
Hasta el final con Pedro Sánchez: ERC y Junts escenifican su sumisión al PSOE
Los procesistas, bajo una aparente equidistancia, dan oxígeno a un Gobierno asedidado por los escándalos
Pedro Sánchez ha escrito este miércoles otro capítulo de su manual de resistencia, con la inestimable colaboración de sus compañeros de viajes. Especialmente de Junts y ERC, que con ínfulas de socios exigentes han enviado un mensaje claro a la oposición. Irán hasta el final con este Gobierno, porque de lo que se trata es de blindar sus prebendas y de que no gobierne la derecha.

Pedro Sánchez se jugaba ayer la continuidad de la legislatura. El Presidente del Gobierno compareció en el Congreso de los Diputados para dar explicaciones sobre los casos de corrupción y amarrar el apoyo de sus socios. Lo que se respiraba después de la sesión en las filas socialistas era alivio y euforia contenida.
En el PSOE hay la sensación de que Pedro Sánchez salvó el match ball con un apoyo de sus socios por encima de las expectativas. Presentó un paquete de medidas recicladas sobre la corrupción y prometió el cumplimiento de los compromisos con sus socios. Con ello consiguió el respaldo que necesitaba para superar el escollo y afrontar lo que queda de legislatura.
Sánchez logró escenificar la mayoría parlamentaria que le permitirá seguir en el Gobierno, y el aislamiento del PP junto a sus aliados de Vox. Misión cumplida. Incluso consiguió alejar el fantasma de la moción de confianza que le pidieron el PNV y Coalición Canaria.
La sesión dejó un regusto de ruptura definitiva entre el PNV y el PP, lo cual cierra la puerta a la posibilidad de una moción de censura. En conclusión, el PSOE reforzó el bloque de gobierno mientras que Feijóo volvió a mostrar su impotencia frente a un Sánchez contra las cuerdas.
La falsa equidistancia de Junts
Pedro Sánchez salió ganador ayer gracias sobre todo a ERC y Junts, que volvieron a demostrar su sumisión. Rufián al menos no esconde sus cartas: siempre ha dejado claro que su principal objetivo es que no gobiernen PP y Vox. Lo de Junts, en cambio, empieza ya a ser insostenible.
Míriam Nogueras (Junts) volvió a jugar la carta de la equidistancia, con aquello de que "nuestro bloque no es la izquierda ni la derecha sino Cataluña". Prometió "seguir haciendo de dique de contención de la izquierda intervencionista española y de la derecha catalanófoba". También apeló al PSOE a cumplir el Acuerdo de Bruselas, y advirtió a Pedro Sánchez que está "en prórroga".
Carles Puigdemont ratificó esa equidistancia a través de X (Twitter). El presidente de Junts vino a decir que no se casan ni con el PSOE ni con el PP, y que ni apuntalan gobierno corruptos ni abrirán la puerta a la derecha.
La única realidad es que Junts facilitó ayer la aprobación del paquete de medidas contra la corrupción de Pedro Sánchez, y con ello ratificó su apoyo al Gobierno. Pese a la retórica vacía de la equidistancia, está claro que Junts ha optado por uno de los dos bloques.
Rufián pide a Sánchez que pase a la ofensiva
ERC también ratificó, como era de esperar, su apoyo a Pedro Sánchez. Aunque Oriol Junqueras ha querido transmitir la imagen de un apoyo crítico y vigilante, Esquerra sigue siendo el socio más fiable del Gobierno. Gabriel Rufián lo ha vuelto a demostrar este miércoles dejando claro que su único objetivo es que no gobierne la derecha.

Rufián ha aprovechado el debate para librar su propia guerra con Junts. Ha pedido a Pedro Sánchez que pase a la ofensiva contra la guerra sucia de la derecha, y ha advertido nuevamente sobre las intenciones de Junts. Ha pedido al Presidente del Gobierno que empiece a pactar medidas con la izquierda para luego presentarlas a Junts y no al revés.
Rufián ha advertido que si la corrupción escala romperán con el Gobierno para que haya nuevas elecciones. En política todo es posible, pero ahora mismo eso parece una quimera. En ERC, como en Junts, están dispuestos a llegar con Pedro Sánchez hasta el final.
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