Funcionaios manifestandose delante de la cárcel de Brians, en Barcelona
POLÍTICA

El hartazgo de los trabajadores de las cárceles catalanas: 10 incidentes al día

Estos días, Govern y la prensa oficialista habla del modelo de éxito de la reinserción. Sin embargo, esconde que cada dos días se producen tres agresiones a funcionarios

Que no digan que nos les habían avisado. Hace años que los funcionarios de las cárceles catalanas avisan de sus condiciones pésimas para trabajar. Hasta hoy, han recibido silencio administrativo y, aseguran, menosprecio por parte de las direcciones de los centros penitenciarios y el departamento de Justicia. Varios funcionarios han alzado la voz estos días para avisar de que no se les permite hacer registros, que deben hacer la vista gorda y que se sienten permanente señalados.

"Las faltas les salen gratis a los internos", afirma una persona de seguridad de la cárcel de Mas Enric, donde fue asesinada Núria el miércoles pasado. Sienten que desde la Generalitat se les señala como los malos: "No confían en sus trabajadores, piensan que vamos a la cárcel a agredir a los internos", aseguran. Otra vigilante, de Quatre Camins, explicaba en una rueda de prensa como es su realidad: "Estoy sola con un bolígrafo y un walkie-talkie que a menudo no funciona", asegura. "Si mis compañeros me escuchan, vendrán, dejando sus plantas desatendidas, sabiendo que depende como lo hagan pueden ser expedientados", afirma.

El problema, pues, es de fondo. De un lado, todos los trabajadores de las cárceles catalanas -vigilantes, funcionarios, médicos- se sienten menospreciados y maltratados. Están convencidos de que han perdido el control de las prisiones y señalan el "buenismo" del Govern. Piden la dimisión de Gemma Ubasart, la consejera, y de Armand Calderó, secretario de Medidas Penales. 

"Si antes te insultaban, el interno cambiaba de módulo o de cárcel. Ahora no. Ni cuando te pegan le llegan a mover de centro", explicaba estos días Francina, que trabaja en la cárcel donde fue asesinada Núria. En los últimos años, desde que ERC controla Justicia, las medidas punitivas se han rebajado.

Montaje de la imagen de la cocinera asesinada en la cárcel de Tarragona y una pancarta clamando justicia por su muerte

Si se encuentran objetos prohibidos, como drogas o armas, los presos siguen haciendo vida normal. En tan solo dos horas un preso vuelve a su módulo si pega a un funcionario. Los datos, además, corroboran el relato de estos funcionarios: Hay 10 incidentes al día, más de 570 agresiones a funcionarios al año.

Los datos no engañan

Según los funcionarios, la actual Generalitat, comandada por Pere Aragonès y Esquerra, quiere "estadísticas impolutas". "No quieren que en la Generalitat haya orden, pero en una cárcel debe ser así", afirman. Sin disciplina, sin ese orden, los datos de incidentes se han disparado. Cada mes hay entre 300 y 400, En siete años se han triplicado las agresiones a los funcionarios de prisiones, llegando a las 577 en 2022. Las cifras de 2023 no están aún completas, pero los datos parciales ya superan los del año anterior.

Tal es el miedo que tienen estos trabajadores, que, por ejemplo, los médicos de la cárcel de Mas Enric no pasarán consulta si no están acompañados por funcionarios. Es lo que dice la ley, pero explican desde el Diari de Tarragona que no se está cumpliendo siempre. En los últimos tres años, los médicos de esta cárcel de Tarragona han sufrido 90 agresiones.

Imagen de parte de la fachada de la prision Brians 2 con las letras de Centre Penitenciari Brians 2

Desde la Generalitat se afirma que el perfil de los presos ha cambiado en los últimos años y que muchos de ellos no tienen apoyo social ni familiar. En otras palabras: el 50,3% de los internos de las cárceles catalanas son extranjeros, de modo que están solos y desde la administración se cree que esto "no ayuda a que se rehabiliten y cambien".

Las protestas de los trabajadores de las cárceles catalanas seguirán y no quieren dialogar, piden dimisiones en Justicia o que Pere Aragonès los destituya. Les da igual que en determinados sectores se quiera priorizar los derechos de los presos. Están hartos y el miedo no lo tienen fuera de las cárceles, sino dentro.

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