Los errores de Vox que pueden ser su condena
Los errores del partido de Abascal han frenado sus expectativas
España perdió el domingo una oportunidad de oro para sumarse a la ola conservadora que arrasa en Europa. Parecía sencillo, a tenor del cambio de ciclo político iniciado en las municipales y autonómicas del 28-M, y el desgaste de un Gobierno de coalición obligado a adelantar las elecciones. La derecha ganó, sí, pero lejos de la mayoría absoluta que arrojaban todas las encuestas.
La lógica decepción abre un período de reflexión en el conservadurismo español, con un ojo puesto en la capacidad de Sánchez para convencer a Puigdemont. PP y Vox podrían tener una segunda oportunidad si Junts da calabazas al PSOE. Para entonces, la derecha habrá tenido tiempo de reflexionar sobre las lecciones del 23-J.
Vox descubre sus propios límites
Vox consiguió en noviembre de 2019 su mejor resultado electoral (52 diputados y tercera fuerza política). Lo hizo favorecido por el caos de un país ingobernable y con Cataluña ardiendo por la sentencia del procés.
Cuatro años después, pierde 19 diputados en pleno auge de los partidos patriótico-conservadores en Italia, Francia, Países Bajos, Dinamarca, Suecia y Finlandia. El batacazo puede explicarse por el amplio espacio progresista que hay en España y la fidelización del electorado conservador por parte del PP. Pero también hay que bosquejar en los propios errores de Vox.
Es cierto que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero extendió el progresismo más allá de la izquierda. No en vano España fue pionera en cuestiones como el matrimonio homosexual, el aborto o el feminismo. Desde entonces, hay una reticencia de los españoles a "ir hacia atrás".
También es cierto que el PP dispone de un arraigado poder territorial que entre otras cosas le ha permitido absorber a Ciudadanos. Vox ha descubierto en estas elecciones sus verdaderos límites. Unos límites marcados por la hegemonía del progresismo y la competencia del PP.
Los errores de Vox
Pero los errores de Vox han acabado por frenar sus propias expectativas. Por ejemplo, el partido nunca ha sido capaz de romper del todo con las reminiscencias franquistas, que son una línea roja para muchos votantes de derecha liberal.
Luego está la ideología, que ha sido el arma de los Hermanos de Italia y los homólogos de Vox en otros países europeos. Estos partidos han ofrecido programas atractivos con un puñado de ideas como el reto migratorio y la seguridad. En España, en cambio, Vox ha introducido temas etéreos como la batalla cultural y la leyenda negra española.
A ello se añade el perfil histriónico de algunos de sus dirigentes, que refuerza la sensación de un partido excéntrico con poca capacidad de gestión. Tampoco ha ayudado la arrogancia de Vox, cuya inagotable ambición le ha llevado a disputarle el espacio a la “derechita cobarde” del PP. En definitiva, un cúmulo de errores que les ha privado de tener la llave de la alternativa conservadora en España.
El techo de la derecha
Hay otro tema que preocupa, y es si Vox puede ser un freno a las aspiraciones de una alternativa conservadora. La derecha consiguió el pasado domingo 11 millones de votos, máximo histórico, y podría haber tocado techo. En el PP están convencidos de que sin la competencia de Vox habrían logrado la mayoría absoluta.
En primer lugar, porque entienden que los pactos municipales PP-Vox y la disputa entre ambos partidos ha desmovilizado al electorado conservador. En segundo lugar, creen que el temor a la “extrema derecha” ha favorecido la concentración del voto útil en Sánchez. Y en tercer lugar, en Génova piensan que en algunas circunscripciones los votos a Vox les ha privado de algunos escaños para llegar a la mayoría absoluta.
El 23-J abre un período de reflexión en Vox, pero también en el PP, donde ahora se manejan dos tesis. Algunas voces critican la confrontación con Vox y piden un volantazo desacomplejado a la derecha. Otros, sin embargo, apuntan a que el PP no llegará a la Moncloa hasta que desaparezca Vox.
¿Como Ciudadanos?
Ciudadanos desapareció por querer ir demasiado rápido. El partido de Albert Rivera se presentó como alternativa de poder en España sin tener un poder territorial consolidado. Cuando perdió su oportunidad, el partido se desintegró con una velocidad asombrosa.
¿Puede ocurrir lo mismo con Vox? La pérdida de diputados es un serio toque de atención, pero a diferencia de Ciudadanos tiene mayor capacidad de resistencia. Además de tener un contexto europeo favorable, ha conseguido entrar en nichos electorales importantes y tiene una capacidad de influencia en redes y entre los jóvenes que Ciudadanos no tenía.
Pero también hay errores que corregir para no acabar como Ciudadanos. Por ejemplo, recordar para qué llegaron a la política y no dejarse cegar por la ambición de poder y el reparto de cargos. También abandonar las excentricidades, disciplinar al partido y rodearse de asesores políticos y de comunicación.
El partido necesita nuevos talentos, capacidad autocrítica y humildad para crecer con más determinación. También romper determinada estética y acercarse a las cuestiones que interesan en la calle. Son solo algunas propuestas para que Vox recupere la fuerza necesaria para erigirse en la llave de la alternativa al sanchismo.
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