Feijóo apuesta por silenciar a los críticos internos
El líder de los populares entierra los debates ideológicos y el partido le otorga el beneficio de la duda a su estrategia
Al líder del PP no le interesa tener un debate ideológico dentro del partido. Desoye, pues, a los que pedían un congreso nacional y, así, reduce la posible disensión interna. Según la cúpula del PP, quieren concentrarse en hacerle una oposición dura a Sánchez: es decir, apariencia de unidad a cualquier precio.
El PP no quiere hacer ruido
Feijóo - ya lo han dicho muchos - no es un hombre que se sienta a gusto con los debates ideológicos. Son debates que, por lo general, se resuelven imponiendo alguna línea determinada y silenciando a las otras. Esto obedece a la tendencia que tiene cualquier partido a la uniformización.
El caso es que, dentro del PP, había un número creciente de personas que pedían una convención interna para rearmar ideológicamente al partido. Es decir, actualizar el discurso para intentar ganar a Sánchez de una vez: la ideología de un partido es más funcional que otra cosa. Estos que pedían una convención se apoyaban, además, en que el partido lleva siete años sin convocar una.
El mapa es el propio de estos casos: la cúpula y los cargos orgánicos dando largas y las figuras mediáticas pidiendo el micrófono. Los primeros justifican su postura diciendo que el PP ya tiene una ideología clara y que hay que concentrarse en hacer oposición. Los segundos, en cambio, dicen que sin combustible ideológico no hay oposición: Cayetana Álvarez de Toledo es un ejemplo de estos últimos.
El plan Feijóo: línea dura y perfil serio
Toda esta situación responde de fondo al hecho de que, antes del 23J,el PP ya se veía en la Moncloa. El chasco que se llevaron ha conducido a la situación actual, que Feijóo ha intentado resolver con la máxima celeridad posible. En esencia, ha consistido en reorganizar el interior del partido y hacer un equilibrio de voces.
Ha dado espacio a perfiles muy duros y se ha reservado para él un perfil serio e institucional. El objetivo es no quedarse a la zaga del discurso de Vox y evitar que el PSOE les vuelva a enredar con el tema de la extrema derecha. Por ahora, este plan tiene el beneficio de la duda: es un voto de confianza a Feijóo porque, en realidad, nadie se esperaba perder.
En fin, los debates entre las dos “almas” del PP quedarán enterrados al menos durante dos años y, a ser posible, durante toda la legislatura. Así, los críticos aceptarán la apariencia de unidad y discutirán de puertas para adentro. Y a excepción de alguna incontinencia mediática de figuras como Cayetana, el PP parecerá un partido muy unido: las próximas elecciones dirán si esto ha funcionado o no.
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