Montajes con dos planos medios grandes de Santiago Abascal y Marga Prohens y cuatro planos medios más pequeños de

POLÍTICA

La implosión de Vox en las Baleares: causas y consecuencias

¿Cómo afectará en el partido de Santiago Abascal y en la política balear la lucha interna vivida esta semana?

El grupo parlamentario de Vox en el Parlament Balear ha implosionado esta semana después de que cinco diputados se rebelaran contra la dirección nacional y expulsaran del grupo parlamentario al presidente del Parlament, Gabriel Le Senne, y a la presidenta del partido en Baleares, Patricia de las Heras.

El secretario general del partido, Ignacio Garriga, ha respondido a su vez con la expulsión de los cinco diputados díscolos, los cuales, para desconcierto general, han decidido mantener el nombre de Vox para el grupo que ahora formarán ellos cinco.

El asunto viene de atrás, cuando el líder del espacio conservador en Baleares, Jorge Campos, se enfrentó con el sector encabezado por el general Fulgencio Coll en una disputa que requirió la mediación de la dirección nacional y que se resolvió relevando a Campos (que provenía del movimiento civil Círculo Balear, luego transformado en Actúa Baleares y luego fusionado con Vox) y enviándolo como cabeza de lista al Congreso. Las heridas nunca acabaron de cerrarse y dieron a una crisis durante la aprobación del techo de gasto, que se subsanó con una acuerdo in extremis pero ha acabado por llevar al colapso a la formación verde a cuenta de la aplicación de la nueva normativa sobre elección de lengua en las escuelas de las Baleares.

De las Heras y Le Senne fueron los únicos que acudieron a la convención nacional de Vox este último fin de semana, donde Abascal fue reelegido sin necesidad de votación. Este gesto se consideró como una alineación con las tesis oficialistas del sector de Abascal, mientras que el grupo de los cinco díscolos parece estar amagando con recuperar la independencia frente a la dirección nacional a través de la reflotación de la antigua marca Actúa Baleares.

El líder de Vox y candidato a presidir el Gobierno, Santiago Abascal, interviene durante un acto de campaña electoral, en la Plaza de la Justicia de Zaragoza

Las consecuencias de todo esto resultan ahora mismo difíciles de predecir. Por una parte, la presidenta Prohens ve dañada su mayoría parlamentaria, que depende de pactos que en su día recibieron el visto bueno de las direcciones de PP y Vox en Madrid. Ahora, con cinco diputados en rebeldía, tendrá que abrir un nuevo frente de negociación para cada votación en la cámara balear.

Además, el reglamento del Parlament no permite que un diputado expulsado de su grupo presida la cámara. Por eso, en un primero momento se dio por seguro que Gabriel Le Senne perdería su rango de presidente del Parlament, pero en la tarde del martes ha anunciado que no piensa dimitir y que planea luchar en los tribunales para impedir que alguno de los díscolos (seguramente Idoia Ribas) le releve en el puesto.

También queda afectada la iniciativa política más polémica de la legislatura, la libre elección de lengua, por cuanto parece que ambos sectores difieren en la manera de presionar al PP para su aplicación inmediata. El Conseller de Educación, Antoni Vera, tienen que enfrentarse al sector educativo y no parece que vaya a querer lanzarse a una batalla semejante sin tener muy clara la retaguardia.

La presidenta Prohens ha calificado la situación como "un auténtico show" y parece que fía su estabilidad parlamentaria a un juego a dos bandas: negociar en Madrid para asegurarse el voto de los dos diputados fieles a Abascal y al mismo tiempo ir tanteando más a corto plazo la estrategia de los cinco rebeldes. La perspectiva de que los dos sectores de Vox quieran diferenciarse ante su electorado, puede hacer que voten por sistema de manera diferente, dificultando de manera extrema la estabilidad parlamentaria del Govern.