Joel Díaz habla frente a un micrófono en un estudio de grabación.
POLÍTICA

Las redes estallan ante el último ejemplo de hipocresía 'woke' de Joel Díaz

El famoso humorista explica por qué en algunos centros ‘hay un ritmo educativo lento’

Joel Díaz es una figura muy mediática en Cataluña. Humorista y comunicador, Díaz es conocido por presentar el podcast de La Sotana, aunque también por sus polémicas. Cercano a la CUP, Díaz ha protagonizado polémicas bastante agrias, como la de hace unas semanas, cuando hizo un chiste sobre uno de los hijos de Sílvia Orriols.

Ahora, el humorista ha vuelto a hacerse viral por sus palabras en el programa El Llindar, de Catalunya Ràdio. Preguntado por sus orígenes, Díaz explica que él y su hermano fueron a una escuela concertada de Barcelona porque esa era la “apuesta” que habían decidido sus padres. Seguidamente, el periodista le pregunta si él haría lo mismo si tuviera hijos, “no lo sé”, responde él.

Dos personas con auriculares están en un estudio de grabación, una de ellas sostiene una botella y ambos parecen estar conversando frente a micrófonos.

A partir de aquí, Díaz explica lo que cualquier ciudadano corriente de Cataluña vive y conoce: que algunos centros educativos son muy complicados. Y el motivo es tan simple y bien conocido como que muchos centros tienen problemas para absorber la variedad de etnias y culturas. “Hay un ritmo educativo lento”, dice Díaz sobre esta clase de escuelas e institutos, “y los profesores no dan abasto”.

Y Díaz también remarca la evidencia de que hay institutos de “barrios guais de Barcelona” que “están de puta madre”. Es decir, barrios ricos en los que la inmigración no se puede permitir vivir y, por lo tanto, llevar a sus hijos a esos institutos. “Yo creo que la educación la marca más el alumnado y las familias que no la escuela o el currículum”, concluye:

Un secreto a voces

Ha quedado claro que el debate sobre educación e inmigración ha estallado, aunque se trataba de un debate que tanto las élites como las clases populares ya tenían en cuenta. Al final, resultaba evidente que la pluralidad cultural de muchos centros educativos plantea problemas de gestión. Y también resultaba evidente que los que asumían los efectos negativos de este desorden migratorio eran los mismos de siempre: las clases populares.

Incluso el anterior Govern de ERC hizo referencias explícitas a esta situación, sin perjuicio de que después cambiaran de opinión. Todos recordarán, por ejemplo, cuando el Departamento de Educación dijo que los resultados de PISA obedecían al alto nivel de alumnos nouvinguts. De la misma manera, la exconsejera Simó dijo que los pésimos resultados en catalán se debían a una nueva “realidad sociolingüística”.

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