Toni Comín, mano derecha de Carles Puigdemont, señalado
Miembros del Consell de la República le acusan de lucrarse
Toni Comín, exconseller fugado con Carles Puigdemont y vicepresidente del Consell de la República, es el principal señalado por la rebelión dentro de este ente. Miembros de la Asamblea del Consell le señalan como responsable de la deriva autoritaria. También le acusan de utilizar su posición para lucrarse.
Treintaiún miembros de la Asamblea de Representantes del Consell de la República han enviado una carta a Carles Puigdemont. Critican el autoritarismo del Govern, el órgano ejecutivo formado por el expresident y otros diez miembros afines a él. Denuncian sus maniobras para suprimir la Asamblea.
“La presencia y las acciones de Toni Comín, con una trayectoria política muy fluctuante (dentro de algunos partidos hoy españolistas) y movido por la promoción de intereses personales, ponen en riesgo este proyecto vital”, dice el comunicado. Igualmente, denuncian “gastos innecesarios” para beneficiar a “personas cercanas”.
Del PSC al independentismo radical
Antoni Comín es hijo de Alfonso Comín, uno de los líderes más destacados de la oposición democrática antifranquista. Como dirigente del PSUC, se identificó con los valores del catalanismo y la justicia social con raíces cristianas. Su hijo Antoni heredó estos valores.
Este inició su militancia en el Fòrum Social Mundial y formó parte de Ciutadans pel Canvi, movimiento político progresista, republicano y federal creado por Pasqual Maragall. En 2003 fue diputado en el Parlament por Ciutadans pel Canvi-PSC. En 2010, tras la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, se alejó del socialismo e inició un rápido proceso de acercamiento al independentismo.
Fue así como entró en la órbita de ERC y en 2015 entró en las listas de la plataforma electoral independentista Junts pel Sí. En enero de 2016 fue elegido Conseller de Salut en el Govern de Carles Puigdemont. El 30 de octubre de 2017 huyó de España tras el referéndum ilegal y la declaración frustrada de independencia.
Autoritarismo en el Consell
Ya en el extranjero, Comín se convirtió en la persona de confianza de Carles Puigdemont y sus destinos han permanecido unidos. Juntos se embarcaron en el proyecto del Consell de la República. Se trata de un ente privado que pretende mantener una suerte de república ficticia para culminar el mandato del 1 de octubre.
En el contexto actual, Puigdemont anunció la suspensión temporal de la Asamblea de Representantes y la delegación de sus funciones en el órgano ejecutivo. El expresident arguyó una reforma estructural para mejorar la eficacia del Consell. Pero en la Asamblea lo ven como una maniobra para evitar las críticas internas durante las negociaciones con el PSOE por la investidura.
En la Asamblea ven a Toni Comín como el cerebro de esta operación para cargarse al órgano parlamentario del Consell. Recuerdan sus palabras diciendo que la Asamblea debía acatar las órdenes de arriba y apoyar sus orientaciones políticas. “Esta postura sería aberrante en cualquier sistema parlamentario serio, y también lo es para la Asamblea”.
Dardo a Waterloo
Los miembros díscolos del Consell acusan a Comín de ordenar la eliminación de los correos institucionales. “Cada día que pasa con él en una posición clave, tememos que el proyecto del Consell pueda estar marcado por la desconfianza, el despotismo y la obsolescencia”. Por eso piden a Puigdemont un cambio de rumbo para salvar al Consell.
El señalamiento de la figura de Comín es un dardo directo al corazón de Waterloo y del propio Puigdemont. Forma parte de la desafección de una parte importante de las bases independentistas hacia la estrategia del exilio del expresident. Esto ha abierto un cuarto espacio independentista, en el que está por ejemplo la eurodiputada crítica con Comín y Puigdemont, Clara Ponsatí.
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