El mapa sobre robos en Cataluña que deja en evidencia a Joan Ignasi Elena

Durante el primer trimestre del año, España ha registrado más de 15.000 robos con violencia, distribuidos de manera alarmante por diversas provincias. Sin embargo, es Barcelona la que resalta tristemente al encabezar esta lista con 908 robos por cada millón de habitantes. Esta cifra la coloca muy por delante de otras provincias, como Madrid (419) o Valencia (347), que también presentan índices preocupantes.

Este dato pone en una posición incómoda al Conseller de Interior de Cataluña, Joan Ignasi Elena, ya que su gestión queda cuestionada frente a estos números alarmantes. Mientras que otras provincias como Sevilla (331) y Murcia (321) muestran cifras elevadas, ninguna se acerca a la situación de Barcelona. Esta triplica la media nacional y deja una sombra sobre la seguridad en la región.

Es imprescindible destacar que Barcelona no solo lidera el deshonroso ranking, sino que también Gerona muestra un preocupante segundo lugar con 361 robos por millón de habitantes. Tarragona también está en una posición crítica, con 344 robos por millón de habitantes. Está claro que el litoral catalán está azotado por los robos con violencia. 

Esta situación es alarmante, considerando que tres de las provincias catalanas se encuentran entre las cinco con mayores tasas de robos violentos en todo el país. La falta de estrategias efectivas y la ausencia de resultados positivos en la lucha contra la delincuencia en estas áreas reflejan una gestión deficiente por parte del Conseller Elena.

Para más inri, el Conseller tiene la mala costumbre de achacar la inseguridad en Cataluña a una supuesta "percepción" de inseguridad. Según Elena esta percepción está relacionada con el incivismo.

La comparación con otras provincias españolas es inevitable y desfavorable para Cataluña. Provincias como Lugo (32.5), Palencia (29.7) y Soria (36.6) mantienen cifras considerablemente bajas.

En cambio Barcelona destaca negativamente, no solo por ser la peor en esta categoría, sino por marcar una diferencia abismal con el resto de España. Este contraste resalta aún más la incapacidad de la administración catalana para gestionar y reducir los índices de criminalidad de manera eficaz.

En algunas ciudades de Cataluña la seguridad fue uno de los principales temas electorales, mostrando la preocupación de la ciudadanía por esta cuestión.