Dos hombres con gafas, uno con el puño levantado y el otro con expresión seria, sobre un fondo azul.
POLÍTICA

Gonzalo Boye quiere convertir a Carles Puigdemont en una mezcla de Gandhi y Rosa Parks

El entorno del expresident construye el relato para esconder la cruda realidad

El sainete de Carles Puigdemont en Barcelona sirvió para dar aire al líder de Junts en un momento crucial para su supervivencia política. La investidura de Salvador Illa y el agotamiento de su crédito, incluso dentro de su propio partido, comprometían muy seriamente su futuro inmediato. Días después su situación sigue siendo muy delicada, así que su entorno está exprimiendo al máximo su paseo por Cataluña para seguir vendiendo un relato que adopta por momentos un cariz delirante.

La realidad es cruda: Puigdemont sigue en el extranjero, con la amnistía en el aire y su partido condenado a pasar cuatro años más en la oposición. Ante esta realidad, el aparato puigdemontista trata a la desesperada de presentarlo como un líder de la no-violencia y la desobediencia civil, una mezcla de Gandhi y de Rosa Parks.

Al frente de la estrategia está Gonzalo Boye, abogado, amigo y adulador de Puigdemont. Sus últimos mensajes en las redes sociales denotan que algo no va bien y que parecen haber enloquecido por momentos.

“Cuanto mayor es el grado de madurez democrática de un grupo objetivamente identificable de personas, mayores son las fuerzas con las que se cuenta para usar la no violencia activa como instrumento de desobediencia civil”. El mensaje, con fecha 18 de agosto, luce en el perfil de Twitter de Gonzalo Boye. Apenas unas horas después, sorprende con otro alarde de épica:

“La no violencia activa implica trasladar al contrario todo el uso de la fuerza, es el contrario quien la ejerce y el no violento quien la sufre. Sin embargo, el desgaste lo sufre el violento, porque ni tiene la razón ni demuestra tenerla”.

La imagen muestra dos tuits de Gonzalo Boye. El primer tuit dice:

Según Boye, “no hay nada más desgastador para el poder injustamente ejercido que la no violencia activa, que consiste en recurrir no a métodos violentos sino al uso de la fuerza de la razón”. Afirma que “quienes la practican demuestran una de las formas más complejas y perfectas de desobediencia civil”.

Incapaces de asumir la realidad

La realidad es que Junts estuve vendiendo durante meses el retorno de Puigdemont como un momento histórico y al final tuvo un alcance más bien limitado. Apenas unos miles de personas se concentraron para respaldarle, y días después ya apenas se habla de ello. Solo le quedan los fieles, como su guardia pretoriana encabezada por el propio Boye y sus terminales mediáticos como Pilar Rahola y Vicent Partal.

Este último fue el primero en vender el numerito de Puigdemont como “un acto impecable de desobediencia civil”. Esta va un paso más allá, y pide una revolución cívica en Cataluña para hacer caer el gobierno de Salvador Illa, elegido democráticamente en las urnas, e imponer un golpe por parte de quienes ya no tienen la mayoría en el parlamento.

Eso, la pérdida de la mayoría, es precisamente lo que ha disparado los nervios en el entorno de Junts y de Carles Puigdemont.

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