Montaje con tres planos medios de Laura Borràs, Carles Puigdemont y Jordi Turull con cara de preocupación
POLÍTICA

Junts per Catalunya: un polvorín a punto de estallar

Las tensiones entre el sector oficialista, que es mayoritario, y el sector de Laura Borràs, cada vez más acorralado, pone en peligro la estabilidad del partido de Carles Puigdemont

Desde hace tiempo, en Junts per Catalunya hay una guerra entre dos sectores: el que lidera Laura Borràs, de tendencia unilateralista; y el que lidera Jordi Turull, más favorable al pragmatismo. Por encima de ellos hay el sector Puigdemont, que sirve de árbitro y que unos días parece más cercano a uno y, al día siguiente, más cercano al otro -aunque realmente sea más próximo a Turull que no a Borràs-.

El hecho de que, en líneas generales, los dos formen parte de las estructuras del partido -y por lo tanto compartan intereses-, provoca que se viva una calma tensa entre ellos. Poco a poco, pero, el sector pragmático se va imponiendo y esto hace que el sector Borràs esté cada vez más incómodo en este juego de equilibrios en el que se había convertido la formación procesista. 

Recientemente, la facción ahora mayoritaria ha redoblado su presión a los ‘borrasistas’, aprovechando que la condena por corrupción ha dejado en fuera de juego a la expresidenta del Parlament -y presidenta del partido- . Y esto ha provocado que los ‘críticos’ aparezcan a casi cada decisión que toma la dirección de Turull.

Ya hubo voces contrarias a la decisión de Junts de ‘dejar caer’ a Laura Borràs cuando fue condenada y también han aparecido críticas a un posible pacto con Collboni en Barcelona, por poner dos ejemplos. Pero lo que ha hecho estallar a este sector son los casos de presunto acoso que habrían sufrido hasta dos diputadas juntaires en el Parlament.

Aurora Madaula, vicepresidenta del Parlament, y Cristina Casol han denunciado recientemente casos de acoso o “violencias machistas silenciosas” por parte de compañeros de partido. Las dos son próximas a Laura Borràs y este sector reprocha a la presidenta de la comisión de garantías, Magda Oranich, un trato diferente al que mostró con Laura Borràs y en la polémica protagonizada por Francesc de Dalmses -también del sector Borràs- con una periodista de TV3.

De Dalmases intimidó a una periodista del programa FAQS de la televisión pública catalana, Oranich -tras denunciar presiones de Borràs- dio credibilidad a la víctima y la cuestión acabó con la dimisión de la mano derecha de Laura Borràs como vicepresidente del partido. En cuanto al caso de corrupción de la presidenta de los juntaires, la comisión de garantías de Junts la invitó a dimitir una vez conocida la sentencia. En cambio, Oranich ha decidido apartarse del caso Madaula. Y parece que tampoco se mojará en el de Casol, lo que ha generado todavía más quejas de esta minoría ruidosa.

El secretario general de Junts per Catalunya, Jordi Turull, interviene durante una rueda de prensa en la sede del partido, a 29 de mayo de 2023, en Barcelona

De hecho, cuando Madaula denunció públicamente su caso desde la tribuna del Parlament, el sector más oficialista de Junts acabó pidiendo su dimisión por tomar decisiones a espaldas del partido. Varios diputados firmaron una carta pidiendo a la vicepresidenta del Parlament -ahora de baja- que dimitiera.

Más allá de estos casos particulares, todo forma parte de una guerra profunda entre estos los dos principales sectores de Junts. Y el de Laura Borràs, viéndose cada vez con menos poder de incidencia -los pactos con Pedro Sánchez o las negociaciones con Collboni evidencian el triunfo del pragmatismo-, están alzando su voz hasta el punto que nadie descarta una guerra civil que termine en escisión.

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