Montaje de fotos de primer plano de Carles Puigdemont y Marcela Topor con rostro sonriente

POLÍTICA

Julio negro para el matrimonio Puigdemont-Topor

Él ha perdido la inmunidad y ella se ha quedado sin programa

El procesismo consiste en dilatar la independencia de Cataluña en el tiempo ad infinitum. El objetivo de la élite procesista es consolidar su modus vivendi, rentabilizando las prebendas institucionales hasta no poder más. Pero cuando la élite pierde el poder institucional, todo se viene abajo con una asombrosa facilidad.

Eso es lo que ha sucedido con Carles Puigdemont, jefe supremo del procés, y su esposa, la advenediza periodista Marcela Topor. En cuestión de semanas él ha perdido la inmunidad y ella el programa semanal por el que cobraba 6.000 euros al mes.

Son tiempos difíciles para Junts, que tras las elecciones municipales del 28-M ha perdido buena parte de su poder territorial. La pérdida más sensible es la de la Diputació de Barcelona. Este organismo gestiona la Xarxa Audiovisual Local (XAL), el canal donde se hacía el programa de Marcela Topor.

El ascenso de Marcela Topor

Marcela Topor, nacida en Rumanía en 1976, estudió Filología inglesa mientras hacía giras por Europa con una compañía de teatro. En 1998 reclaó en Girona, y allí conoció a Carles Puigdemont. Dos años después se casaron en la iglesia de Roses y en Bucarest.

Primer plano de Carles Puigdemont con Marcela Topor en un photocall

El feliz matrimonio encontró pronto una afición en común, el periodismo. Él era redactor en El Punt y ella empezó a dirigir el Catalonia Today, un diario gratuito en inglés fundado por los dos en 2004. Cuando Puigdemont ya estaba en política, ella empezó a conducir un programa de El Punt Avui.

El momento de Topor llegó cuando Convergència se hizo con la presidencia de la Diputació y le dio un espacio a la esposa del President. Desde entonces presenta un programa semanal, The Weekly Mag, por el que cobra seis mil euros mensuales. En total ha ganado más de 300.000 euros.

De qué vivirá ahora

La llegada del PSC a la presidencia de la Diputació en 2019 apenas cambió las cosas para Marcela Topor. El acuerdo de los socialistas con Junts permitió mantener este programa a pesar de que solo lo ven doce mil personas. 

Pero el nuevo pacto en la diputación deja el espacio en el aire y la esposa de Puigdemont ya está buscando trabajo. De hecho, la casa es ‘gran’ y colabora con otros medios procesistas como El Punt Avui o La República. Pero nada comparado con el sueldazo que cobraba en la tele de la diputación.

Una salida sería 8TV, la tele que dirige su amigo Pedrazzoli, pero su situación no es muy alentadora. Resulta que la cadena tenía un acuerdo con Trias para gestionar la tele de Barcelona, pero todo se fue al traste con el pacto entre Collboni, el PP y los Comuns. Ahora está en concurso de acreedores.

Él, más cerca de la cárcel

Puigdemont ve desde Waterloo como el chiringuito de su mujer se hunde mientras él está más cerca de la cárcel. La retirada de su inmunidad por parte de los tribunales europeos le dejan sin red en su salto al vacío. El expresident podría ser detenido muy pronto y extraditado a España para ser juzgado por malversación.

Así es como en cuestión de semanas el matrimonio procesista par excellance ha visto venirse abajo todo su tinglado. Carles ya no puede seguir huyendo, y Marcela tendrá que buscar trabajo. Un fiel reflejo del ocaso del procés y sus trágicas consecuencias.

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