Montaje con algunos de los protagonistas del procés que han perdido protagonismo en la vida pública, Joel Joan, Alonso-Cuevillas, Toni Albà, Josep Costa, Lluis Llach, Bea Talegon, Joan Bona Nit y Ramon Cotarelo
POLÍTICA

De Joan Bona Nit a Bea Talegón: los juguetes rotos del Procés

Auge y caída de la fauna procesista cuya caída en desgracia ha sido tan aplastante como la rapidez de su encumbramiento


Joan Porras es un joven que en 2018 tuvo la brillante idea de trasladarse todos los días al Centro Penitenciario de Lledoners para desear buenas noches con un megáfono a los líderes procesistas encarcelados. La escena hubiera causado rubor en cualquier otra situación. Pero el Procés había creado un ecosistema para estos personajes, y el muchacho empezó a ganar fama como Joan Bona Nit.

Joan Bona Nit fue agasajado por los propios dirigentes procesistas, empezó a recorrer los platós de televisión e incluso llegó a escribir un libro. Pero después de 771 performances, el 22 de junio de 2021 dio su último “buenas noches” con motivo de la salida de los presos indultados por el Gobierno. Luego intentó una aventura política en el barco de JxCat, pero su personaje ya estaba condenado al ocaso.

El auge y la caída de Joan Bona Nit sigue el mismo patrón que otros representantes de la fauna que creció al calor del Procés. Porque el proceso independentista, además de un desafío al Estado español, fue también una fábrica de frikis. Unos frikis promocionados por los dirigentes procesistas, que les rieron las gracias hasta que dejaron de tenerla.

Los españoles conversos

Durante el procés tuvo mucho tirón un perfil muy concreto, el de los españoles conversos a la causa catalana. Como Bea Talegón, que hizo carrera en el PSOE hasta que se dio de baja en 2015 para impulsar con el juez Garzón un partido alternativo de izquierdas en el que duró una semana. Como otros críticos de la izquierda española, Talegón vio en el Procés la oportunidad de materializar todas sus utopías.

En 2017 tuvo lugar su bautismo de fuego en un acto electoral de ERC, y ganó rápidamente protagonismo en el entramado institucional procesista. En 2018 pasó a formar parte del foro cívico y social constituyente para sentar las bases de la futura república catalana. Un año después encabezó las listas de Junts en las europeas junto a Gonzalo Boye y Xavier Trias.

Plano corto de Beatriz Talegón con rostro serio

Bea Talegón experimentó un auge propulsada por espacios como FAQS en la TV3 tomada por el fervor independentista. Pero a medida que el procés iba perdiendo fuelle, empezó a abrazar otras causas más oscuras como el activismo antivacunas. Así es como se materializó su declive, hasta acabar arrinconada en el desván de los juguetes rotos del Procés.

Otro de los conversos fue Ramón Cotarelo, politólogo que experimentó un viaje parecido de simpatizante desencantado de Podemos a entusiasta defensor del “dret a decidir”. Escribió varios libros a favor de la República Catalana, hasta conseguir un puesto en las listas de ERC en 2017. Cotarelo fue otro de los destacados en el star system de TV3 en programas como FAQS, hasta que dejaron de llamarle y acusó a ERC de vetarle.

Marginado por los mismos que un día le auparon, Ramón Cotarelo sigue activo en las redes sociales donde combina el independentismo radical con una crítica decidida a la inmigración ilegal y la inseguridad. Esto le ha acercado a Sílvia Orriols (Aliança Catalana), con quien comparte la censura mediática de TV3. Así es como ha pasado de ser referente intelectual del independentismo a caer en un olvido al que intenta sobrevivir en Twitter. 

Artistas y activistas

Una fauna particular fue la de los artistas metidos a activistas, que tuvieron mucha salida en el período de los actos y manifestaciones de la ANC y Òmnium Cultural. La lista de nombres es interminable, pero Joel Joan merece mención especial. El ídolo de toda una generación de catalanes era el reclamo perfecto para convertir la causa catalana en un movimiento de masas.

El actor ya se había labrado su fama en series de máxima audiencia como Plats Bruts y Porca Misèria, y a decir verdad ya era un defensor de la causa antes del Procés. Pero el momento exigía compromiso, y su espíritu impulsivo le llevó a asumir el reto. Pronto se convirtió en la cara visible de los aquelarres indepes, y en la lengua más afilada de la agitación antiespañolista.

Primer plano de Joel Joan

Como muchos de sus compañeros, su aura empezó a apagarse con el declive del Procés. Pero a diferencia a muchos, no dejó de contribuir a la causa y prometió “llegar hasta el final” para lograr la independencia de Cataluña. Entre polémica y polémica, una de sus últimas contribuciones fue presentarse a la candidatura independentista a la Cambra de Barcelona (pero también perdió esa lucha).

Otro actor metido a activista fue Toni Albà, que utilizó el noble arte del humor para coronarse como el bufón del Procés. Los pocos que no se han olvidado de él le recuerdan lanzando sus peroratas hispaofóbicas disfrazado de Felipe V. Albà llegó a la cumbre de su carrera política al ser imputado por los malvados tribunales españoles.

Pero en su haber consta también el dudoso mérito de haber sido despedido de TV3 por sus salidas de tono. Sin espacio en “la nostra” ni actos de la ANC por presentar, su nombre se olvidó tan rápido como todos los demás. Toni Albà sigue defendiendo desde el ostracismo sus causas perdidas, esperando que algún día el Procés vuelva a ser lo que fue durante su reinado bufonesco.

Políticos venidos a menos

El Procés se caracterizó también por incorporar a la política prominentes miembros de la sociedad civil, de todos los ámbitos. Entre ellos destacaron sobre todo los jueces, cosa lógica porque todo aquello iba de rebasar la legalidad. El más famoso fue sin duda Gonzalo Boye, pero a su sombra crecieron otros como Josep Costa y Jaume Alonso-Cuevillas.

Independentista de primera hora, Josep Costa tenía claro desde que empezó el Procés que el activismo era el único camino para hacer la independencia. Su momento llegó en 2018, primero como diputado y luego como vicepresidente del Parlament. Él fue el abanderado de la estrategia de la desobediencia, que llevó hasta el límite cuando plantó al tribunal que le juzgaba en un esperpéntico show.

Plano medio de Josep Costa con traje y gafas de pasta hablando en una tribuna, de pie, con un fondo azul

Con todo, Costa ya había conseguido la notoriedad que necesitaba para seguir en activo una vez perdido el cargo institucional. El abogado se hizo un sitio en el selecto círculo del independentismo radical que basculaba entre Junts y la ANC. Cuando Puigdemont empezó a renunciar a la vía unilateral, Costa rompió con él y encabezó la ofensiva del independentismo indignado con los partidos procesistas.

Ahora Costa hace amagos de liderar un nuevo proyecto político mientras nos deleita con sus tertulias en Vilaweb junto a Albano Dante-Fachín. Otro abogado de Junts fue Jaume Alonso-Cuevillas, que anunció recientemente su retirada de la política. En su caso, no obstante, evolucionó de posiciones más radicales a un moderado pragmatismo.

Jaume quizás no tiene el desparpajo de otros frikis del procés, pero ha dejado también estampas para el recuerdo. Una reciente, cuando apareció en el Parlament repartiendo chuches a los diputados para celebrar su aniversario. Tampoco hay que llevarse las manos a la cabeza, era de esperar que la degradación política de una década acabara conllevando también la degradación institucional.

➡️ Política

Más noticias: