Hasta los independentistas se avergüenzan de la ANC

La Assemblea Nacional Catalana (ANC) es una entidad que nació en el año 2012 con el objetivo de unir a todos los independentistas y presionar así a los partidos políticos para llevar Cataluña a tener un estado propio. A lo largo de todos los años del procés, la ANC ha liderado las principales protestas indepes. Ejercía así, en cierto modo, de faro del movimiento. Pero esto ya son historias del pasado: actualmente, la Assemblea representa cada vez a menos independentistas.

La ANC es la organizadora de la manifestación de la Diada del 11 de septiembre y solamente hace falta ver las cifras de asistencia en las marchas de los últimos años para detectar que incluso los indepes pasan ya de la entidad presidida por Dolors Feliu. 115 000 personas, según la Guàrdia Urbana de Barcelona, asistieron a la manifestación de este año. Y aunque la ANC quiera maquillar su fracaso afirmando que asistieron 800 000, las imágenes hablan por sí solas. De hecho, ni los más indepes creen que había 800 000 manifestantes por las calles de Barcelona el pasado lunes. 

Pero más allá del pinchazo movilizador, el problema que tiene la Assemblea es de credibilidad. Cada vez hay menos independentistas que se sienten representados por la ANC. Y todo, por el rumbo discursivo que ha tomado la entidad en los últimos meses. Porque una cosa es creer en la secesión y otra cosa distinta es lo que hace la Assemblea, que no es otra cosa que vivir tan alejado de la realidad que incluso los tuyos reniegan de tí.

Críticas a Dolors Feliu

El discurso de Dolors Feliu tras la manifestación del pasado lunes rozó el esperpento. Pidió elecciones anticipadas en el Parlament si no se pacta la independencia en las negociaciones por la investidura de Pedro Sánchez. También dijo que impulsaría una lista cívica para concurrir en las próximas elecciones en el Parlament con gente “que quiera hacer la independencia”. E incluso puso sobre la mesa que “el estado español” reconociera el resultado del referéndum del 1 de octubre de 2017. En resumen, un despropósito detrás de otro.

Las palabras de la presidenta de la ANC han sido desacreditadas por parte de procesistas e independentistas. Incluso Pere Aragonès criticó la entidad, afirmando que la petición de levantar la “Declaración Unilateral de Independencia no serviría de nada”. También Patricia Plaja, portavoz del Govern, arremetió contra las propuestas de Dolors Feliu.

Pero más allá de los políticos, también el independentismo de base cree que la ANC ha dejado de representar al movimiento. “El ridículo permanente al que esta dirección que preside Dolors Feliu condena a la ANC, es vergonzoso” comenta un militante independentista en redes sociales. “Vendedores de humo”, dice otro. “Qué discurso tan falso y vacío el de Feliu, cada año la misma comedia”, es otro de los mensajes que se pueden leer sobre la Assemblea en los últimos días.

Y lo cierto es que el declive de la ANC ya hace tiempo que está en marcha. Hace tan solo unos días, Dolors Feliu dijo de levantar la DUI como quien se va a comprar el pan, algo que le valió muchas críticas dentro del independentismo. O, si vamos un poco más atrás, la directiva de la entidad pidió la abstención para el 23J, luego anunció una consulta y los resultados fueron los contrarios a lo que pedía la dirección de la Assemblea.

Estos son solo unos ejemplos de los despropósitos que, desde hace mucho tiempo, los mismos independentistas denuncian de la ANC. Un invento que crearon los partidos para controlar el movimiento y que, con el paso de los años, se ha convertido en una especie de lobby que ya no se cree nadie. Ni siquiera los suyos.