La guerra interna en ERC vuelve a subir de tono tras investir a Salvador Illa
Acusan a los dos sectores que luchan por liderar el partido de saltarse los estatutos de la formación
En los últimos días, todos los focos en la política catalana han sido para Carles Puigdemont y Salvador Illa. Algo que, en cierto modo, ha beneficiado a ERC, que ha visto como su guerra interna ha subido de tono en los últimos días, pero que la fuga de Puigdemont y la investidura de Illa han eclipsado.
La crisis en el partido de Marta Rovira no solo no va camino a solucionarse, sino que encima está empeorando. Que Salvador Illa, investido gracias a los votos de los republicanos, haya puesto de consejero a personalidades como el ex de Junts Miquel Sàmper o al ex de Unió Ramon Espadaler no ha hecho más que cargar de argumentos a los críticos con el pacto con el PSC para disparar contra los partidarios del ‘sí’ a Illa. Pero hay más.
Con la investidura de Salvador Illa resuelta (aunque la división provocada por la decisión sigue ahí), ERC afronta ahora otra patata caliente que tenía (y tiene) encima de la mesa. Y no es otro que el congreso extraordinario que celebrará el partido en noviembre para renovar la cúpula de la formación. Un congreso que, a tres meses de celebrarse, está rompiendo todavía más el partido.
En este congreso, los republicanos decidirán si vuelven a coronar a Oriol Junqueras como nuevo presidente o sí apuestan por el candidato que el sector liderado por Marta Rovira quiere proponer. El rovirismo todavía no cuenta con ningún nombre, pero en las últimas semanas han trascendido los de Roger Torrent, expresidente del Parlament y exconsejero de Empresa, y el de Carme Forcadell, expresidenta del Parlament condenada a prisión por su implicación en el ‘procés’.
Junqueras y Rovira, cuestionados
En las críticas que han surgido en los últimos días no se escapa ninguno de los dos sectores que quieren liderar el partido. Por un lado, son muchos los que reprochan a Oriol Junqueras que, según los estatutos del partido, no se puede presentar a la reelección. Los documentos por los que se rige el partido explican claramente que el presidente solo puede ser reelegido hasta un máximo de 12 años. Y Junqueras -ahora sin cargo tras dimitir- fue nombrado presidente en 2011. Es decir, hace 13 años. Si fuese reelegido, llegaría hasta los 17 años al frente de la formación.
Estos críticos señalan que no puede servir la excusa de que se deben restar los años que estuvo encarcelado, ya que en ese periodo siguió ejerciendo su cargo y no nombró a ningún sustituto.
Tampoco se salva de las críticas el sector de Marta Rovira, que sigue gobernando el partido a la espera del congreso de noviembre. Cada vez son más los que exigen que el congreso en cuestión debería adelantarse y no esperar hasta dentro de tres meses. “Los estatutos dicen que, en caso de dimisión del presidente del partido, el Congreso se tiene que convocar como máximo dos meses después y no cinco como se ha hecho”, reclaman.
A esta reclamación se ha sumado el alcalde republicano de Sant Julià de Ramis, Marc Puigtió. “¡Esto no se puede aguantar más, congreso nacional ya!”, exigía. “No esperemos a noviembre, congreso nacional cuánto antes mejor”, apunta otro militante.
La situación interna en ERC, pues, está lejos de calmarse. A la investidura de Illa y a la polémica por las campañas difamatorias contra los hermanos Maragall (y la estructura paralela que se dedicaba a promover estas campañas), se le suma ahora las maniobras del sector Junqueras y el sector Rovira de saltarse sus propios estatutos para su beneficio particular.
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