Feijóo, Sánchez y también Cataluña se la juegan hoy en las elecciones en Galicia
Muchas miradas están puestas en unas de elecciones gallegas más trascendentales de los últimos tiempos. Se trata de la primera cita electoral en España tras la creación del Frankenstein 2.0 y la amnistía
Este domingo se celebran las elecciones en Galicia. Se trata de la primera cita en las urnas tras el pacto de Frankenstein 2.0 y las concesiones del PSOE a los partidos procesistas. En definitiva, es la primera prueba de fuego para el ‘sanchismo’ y también para un Alberto Núñez Feijóo que se juega más de lo que parece. Mientras, Cataluña estará pendiente de lo que ocurre en tierras gallegas, ya que la onda expansiva de lo que pueda pasar en Galicia podría llegar hasta el Parlament.
Las encuestas, en líneas generales, marcan más o menos la misma tendencia. Todos auguran un triunfo del PP de Alfonso Rueda. Sin embargo, las dudas están en si el sucesor de Feijóo será capaz de conseguir la mayoría absoluta, que es casi la única fórmula que tiene para seguir gobernando.
El sanchismo contra el PP
Mientras, el ‘sanchismo’ aspira a dar el sorpasso e imponerse a los populares. Lo haría con un BNG al alza, liderado por Ana Pontón, que todo apunta a que quedará segunda. Un PSOE en descenso y un Sumar que se movería entre conseguir o no representación, completaría un ‘tripartito’ al que solo las encuestas más optimistas les dan opciones de ganar. Eso sí, la tendencia de los últimos días hace que nadie tenga valor de jugársela y descartar un posible triunfo del ‘sanchismo’ frente al PP.
Si esto pasara, la credibilidad de Alberto Núñez Feijóo al frente del PP quedaría en entredicho. Porque, más allá de que no sea él el candidato, perder la Xunta sería un golpe difícil de digerir para todo el partido. Primero, porque es el feudo del propio Feijóo. Segundo, porque la formación que él lidera habría sido incapaz de capitalizar el descontento general por las concesiones de Sánchez a los procesistas. Y tercero, porque si se llega a este punto, todo el mundo tendrá claro que habrá sido, en parte, por la polémica respecto al flirteo que tuvo con ERC y Junts, en el que hubo presuntos ofrecimientos de indultos e incluso estudió lo de la amnistía durante 24 horas.
Pedro Sánchez, por su parte, lo fía todo al BNG. Nadie cuestiona el importante batacazo que sufrirá el PSG, pero si consigue los diputados necesarios para dar la presidencia a los nacionalistas gallegos, se dará por satisfecho. Al fin y al cabo, el ‘sanchismo’ se basa simplemente en frenar “a la extrema derecha y a la derecha extrema” al coste que sea. En este sentido, el presidente del Gobierno juega a lo seguro. Si el Frankenstein gana, se apuntará un tanto importante. Y si pierde, siempre podrá decir que era lo esperable dada la fuerza que históricamente tiene el PP en Galicia. Evidentemente, hacer autocrítica o asumir el desastre no entra en sus planes.
Cataluña también se la juega
Lo que pase en Galicia afectará también a Cataluña, que en un año -como mucho- celebrará las elecciones en el Parlament. Por un lado, y aunque parezca contradictorio, una derrota del PP reforzará al partido en Cataluña. Alejandro Fernández representa la línea dura frente a la política de volantazos de Génova, en la que un día critican a los procesistas y el otro le tienen la mano. De hecho, en este sentido, el PP catalán ya ha ganado: ni que gane Rueda por los pelos, la estrategia moderada de Feijóo estará más en entredicho que nunca. Y se pondrá en valor la estrategia de confrontación clara y directa con los procesistas que representa Alejandro Fernández.
Es más, la situación en la que se ha metido Feijóo también puede tener sus consecuencias en Vox. Tras muchas encuestas en las que vaticinaban que los de Abascal apenas sumarían el 1% de los votos, los últimos sondeos en Galicia les auguran un ascenso a última hora. Seguramente no le dé para entrar en el parlamento gallego. Sin embargo, si se confirma ese aumento de intención de voto para Vox en la recta final de la campaña, será una dosis de optimismo para la formación conservadora en unos meses convulsos, con crisis internas, dimisiones, reestructuración del partido y unas proyecciones electorales poco optimistas. Cuando inicias una carrera electoral con previsiones tan nefastas, cualquier cosa que no sea fracasar ya representa algo a lo que agarrarse.
Por lo tanto, una tendencia al alza -aunque se queden sin recompensa- permitiría a Vox afrontar el año electoral en Cataluña con fuerzas. Y es que es en el Parlament donde todo el partido a escala nacional tiene puestas gran parte de sus esperanzas -igual que en las elecciones europeas-.
Después, tendremos al eje de la izquierda (ERC, CUP y Comuns), que se celebrará como un triunfo que el BNG consiga (si lo consigue) unos resultados que le permitan gobernar. Eso, aunque la realidad de los nacionalistas gallegos, con una tendencia al alza, sea completamente contraria a la que mantienen estas formaciones progresistas en Cataluña.
Finalmente tenemos a Junts, que en este juego de las elecciones en Galicia tienen poco que ganar o perder. Igual que Ciudadanos, que no se presenta en las gallegas mientras siguen centrados en las europeas de junio y las catalanas de dentro de unos meses. Mientras, el PSC también debe estar al acecho porque queda claro que la estrategia de Sánchez de gobernar a cualquier precio parece tener consecuencias para las delegaciones territoriales socialistas.
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