El independentismo radical tampoco traga con la amnistía
Afines a Puigdemont se bajan del barco de la negociación
Durante mucho tiempo, la fortaleza de Carles Puigdemont en el “exilio” se ha sustentado en el apoyo incondicional de las entidades y los líderes de opinión del independentismo radical. Pero algo se está resquebrajando. En este momento crucial para sus aspiraciones, los afines a Puigdemont se revuelven contra él.
La Assemblea Nacional Catalana (ANC) advierte ahora de que la amnistía “puede ser una trampa para blanquear al Estado”. La entidad independentista radical afín a Puigdemont manda un claro mensaje a Waterloo: “Si lo que queremos es la independencia, una amnistía no tiene ningún sentido si no viene acompañada del reconocimiento del Estado del derecho a la autodeterminación y del derecho del Parlamento de Cataluña a hacer efectiva la independencia”.
Otro de los Puigdemontistas que se rebela contra la amnistía es el exvicepresidente de la Mesa del Parlament, Josep Costa. “No quiero ninguna amnistía para mí porque no he cometido ningún delito”, dice, “ni para los que me han perseguido porque no tengo ninguna intención de perdonarles”. Por eso rechaza cualquier negociación con el Estado y señala la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) como el único camino.
La ANC apuesta por la confrontación
Hubo un tiempo en el que la ANC era una plataforma transversal en la que convivían las distintas sensibilidades dentro del independentismo. Ahora, en la entidad presidida por Dolors Feliu solo caben los postulados radicales. Esto les lleva a rechazar la amnistía, que ven “como un perdón, un indulto 2.0 que niega la legitimidad del Primero de Octubre”.
Estos sectores ven la amnistía como un intento del Estado español de esquivar la justicia europea. “Si el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) condena a España, tendremos uno de los altavoces más potentes para hacer valer nuestra causa”, dice la ANC en un comunicado.
Además, la entidad reclama a ERC y Junts que hablen de “reactivar la declaración de independencia suspendida” y del “reconocimiento del derecho a la secesión de Cataluña”. Para la Assemblea, la única vía a la independencia es la confrontación. Y esto choca directamente con el papel negociador de Junts y Puigdemont.
Josep Costa, contra la amnistía
Josep Costa siempre ha sido especialmente crítico con ERC y muy condescendiente con el expresident Carles Puigdemont. Pero ahora también critica la negociación de la amnistía por parte de Junts. “Lo consideraré un menosprecio al trabajo político y jurídico que he hecho todos estos años”, afirma.
Es más, Costa cree que “toda esta campaña a favor de la amnistía contribuye a hacer que la gente se sienta vencida. Más todavía, transmite la idea de que en el futuro no servirá para nada. La amnistía abarata la lucha de mucha gente”.
Tanto el PSOE como Junts defienden la amnistía como una oportunidad para trasladar el conflicto de la justicia a la política. Pero para Costa, “el único frente en el que hemos infligido derrotas significativas al Estado ha sido el frente jurídico. Si nosotros mismos desactivamos este frente con una amnistía, ¿cuál es la alternativa que tenemos para continuar avanzando hacia la independencia?”
Puigdemont juega a dos bandas
Puigdemont juega a la ambigüedad en las negociaciones con el PSOE. A veces defiende la necesidad de un acuerdo para conseguir conquistas históricas, y otras amenaza con el bloqueo y saca a pasear la vía unilateral. Está claro que quiere investir a Pedro Sánchez sin quedar ante los suyos como un traidor.
Su problema es que el independentismo radical es insaciable y ya no contempla nada más que no sea “hacer efectivo el mandato del 1 de octubre”. Esto implica romper la baraja de las negociaciones y volver al carril de la desobediencia. Algo muy difícil de asumir para los partidos, incluido el de Puigdemont.
Afortunadamente para él, también hay un amplio espacio dentro del independentismo que vería la amnistía como una conquista histórica. En todo caso, está claro que tarde o temprano Puigdemont tendrá que decantarse por la negociación o por la unilateralidad. Las dos cosas no pueden ser.
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