Imagen del hemiciclo del Parlament de Catalunya vacío fotografiado desde el puesto de la presidencia de la Mesa
POLÍTICA

La legislatura en la que se intentará silenciar a 400.000 catalanes

Con la investidura de Illa, la legislatura se podrá desarrollar con una aparente normalidad que en realidad no será tal

Salvador Illa consiguió ser investido president de la Generalitat gracias a los votos de ERC y los Comuns. Con su investidura, se esfumaba la posibilidad de que hubiera repetición electoral. De este modo, la legislatura se desarrollará con normalidad. Pero, ¿será tal esta normalidad?

Por segunda legislatura consecutiva, los vetos y cordones sanitarios serán uno de los grandes protagonistas. El PSC, Junts, ERC, los Comuns y la CUP firmaron hace unas semanas un pacto para “aislar” a Vox y a Aliança Catalana. Es decir, para intentar silenciar dos formaciones políticas que, tras los resultados de las elecciones del 12 de mayo, representan a casi 400.000 ciudadanos. 

Salvador Illa hablando en el podio del Parlament de Catalunya frente a los otros diputados

Vox consiguió 11 diputados en el Parlament gracias a los 251.096 votos obtenidos en las últimas elecciones. Por su parte, 119.149 catalanes dieron su confianza en Aliança Catalana, que irrumpió en la cámara con dos escaños. Entre las dos formaciones representan a 370.245 ciudadanos de Cataluña. Sin embargo, el pacto entre el PSC, Junts, ERC, los Comuns y la CUP (el PP fue el único partido político que no lo firmó) buscará silenciarlos en los próximos cuatro años.

¿Qué implica el cordón sanitario contra Vox y Aliança Catalana?

Los cinco partidos que firmaron el acuerdo para “aislar” a Vox y a Aliança Catalana se comprometieron a tomar varias medidas para marginar a estas dos formaciones.

El PSC, Junts, ERC, los Comuns y la CUP se han propuesto que no prosperen las iniciativas que presenten los partidos de Ignacio Garriga y Sílvia Orriols. También mostrarán su rechazo a cualquier candidatura de Vox y Aliança Catalana para ocupar puestos de relevancia en órganos de gobierno del Parlament como comisiones y grupos de trabajo. Además, tampoco se les convocará en las reuniones de trabajo entre los grupos parlamentarios. Un último punto es el de comprometerse a actuar para “impedir discursos de odio que criminalicen la inmigración”.

Ignacio Garriga hablando en un micrófono.

Para que se cumpla este acuerdo, las formaciones implicadas han hecho aquello tan catalán de crear una “comisión de seguimiento”. Otra cosa quizás no, pero crear chiringuitos es ya marca de la casa en Cataluña.

Forman parte de esta “comisión de seguimiento” representantes de los partidos firmantes, como la diputada musulmana de ERC que luce velo islámico en el Parlament, Najat Driouech, o representantes de la “sociedad civil” como la periodista de Nació Digital, Carme Rocamora, o la activista Míriam Hatibi, que fue portavoz de la Fundación Ibn Battuta, una asociación que denunció hace poco a Sílvia Orriols por delito de odio. Todo queda en casa.

De este modo, el PSC, Junts, ERC, los Comuns y la CUP apuestan por un nuevo cordón sanitario. Una estrategia política de la que siempre se ha puesto en duda su utilidad. Una prueba de ello es que, en esta segunda legislatura, han tenido que ampliarla a más diputados. Y otras pruebas que evidencian su poca utilidad son los precedentes de Badalona o Ripoll. En estas dos localidades hicieron cordones sanitarios a Xavier García Albiol y a Sílvia Orriols en el anterior mandato y ahora los dos gobiernan cómodamente en sus respectivos municipios.

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