Junts y ERC ponen a Salvador Illa en el centro del tablero político
Los dos partidos descartan pactar con el PSC y hacer president a Salvador Illa, en una jugada extraña, difícil de entender y que lejos de perjudicar al socialista, le beneficia
Día uno tras el anuncio de elecciones en Cataluña y los partidos procesistas ya han enseñado todas sus cartas. Si esto fuera una competición de póker, ya estarían eliminados. El secretario general de Junts per Catalunya, Jordi Turull, se ha sumado a la estrategia de Esquerra y ha asegurado que su partido no hará president a Salvador Illa. Es decir: o Junts y ERC gobiernan juntos o lo hará el PSC en solitario.
No hay más, no quedan otras alternativas posibles aparte del bloqueo. Esta es la elección del procesismo, descartar un acuerdo con el PSC a dos meses de las elecciones y asegurar que podrían volver a gobernar conjuntamente pese a no soportarse. "Trabajaremos por un gobierno de amplio espectro independentista. Si ERC no quiere, no dependerá de nosotros", aseguraba este jueves Jordi Turull.
Hoy mismo, Pere Aragonès era entrevistado por Jordi Basté y afirmaba que "ojalá" fuera posible un acuerdo con Junts tras el 12 de mayo. Dice el president que su "prioridad" será reeditar un "Govern independentista", de modo que ya lo tienen: blanco y en botella, leche.
Una decisión que favorece a Salvador Illa
Mientras Esquerra y Junts se cierran a cualquier pacto que no sea entre ellos, Salvador Illa aún no ha hablado de acuerdos. Diríamos que es lo normal: quien ostenta la centralidad quiere mirar siempre a derecha y a izquierda si tiene el encargo de formar mayoría. Es más, lo que están diciendo Turull y Aragonès es que nadie los debe votar si no quieren cambiar lo sucedido desde 2010. No hay opción a un pacto transversal, no hay interés en romper muros.
Lo dicen, además, los que han pactado presupuestos con el PSC, han hecho presidente a Pedro Sánchez y gobiernan con ellos en múltiples ayuntamientos. Cuesta, pues, de creer, y solo les perjudica. Solo se puede entender en su lucha fratricida para la segunda plaza, para ser el primero de los procesistas. No se dan cuenta de que la jugada favorece a Salvador Illa, ya que lo sitúa como el enemigo a batir, el alumno aventajado.
La decisión del procesismo puede ser también una buena noticia para los no indepes. Si el PSC gana no podrá contar con los votos de Junts y ERC -eso dicen-, de modo que le tocará trazar mayorías alternativas. Si el PP de Alejandro Fernández confirma su ascenso, sería plausible -difícil, pero no imposible- una mayoría estilo la del Ayuntamiento de Barcelona para la investidura.
El procesismo se lo juega todo a una carta que solo es electoral. Junqueras y Puigdemont ni se hablan, Turull y Aragones no se soportan. Un pacto entre los dos es una quimera y, a la vez, afirman rotundamente que no quieren un Govern con el PSC. O Salvador Illa empieza a tejer alianzas fuera del procesismo, o nos iremos un bloqueo político por culpa de quien ha convocado elecciones. Bienvenidos a la república independiente del Parc de la Ciutadella.
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