Junts se queda sin crédito
Al partido de Puigdemont le llueven las críticas tras acabar haciendo lo que tanto reprochaba a Esquerra
“Censura absoluta a todas las fuerzas independentistas que pacten o hayan pactado con los partidos del 155, ¡a todas!”. Estas son palabras de Jaume Alonso Cuevillas, dirigente de Junts per Catalunya muy cercano al círculo de Laura Borràs. Evidentemente, no pronunció esta frase el pasado jueves, cuando la formación de Puigdemont votó a favor de la socialista Francina Armengol como nueva presidenta del Congreso. Lo hizo en el año 2019, cuando pactar con el PSOE era visto como una herejía injustificable a ojos del independentismo puro que decían representar en Junts.
El partido de Laura Borràs y Carles Puigdemont se ha pasado los últimos 4 años acusando a Esquerra de traidores, botiflers y vendidos. Y eso que por aquel entonces Junts tenía un pacto con el PSC en la Diputació de Barcelona. Pero tras estos 4 años atacando a ERC, finalmente los juntaires han seguido el mismo camino que sus socios procesistas. Este jueves han abandonado la confrontación para abrazar el pactismo.
Tras consumarse el pacto con el PSOE, rápidamente salieron los tótems de Junts para justificar el acuerdo. Quién los ha visto y quién los ve. Carles Puigdemont, Laura Borràs y otros dirigentes juntaires corrieron a intentar calmar a unos votantes independentistas que ya los estaban acusando también de traidores.
No es extraño que, si te has pasado 4 años acusando de traidor a aquel que pacte con el PSOE, ahora vayan a por ti cuando haces lo mismo. De hecho, varios dirigentes de ERC aprovecharon la ocasión para cobrarse varias facturas pendientes.
Junts, en el punto de mira
Ciertamente, hay una masa de votantes de Junts que sigue firme en su confianza ciega hacia Borràs y Puigdemont, pero a muchos otros se les ha agotado la paciencia. Una prueba de ello la tenemos si nos damos una vuelta por los comentarios que los usuarios de Twitter han dejado a las publicaciones de Borràs y Puigdemont. “¿Recordáis lo de no pactar con el enemigo?”, “la gente ya no os cree”, “no contéis conmigo” u “hoy pasáis oficialmente a la carpeta de ‘botiflers’” son algunos de los mensajes que se pueden leer.
Es más, en los últimos días la sensación era que Junts acabaría boicoteando las aspiraciones de Francina Armengol. Primero, por tener una posición de fuerza en las negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez. Aquello de “mirad de lo que somos capaces”. Y después por la coherencia respecto a las decisiones tomadas en las últimas semanas.
Hace unos días, Junts renunciaba a pactar con el PSC en la Diputació de Barcelona. El pacto que hicieron para la anterior legislatura no se reeditó, en gran parte, por la “traición” de los socialistas en Barcelona, donde Jaume Collboni arrebató la alcaldía a Xavier Trias tras pactar con Ada Colau y el PP. Aquello de “vengar lo que le hicieron a Trias” ha quedado, de momento, aparcado.
Ahora todo esto se traslada a la negociación para investir a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Junts dice por activa y por pasiva que haber votado a favor de Armengol no significa que vayan a hacer lo mismo con Sánchez. Pero lo cierto es que los de Carles Puigdemont afrontan este escenario con menos crédito delante de sus votantes, que ya los acusan de traidores. Se tendrá que ver si la reacción de la masa independentista provoca otro volantazo de un Junts per Catalunya que, recordemos, es el partido más imprevisible de todo el arco parlamentario.
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