Del 155 a la amnistía: el giro de 180 grados de Pedro Sánchez
El presidente del Gobierno ha pasado de rechazar la amnistía a concederla en algo más de tres meses
La palabra ‘amnistía’ es, sin ningún género de dudas, la más utilizada en los medios de comunicación españoles en los últimos días. Y mucho más que eso: ya es una de las palabras del año; uno de aquellos vocablos que pasará a formar parte de la historia política de España. Con acérrimos defensores y feroces detractores, la amnistía constituye un punto de inflexión de la política nacional: nada será igual desde su aprobación.
La amnistía, la gran pirueta de Pedro Sánchez
Con su concesión, el PSOE se aleja más que nunca del otro gran partido nacional, el PP. Por vez primera, los socialistas hacen una concesión de altísima envergadura al independentismo, un acuerdo que para algunos supone un desafío, incluso una ruptura, del orden constitucional español. Son distintos los medios y opinadores que tratan a Sánchez de “felón” e incluso de “traidor” a España; así como otros destacan su “valentía” al promover esta medida.
España se divide en dos facciones nítidamente opuestas y abre una etapa —y una legislatura— que, sin duda alguna, va a estar marcada por la tensión y el enfrentamiento. De lo que nadie duda, incluso sus más entusiastas protectores, es del rotundo giro en el discurso de Pedro Sánchez respecto a la amnistía.
Al nivel de los más osados trapecistas y equilibristas, Sánchez ha pasado de oponerse de forma radical a la amnistía a concederla en cuestión de meses. Merece la pena echar la vista atrás y observar detenidamente una pirueta que ya forma parte de los Annales de la política española.
Pedro Sánchez, el líder del PSOE del 155
El punto de partida lo encontramos hace exactamente seis años. El gobierno de Carles Puigdemont organiza el referéndum del 1 de octubre y, semanas después, el Parlament declara la independencia. Solo unas horas más tarde, el Gobierno suspende la autonomía de Cataluña con la aprobación, por parte del Senado, del mecanismo previsto en el artículo 155 de la Constitución.
En la votación de esta medida, el PSOE liderado por Pedro Sánchez, entonces en la oposición, apoya al Gobierno de Mariano Rajoy. Los socialistas votan a favor —junto al PP, C’s, Foro Asturias, Coalición Canaria y Unión del Pueblo Navarro— de la aplicación del artículo 155. De este modo, explicitan su posición de alineamiento con el PP en uno de los pilares que, al menos hasta hoy, había aparejado a ambas formaciones: la defensa de la unidad de España.
Sánchez se convierte en presidente solo ocho meses después, y a finales de 2019 revalida el cargo con el Gobierno de coalición con Unidas Podemos. Lo hace con el apoyo clave de ERC, que contaba entonces con varios de sus capitostes en la cárcel, empezando por su presidente, Oriol Junqueras. El acuerdo, semanas después de la sentencia del ‘procés’, que acarreó incidentes en Cataluña, ya generó cierta controversia en las filas socialistas.
Sánchez, que había prometido en campaña no pactar con los independentistas, llegaba a un acuerdo con ERC solo unos meses más tarde. Así lo explicitaba el propio líder socialista en un mensaje en la red social X que en los últimos días ha recobrado viralidad:
La legislatura se agotó el pasado mes de julio. Lo hizo con frecuentes acuerdos con ERC, así como con el independentismo vasco, representado por EH Bildu. Ambas formaciones han sido los socios preferentes de PSOE y Unidas Podemos durante el primer mandato del Gobierno de coalición.
Pedro Sánchez, explícito en campaña: “Ni hubo amnistía ni habrá referéndum en Cataluña”
La llegada de la campaña electoral obligó a Pedro Sánchez a ser explícito en algunas cuestiones de las que, hasta entonces, había podido rehuir. Evidentemente, el candidato socialista fue interrogado por sus pactos con las formaciones ‘indepes’ y sobre eventuales nuevos acuerdos. Con ERC y Junts reivindicando la amnistía y el referéndum de autodeterminación, a Sánchez se le preguntaba por posibles cesiones en este ámbito.
Solo tres días antes de los comicios, Sánchez fue claro en una entrevista en ‘Al rojo vivo’, en La Sexta. “Yo entiendo que estamos en campaña y que tienen que decir estas cosas, pero el independentismo pedía la amnistía, pide un referéndum de autodeterminación, no han tenido la amnistía y no hay un referéndum de autodeterminación ni lo habrá”, afirmaba Pedro Sánchez. El candidato socialista era, pues, claro y meridiano sobre la posibilidad de amnistiar a los condenados por el ‘procés’.
Meses antes, en un debate en el Senado con la republicana Mirella Cortés, Sánchez ya se había opuesto a esta medida, reclamada por ERC. “Si queremos avanzar en la mesa de diálogo, tenemos que empezar a hablar de las cosas que tenemos más cercanas. Si solamente se puede hablar de autodeterminación y amnistía, ¿eso es un diálogo, es una negociación o es una imposición?”, preguntaba Sánchez.
Miquel Iceta, Salvador Illa, María Jesús Montero o el exministro de Justicia, Juan Carlos Campo, son otros de los rostros visibles socialistas que se han pronunciado contra la amnistía en los últimos años. Sin embargo, la coyuntura política deja ahora sus palabras en papel mojado.
Un giro radical de Pedro Sánchez en cuestión de cien días
Todo cambió la noche electoral, que situó a Junts y a Carles Puigdemont en el centro de la ecuación de la gobernabilidad en España. Semanas después, a inicios de septiembre, Puigdemont fue claro y rotundo: la amnistía es la ‘conditio sine qua non’ de la investidura. Y con estas palabras, Sánchez comenzó a virar el timón.
A mediados de agosto, en plenas negociaciones para la presidencia del Congreso, Sánchez ya dejó la puerta entreabierta. “Quien decide qué es constitucional es el Tribunal Constitucional”, dijo, preguntado por el encaje de una eventual amnistía en la Carta Magna. Desde entonces, las declaraciones de Sánchez han sido constantes referencias en defensa de la amnistía; eso sí: de forma velada y sin referirse directamente a este concepto.
“Superar las crisis territoriales”, “profundizar en la reconciliación”, “avanzar en el reencuentro” … muchos han sido los eufemismos utilizados por el presidente en funciones en las últimas semanas. Subterfugios para evitar mencionar una “amnistía” que se negociaba con absoluto hermetismo con los independentistas. No fue hasta el pasado sábado cuando Sánchez fue explícito: “Catalunya está lista para el reencuentro total, por eso defiendo hoy la amnistía”.
Sin ningún tipo de tapujo, Pedro Sánchez defendía su posición ante sus propias filas, entre las que cuenta con abierta oposición. Se consuma, pues, un giro radical e inesperado si miramos tan solo unos meses atrás. La amnistía, una medida que parecía imposible hace unas semanas, va a ser realidad en los próximos meses.
Con ella, se abre sin duda una nueva etapa en la política española; un nuevo tiempo, una resituación de aliados y adversarios. Ante la incertidumbre de lo que ocurrirá los próximos meses, se alumbra una certeza: nada volverá a ser como antes.
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