger las fronteras y poner coto a la inmigración ilegal. 

El otro campo de batalla de los lepenistas es la impugnación a la Agenda 2030, con temas como el Pacto Verde y la transición ecológica. Esto enfrenta dos modelos opuestos sobre lo que tiene que ser la Unión Europa. Para Macron es una federación cuyo poder está en el centro, ostentado por las élites, mientras que Le Pen defende la descentralización para devolver la soberanía a los estados y aplicar políticas al servicio de los ciudadanos.

Los sondeos han desatado los nervios en el partido de Macron, que está intentando poner la guerra de Ucrania en el centro del debate. Sin embargo, sus intentos de apelar a la solidaridad con Ucrania y de caracterizar al partido de Le Pen como pro-Putin no están funcionando. Francia está liderando un llamamiento a la carrera armamentística y a la economía de guerra, que genera rechazo entre los franceses, quienes lo ven como un intento de camuflar la recesión económica y el fracaso de la estrategia de las élites europeas en la guerra de Ucrania.

El factor Bardella

El auge de la Agrupación Nacional en Francia tiene un nombro propio y es el de Jordan Bardella, el joven político que con 28 años representa la renovación de la derecha francesa. Él está llevando el peso de la campaña electoral para europeas, dando así un respiro a una figura más agotada como es la de Marine Le Pen. En un futuro ven a Marine Le Pen como presidenta, y a Jordan Bardella como primer ministro de Francia.

Jordan Bardella creció en el suburbio parisino de Saint-Denis, en un complejo de viviendas sociales y al cuidado de una madre soltera. Sin formación universitaria, su perfil responde al de los jóvenes de clase humilde que reaccionan ante la miseria a la que les condena el sistema imperante. De esta forma puede competir a la vez contra el proyecto elitista de Macron y también contra la izquierda y los comunistas.

Bardella es además la proclamación del triunfo de un nuevo perfil de político en Francia, alejado de los privilegios de la clase política tradicional en la que también se incluye Le Pen. Además, Bardella creció en un barrio lleno de inmigrantes y puede presumir de conocer de primera mano los peligros de al inmigración descontrolada. El joven se está ganando a los franceses con una buena oratoria y un discurso gaullista que reclama el retorno al Estado, la soberanía y el orgullo francés.