Montaje de Tània Verge con la Targètia Sanitària i la bandera trans

POLÍTICA

La Generalitat admite que sobredimensiona lo que llaman 'realidad trans'

Solo un 0,05% de la población catalana ha solicitado ponerse el 'nombre sentido' en la tarjeta sanitaria


“Poner en la tarjeta sanitaria el nombre sentido, un trámite al alza entre personas trans”. El titular es de la televisión pública catalana, altavoz y correa de transmisión de los delirios del gobierno catalán de ERC. La realidad es que según la propia información, solo medio millar de personas han recurrido a este trámite que no tiene ninguna utilidad a efectos prácticos.

De hecho, la medida lleva en marcha desde 2015 pero es ahora cuando el Govern de Pere Aragonès saca pecho por el ligero aumento de casos en 2023. Pese a su intento de promocionar la nueva realidad trans, la verdad es muy distinta. El año pasado se cambiaron el nombre 519 personas, un porcentaje muy bajo de la población.

Trámites de cambio de nombre en la tarjeta sanitaria

AÑOPERSONAS
2019

187

2020

229

2021

445

2022

451

2023

519

Fuente: Govern de la Generalitat

En total, desde 2019 se han cambiado el nombre de la tarjeta sanitaria 2.300 personas en un total de 7,5 millones, es decir, menos del 0,05% de la población. Esta es la realidad que pretenden sobredimensionar desde el Govern y sus medios afines. Una muestra más de la distancia entre la ideología y la realidad social.

En pleno debate sobre la ley trans catalana

El Govern, a través de la Conselleria d’Igualtat i Feminismes, está tramitando la ley integral de identidad y expresión de género, también conocida como ley trans catalana. Su intención es ampliar el “cambio a nombre sentido” en todos los trámites de la administración para las personas trans. Además, se incluirá una casilla de género no binario para quienes no se identifican como hombre o mujer.

La ley trans catalana tiene la intención de ir más allá que la ley trans estatal, lo cual ha causado una gran polémica. No es por lo tanto inocente que en pleno debate sobre la ley el Govern aproveche para sobredimensionar una realidad social residual. Hay que recordar que gracias a este trámite, las personas pueden poner en la tarjeta sanitaria su “nombre sentido” aunque este no coincida con el de la documentación oficial.

Montaje de Irene Montero y Tania Verge con la bandera trans

Para adornarlo más, Catalunya Nit de 3CAT entrevista a una de las personas que han cambiado su nombre en la tarjeta sanitaria. Adele Miravet asegura que este trámite “le ha ayudado mucho a integrarse mejor en la sociedad. Me tratan en femenino, me llaman por mi nombre, e incluso en una toma de orina me dijeron si la quería hacer de pie o sentada”.

Oposición de sectores feministas

El Govern ha sido muy criticado por convertir un fenómeno real, la disforia de género, en una moda que persigue borrar el concepto de género. Esto se contradice con la propia lucha feminista, cuya meta es la igualdad entre géneros. Por eso amplios sectores del feminismo ven la ideología trans como un obstáculo para sus logros.

El feminismo considera que la desigualdad de la mujer es fruto del dominio de un género, el masculino, por encima del otro, el femenino. La ideología trans considera que el género no existe o en todo caso es una realidad fluida, sentida. Plantea que alguien puede sentirse de dos géneros a la vez, de ninguno, o de uno u otro dependiendo del momento.

Esto implica la práctica desaparición del concepto de género, que está en la base de la teoría feminista de la desigualdad. Así, el Govern no solo sobredimensiona el tema sino que fomenta la división dentro del propio feminismo. Los casos reales, que existen, no pueden confundirse con un problema social de gran alcance.

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