Imagen de espaldas del medio cuerpo inferior de una enfermera empujando una camilla

POLÍTICA

Las agresiones a enfermeras en Cataluña: el drama que casi nadie quiere abordar

Una de las víctimas ha querido dar su testimonio a E-Notícies: 'La dirección del centro me ha dado la espalda'

En las últimas semanas, se ha hablado mucho sobre la situación que viven los trabajadores de las cárceles catalanas. El asesinato de Núria, la cocinera de Mas d’Enric, por parte de un recluso, ha puesto sobre la mesa el calvario que viven funcionarios de los centros penitenciarios catalanes. 

Sin embargo, no son los únicos trabajadores públicos que se juegan su salud a la hora de ir a trabajar. Un drama que casi nadie quiere abordar es el de los trabajadores sanitarios, que han visto aumentados los casos de agresiones en el último año. Especialmente, destacan los casos de agresiones a enfermeras.

En hospitales como el Arnau de Vilanova de Lérida, las agresiones han aumentado un 29% en el último año. Y eso que el mismo centro médico admite que hay infradenuncias porque no se notifican todas las agresiones. En Bellvitge también han aumentado casi un 7% respecto al año 2022, con un total de 148 agresiones verbales y 41 de físicas.

Precisamente en este último hospital destaca un caso, el de una enfermera que, según cuenta CSIF, “sufrió una agresión por parte de un compañero”, trabajador de una empresa subcontratada. 

“A pesar de que hay una orden de alejamiento hacia la víctima, se le está permitiendo entrar al centro hospitalario y, en cambio, a la víctima se le recomienda abandonar su puesto de trabajo, donde hace más de una década que trabaja”, denuncia el sindicato. Incluso le han recomendado “que se vaya a trabajar a otro país”, explican.

'Llevo seis meses de terapia psicológica y me siento desprotegida'

En E-Notícies nos hemos puesto en contacto con la víctima de este caso que afecta al Hospital de Bellvitge. Raquel, que es un nombre ficticio porque quiere preservar su intimidad, ha querido contar a este periódico su caso, que califica como “traumático”. 

Ella es auxiliar de enfermería en este centro. “Llevo seis meses de terapia psicológica”. Hace siete, denunció a este compañero por agresiones en su puesto de trabajo.

El caso se encuentra ahora mismo en los juzgados, aunque Función Pública cerró un expediente admitiendo que se trataba de un claro caso de acoso. Sin embargo, ella se ha sentido “sola, desprotegida y sin apoyos”. Y señala directamente a la dirección del centro público en el que trabaja y también del departamento de recursos humanos.


 

“Me llegaron a tachar de mentirosa”, explica. “Pedí que me recolocaran a una área en la que no estuviera tan expuesta al público, pero pasaron de mí. Recibí varias agresiones y me han dado la espalda”, relata. Por la mala gestión de la dirección del centro, ha tenido incluso que cambiar de rutinas. E incluso ahora mismo está de baja. 

Raquel no puede esconder el calvario que está pasando. Tanto por la agresión en sí como por la reacción de la dirección de Bellvitge. Denuncia que se encuentra desamparada por la dirección de su centro y por recursos humanos, que no solo no hacen nada para protegerla, sino que, a efectos prácticos, “me están empujando a que me esconda o directamente que me vaya a trabajar a otro país”. 

En cambio, agradece el apoyo tanto de los Mossos d’Esquadra como del Institut Català de la Salut (ICS) y del departamento de igualdad del centro en el que trabaja. También, obviamente, de los sindicatos, especialmente el CSIF. “Suerte de ellos y de mí familia”, nos cuenta.

Ella señala directamente a sus superiores y al sistema. “Nos animan a denunciar, pero me he visto sola, sin apoyos”, se queja. “No puede ser que mientras él puede campar a sus anchas, yo me tenga que esconder”, explica.


 

No es la única vez que la han agredido y también habla de casos con pacientes y sus familiares. “No estamos protegidas. ¿Tenemos que normalizar que en el trabajo una persona pueda ir a maltratarte? ¿Y que encima la dirección pase de tí?”, explica. Lo que pide Raquel es “poner medidas y concienciar a la gente. Tu no vas al panadero y le pegas si tarda mucho en darte la barra de pan”, denuncia.

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