Hombre mayor con gafas y traje sosteniendo una tableta negra en una sala de reuniones
POLÍTICA

La gravedad del 'caso Cristóbal Montoro' evidencia que el problema es el sistema

Los dos grandes partidos, PSOE y PP, se tiran en cara diferentes casos de corrupción creyéndose que esto les beneficia

Ha sido la noticia de los últimos días. Según el Juzgado de Instrucción 2 de Tarragona, el exministro del Gobierno del PP Cristóbal Montoro estaría implicado en una red de presunta corrupción en la que están implicados otros altos mandos del Ministerio de Hacienda (el que lideró Montero entre 2011 y 2018).

Según el juez, Montoro aprovechaba su influencia en el Consejo de Ministros para cambiar leyes y beneficiar a empresas (se habla gasísticas, eléctricas, de apuestas y de renovables) que eran clientes de Equipo Económico, un despacho de abogados que había fundado el exministro de Hacienda. Es, sin duda, una acusación gravísima y estaríamos, sin dudas, ante uno de los casos de corrupción más importantes -si no el que más- que se haya visto nunca en la política española. 

En total, incluyendo al exministro de Hacienda del PP que subió impuestos como el IVA o el IRPF, hay 28 personas involucradas en esta trama. Según el juez, están acusadas de siete delitos. Cohecho, fraude, prevaricación, tráfico de influencias, negociaciones prohibidas, corrupción en los negocios y falsedad documental.

Munición para un PSOE hasta el cuello de presunta corrupción

El estallido del ‘caso Montoro’ ha dado munición al PSOE y a su prensa afín para coger un poco de aire tras meses salpicados de presunta corrupción con los casos Ábalos, Koldo y Cerdán y con las acusaciones al hermano y a la esposa de Pedro Sánchez, Begoña Gómez.

De hecho, El País ya titulaba este fin de semana que el ‘caso Montoro’ “reequilibra la batalla”. Sí, una batalla que se basaría en la política de reproches de “y tú más” que desde hace tanto tiempo están llevando a cabo PP y PSOE.

El ‘caso Montoro’ es gravísimo. También lo son, por su ascendencia en el partido, los casos Ábalos y Cerdán, ambos secretarios de organización del PSOE. Y los dos partidos se piensan que reprochar los unos a los otros decenas de casos de corrupción les favorece. Y, aunque es evidente que no es lo mismo lo de Montoro -ya expolítico- con lo del PSOE -con todo el entorno del actual presidente salpicado-, este juego simplemente evidencia que el problema es el sistema.

Un sistema dirigido por los dos grandes partidos desde hace más de 40 años. Dos grandes partidos que siempre han acabado involucrados en diferentes casos de corrupción (o presunta corrupción). 

De este modo, el sentimiento que más crece no es el de “el PSOE es mejor porque mira qué mal lo hizo Montero” o “el PP es el bueno porque mira qué mal todo el entorno de Pedro Sánchez”. El sentimiento que más crece es el de “los dos son iguales”. Y, en este escenario, quien sale beneficiado es el partido sin ningún gran escándalo. El partido que algunas encuestas ya supera los 60 escaños. El partido que puede erigirse como alternativa a los dos grandes. Sí, ese partido llamado Vox.

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