Primer plano de Ramón García en la foto oficial del 'Grand Prix'
POLÍTICA

Un Grand Prix del Verano sin vaquillas por Podemos

TVE se pliega a la Ley Animal de Ione Belarra

Dieciocho años después ya nada es lo que era en España, ni siquiera el Gran Prix del Verano. El programa familiar con el que creció toda una generación de españoles ha regresado a la pantalla. Pero lo ha hecho sin su principal símbolo, la vaquilla, debido a la Ley Animal del Gobierno de Podemos.

El Grand Prix, programa presentado por Ramón García, representaba el espíritu de los pueblos españoles donde las vaquillas son parte indispensable. Estos animales fueron protagonistas en varios de los divertidos juegos de este programa emitido entre 1995 y 2009. De hecho, era la imagen del concurso y la letra de la canción decía aquello de “has de saltar para evitar que la vaquilla te dé un buen revolcón”. 

Pero la Ley Animal aprobada por el Ministerio de Derechos Sociales este 2023 ha dejado al programa sin su gran símbolo.

Qué dice la ley de Belarra

El artículo 65 de la Ley 7/2023 impulsada por Ione Belarra dice que “la inclusión de animales en espectáculos de televisión requerirá una declaración responsable ante la autoridad competente”. La ley obliga a identificar a los animales y “garantizar el bienestar de los animales durante la filmación”. 

Primer plano de Ione Belarra de Podemos con la mano en la barbilla en posición reflexiva

Además prohíbe “cualquier conducta que cause dolor, sufrimiento o lesión a un animal y perjudique su salud o provoque su muerte”. La norma excluye los animales utilizados en los espectáculos taurinos. La duda se mantuvo hasta el último momento, pero finalmente TVE anunció que retiraría a las vaquillas del Gran Prix.

Decepción entre las familias

El programa ha sustituido a la supervaquilla por un disfraz de vaca que funciona como comodín. Además entra en escena Nico, un dinosaurio que complica las pruebas a las que se enfrentan los concursantes. Unos cambios que para muchos espectadores hace que el espíritu ya no sea el mismo.

La decisión causó una gran decepción entre el público de este programa familiar, incluso entre antitaurinos. Decían que el programa ya no sería lo mismo, y que lo divertido era ver a los concursantes dándose unos buenos revolcones. La nostalgia de volver a ver el programa quedó empañada por esta decisión.

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