Francia se pone dura: nacer en el país ya no dará automáticamente la nacionalidad
Los franceses han aprobado una nueva ley migratoria
Algo está cambiando en Europa, donde el problema de la inmigración ha dejado de ser un tema tabú. La aprobación de la nueva ley de inmigración en Francia marca un antes y un después, incluso más allá de sus fronteras. Hasta ahora, el país galo era uno de los que se resistía a la ola antiinmigración europea.
Emmanuel Macron ganó las últimas elecciones con la promesa de ser un dique contra la “extrema derecha”. Pero la realidad le ha pasado por encima, y su gobierno ha aprobado la nueva ley de inmigración con los votos del partido de Marine Le Pen. Ahora, el macronismo y el lepenismo rivalizan para apuntarse el tanto.
El ministro de Interior, Gérald Darmanin, saca pecho por haber llevado a la ultraderecha a su terreno con una ley que regulariza a millones de inmigrantes con trabajo. En cambio, Le Pen asegura que es el triunfo de sus ideas. Entre todas las medidas, destaca una que hasta hace poco era un tabú en la política francesa.
Será más difícil ser francés
Hasta ahora, negar la nacionalidad a una persona que había nacido en Francia, aunque sus padres fueran extranjeros, era considerado de extrema derecha. Según la nueva ley, nacer en el país ya no será una condición suficiente para recibir la nacionalidad. Los extranjeros tendrán que pedirla al cumplir los 16 y los 18 años.
Pero además, los extranjeros con doble nacionalidad, como argelinos, marroquíes y tunecinos, perderán la nacionalidad francesa en caso de ataques a las fuerzas de seguridad. La ley establece, además, que llegar a Francia sin papeles es un delito, y que habrá que esperar diez años en lugar de cinco para pedir la nacionalidad.
La ley Darmanin ha abierto otro melón, el de las ayudas públicas. La nueva ley se basa sobre dos principios, el de la preferencia nacional a la hora de conceder ayudas públicas, y el de la protección de los franceses como prioridad. Es decir, reconoce tácitamente el colapso de los servicios públicos y el aumento de la delincuencia y la inseguridad.
Más allá de la ideología
El debate migratorio en Francia tenía muchas aristas, pero la principal era qué hacer con los extranjeros que han nacido en el país y que no solo no se sienten franceses sino que incluso odian todo lo francés. Con esta ley, los extranjeros lo tendrán más difícil para acceder a la nacionalidad. Es decir, tendrán que ganárselo.
Muchos franceses estaban hartos de que los mismos que se beneficiaban del privilegio de ser francés y de las ayudas del Estado, luego atacaran a los franceses. El hecho de que un movimiento que no es de derechas, como el macronismo, apruebe esta ley, es significativo. Está claro que en Europa el problema migratorio ha dejado de ser un tema ideológico.
Por ejemplo, la nueva ley de inmigración francesa restringe la ayuda médica gratuita a los inmigrantes sin papeles. Además, a partir de ahora, si quieren obtener el permiso de residencia tendrán que aprender francés. Se trata de temas que hasta hace poco no se podía hablar en Francia.
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