Montaje de fotos de primer plano de Emmanuel Macron con la bandera de Francia de fondo
POLÍTICA

Francia acelera su lucha contra la inmigración ilegal

El país galo reclama medidas urgentes para una crisis nacional

El debate de la inmigración en Europa toma impulso. Varios países nórdicos se han unido para acelerar las deportaciones de inmigrantes ilegales, y Reino Unido, Austria e Italia han aprobado el traslado de los irregulares a un tercer país. Esta semana también ha empezado en Francia el debate para endurecer la ley de inmigración.

El gobierno de Emmanuel Macron se encuentra entre la espada y la pared. La pérdida de apoyos en la Asamblea Nacional, el ascenso de la ultraderecha y el aumento de la amenaza terrorista dejan poco margen de maniobra. En el trasfondo está la ola conservadora y antiinmigración que avanza imparable por toda Europa.

En esta tesitura, el Gobierno Macron ha asumido la necesidad de más mano dura contra el problema migratorio. El ministro del Interior, Gérald Darmanin, ha presentado esta semana la nueva ley de inmigración. Su objetivo es facilitar la expulsión de los inmigrantes que no se quieren integrar y que cometen delitos.

Una ley envuelta en la polémica

La nueva ley ha intentado encontrar el equilibrio entre la izquierda, partidaria de ampliar los derechos de los inmigrantes, y la derecha, favorable a las restricciones. La ley facilitará la expulsión de inmigrantes irregulares y endurecerá las condiciones para solicitar asilo. Pero también allanará el camino para la regularización de los trabajadores extranjeros.

Primer plano de Marine Le Pen

Según el propio ministro, se trata de no tener compasión con aquellos inmigrantes “que se aprovechan de nuestra generosidad”. Y al mismo tiempo, garantizar la convivencia con los que no hacen mal a nadie y que cantan la Marsellesa”. La realidad es que al final la ley no gusta ni a la izquierda ni a la derecha.

El punto más importante de la ley es que permite la expulsión de delincuentes extranjeros aunque lleven mucho tiempo en el país. Es un clamor de la sociedad francesa, tras los últimos episodios de ataques perpetrados por inmigrantes asentados en el país. “Los franceses no entienden”, dice Darmanin, “que no se pueda expulsar a aquellos que cometen delitos”. 

España, cada vez más aislada

La ley Darmanin hubiera supuesto un problema para el gobierno francés hace unos años. Si el ministro puede plantear ahora restricciones más duras es porque Europa empieza poco a poco a derribar tabúes sobre el problema migratorio. Es ya una realidad aceptada la necesidad de regular los flujos migratorios.

La demostración de que algo está cambiando es que incluso la socialdemocracia alemana pida deportaciones masivas. Esta propuesta era hasta hace poco una exclusividad de la ultraderecha. Los cierres de fronteras ganan cada vez más adeptos, y España es uno de los pocos países que resiste la tentación.

El Gobierno de Pedro Sánchez se niega a adoptar medidas restrictivas, pese a la nueva crisis migratoria que ha estallado el pasado mes de octubre. Esto le aísla cada vez más del frente europeo común contra la inmigración masiva y los problemas que conlleva. En algo se parecen Sánchez y Macron, y es que ambos temen al ascenso de la extrema derecha.

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