David Madí frente a un fondo amarillo con el logotipo de la CUP.
POLÍTICA

La mano derecha de Artur Mas pasa cuentas con la CUP: ‘secta política’

David Madí considera que la CUP fue uno de los elementos más corrosivos del ‘procés’ catalán

Los ejercicios de realismo no suelen ser habituales dentro de la élite política catalana.  Incluso los propios votantes nacionalistas acusan a las clases dirigentes de no haber estado a la altura de un proceso de independencia. Lo que no es tan habitual es que estas críticas vengan desde un miembro de la élite.

Hace alrededor de un mes, el que fue mano derecha de Artur Mas, David Madí, publicó un libro que ha dado mucho de que hablar (Merèix la Victòria, editorial Columna). Y no solo por las anécdotas que narra uno de los máximos fontaneros del procés, sino también por el crudo realismo que pone sobre la mesa.

De hecho, si Madí le tiene que reprochar algo al procés es su falta de madurez. En algunas de las entrevistas que dio para promocionar el libro soltó frases muy contundentes. Acusó al catalanismo, por ejemplo, de protagonizar “drama queens” o de tener una actitud “ingenua e infantil”.

David Madí sale de un juicio en el Juzgado de lo Penal Número 23 de la Ciutat de la Justicia, a 27 de julio de 2022, en Barcelona, Cataluña (España)

Esto llevó a Madí a explicarle a los suyos que España tiene una “cultura de poder admirable” y que el único lenguaje que entiende es el de la fuerza. Es decir, que el procés tuvo siempre enfrente un Estado que se iba a defender para garantizar su supervivencia a cualquier precio.

De entre todos los actores que incluye este retrato de ingenuidades que hace Madí, la CUP sale muy mal parada.

El desprecio de Madí a la CUP

En última instancia, Madí considera que la CUP es un partido inútil para armar un proyecto político que exija unidad.

Su tesis es que la idiosincracia de la CUP (conseguir la revolución a través de la desestabilización) es incompatible con un proyecto unitario como la independencia.

En varias entrevistas, calificó a la CUP de ser el partido más corrosivo y el que más hizo para desestabilizar el procés desde dentro. Por el resto, Madí no ahorra calificativos contra la formación anticapitalista.

Carles Riera de la CUP interviniendo en el Parlament con otros diputados de la CUP por detrás mostrando una bandera estelada y otra de Palestina

Califica a la CUP, por ejemplo, de “una secta política encallada a medio camino entre una versión cutre del comunismo y un club de cannabis”. Cuenta también que se creó un comité de enlace para trabajar con la CUP y que estaba formado por “los que tenían más estómago para aguantarlos”.

Todo ello al margen de que, como se destapó después, la CUP era “una organización infiltrada por el CNI por los cuatro costados”.

Su conclusión no es menos ácida: “si fuera por ellos convertirían Cataluña en una especie de Corea del Norte en versión perroflauta”.

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