Carles Puigdemont hablando en un podio con micrófonos, sosteniendo papeles en la mano, fondo verde.
POLÍTICA

Junts se queda anclado al 8 de agosto y la fuga de Puigdemont

Por el momento, Junts no se sale de los gestos procesistas y exprime el espectáculo del expresidente en Barcelona

El último ejemplo de procesismo simbólico nos lo dio Junts, en particular, el expresidente Puigdemont.

Como todos recordarán, Puigdemont vino a Barcelona y huyó, de vuelta a Bélgica. La naturaleza de esta maniobra fue típicamente procesista: inconcreta, de intención desconocida y efectos todavía por aclarar. Como mucho, sirvió para caldear los ánimos de unos y otros, y para dejar en mal lugar a los Mossos.

Como también es evidente, se trataba de una jugada de consumo interno, destinada a reforzar el relato de Junts. Pero lo cierto es que los espectáculos de este tipo tenían recorrido cuando el procesismo tenía mayoría parlamentaria, en suma, cuando tenían el poder. Ahora, por el contrario, se diluyen sin mayor impacto.

Carles Puigdemont con traje oscuro hablando en un podio con micrófonos.

Mientras tanto, la realidad sigue su curso y el PSC ya concentra dos polos de poder fundamentales, como son el Ayuntamiento de Barcelona y Palau. En cualquier caso, esto no es obstáculo para que, desde Junts, rasquen el fondo del barril.

El encargado de romperse las uñas y continuar dando detalles de la performance ha sido el secretario general del partido, Jordi Turull.

En una entrevista para RAC1, Turull desveló que el expresidente Puigdemont estuvo en dos pisos diferentes de Barcelona “hasta las siete u ocho de la tarde”, y que su intención era entrar al debate de investidura. Pero en intención se quedó. De fondo, una operación jaula que, a su manera, también resultó paródica.

El secretario general de Junts per Catalunya, Jordi Turull, interviene durante una rueda de prensa en la sede del partido, a 29 de mayo de 2023, en Barcelona

Junts todavía no reacciona

¿Qué revela este interés de Junts por explotar un hecho que, para la ciudadanía, se ha añadido al rosario carnavalesco de la política de partidos? Pues algo muy parecido a lo que vienen haciendo con el 1-O: recordar días mejores, instalarse en una épica constante y de baja intensidad, y quizás ganar algo de tiempo mientras deciden qué hacer con la realidad.

Aunque lo cierto es que tampoco parece haber muchos motivos para que Junts dimita de la realidad. Más que nada porque un análisis objetivo de la situación revela varias cosas que, de entrada, parecen indiscutibles.

Entre ellas, que Salvador Illa es presidente de Cataluña, que ERC va por libre dentro del espacio indepe y que Puigdemont todavía está en Waterloo. Por el resto, nada apunta a que el presidente Illa vaya a tener una legislatura imposible.

Salvador Illa sonríe mientras está sentado.

Paralelo a todo esto, la realidad social de Cataluña plantea retos de profundo calado.

Destacan las tensiones migratorias (ahí está el caso de Tossa de Mar) o el nuevo sistema de financiación de Cataluña. Sobre esto último, Junts deberá ciertamente andarse con cuidado porque ERC le podrá hacer el brazo del oso. De hecho, Marta Rovira ya empieza a aplicar presión; ayer dijo en TV3 que “Junts tendrá que decidir en qué lado de la mesa quiere sentarse, en el lado de hacer posible el concierto económico o en el lado donde están Vox y el PP”.

Finalmente, el único espacio en el que Junts podría tener de verdad un impacto desestabilizar es el Congreso de los Diputados. Aquí, nuevamente, se puede constatar la realidad sin mayor trascendencia: Pedro Sánchez es presidente y Junts no le deja caer. El motivo que lo explica es tan prosaico como que la amnistía todavía no ha llegado. Lo que parecieron no ver los juntaires es que, mientras tanto, el PSOE les birlaba la Generalitat.

Sea como fuere, todo apunta a que, hasta el próximo congreso del partido, Junts permanecerá residenciado en los gestos procesistas.

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