Una mujer de pie hablando en un micrófono en un entorno formal con varias personas sentadas detrás de ella.
POLÍTICA

El estrepitoso fiasco de Junts con el velo islámico relanza a Aliança Catalana

Los de Puigdemont no encuentran la posición desde la que competir con el ascenso de Sílvia Orriols

En un intento por recuperar terreno ante el avance de Aliança Catalana, Junts per Catalunya ha emprendido un giro discursivo que ha generado polémica y reacciones contrapuestas. El partido liderado por Carles Puigdemont ha propuesto la prohibición del velo islámico en las escuelas y del burka y el niqab en la vía pública. Esta medida ha sido presentada como una defensa de la igualdad de género y de los derechos de las menores, pero ha despertado escepticismo tanto dentro como fuera del arco parlamentario catalán.

El endurecimiento del discurso por parte de Junts se produce en un contexto electoral adverso. Según datos demoscópicos recientes, Aliança Catalana estaría atrayendo a una parte significativa del electorado independentista más conservador, arrebatando entre siete y ocho diputados a Junts en intención de voto. Esta presión ha forzado a Junts a tomar decisiones que buscan reforzar su perfil ideológico sin renunciar a una imagen de moderación, un equilibrio que hasta ahora parece no estar dando resultados positivos.

Un grupo de personas, algunas con hijabs, están sentadas y una niña de pie sostiene una bandera.

'Bienvenidos a la extrema derecha'

El episodio más reciente que ilustra este vaivén se produjo en el Parlament de Catalunya, donde la líder de Aliança Catalana, Sílvia Orriols, criticó duramente el cambio de postura de Junts. Desde la tribuna, Orriols ironizó sobre la nueva línea del partido, recordando que anteriormente calificaban de racistas y extremistas a quienes cuestionaban el uso del velo.

A su juicio, el giro no responde a una convicción ideológica real, sino al temor de perder representación parlamentaria. “Habían tenido años para posicionarse sobre este elemento discriminatorio y misógino y nunca han dicho nada”, afirmó Orriols, concluyendo con sarcasmo: “Bienvenidos a la extrema derecha”:

Junts respondió de forma inmediata. El diputado David Saldoni acusó a Orriols de fomentar el odio y de comprometer la cohesión social en Cataluña. Defendió la nueva propuesta como una medida a favor de los derechos de los niños y de la emancipación femenina, sin aclarar, sin embargo, por qué esta iniciativa sería distinta de la impulsada por Aliança Catalana. Esta ambigüedad ha generado dudas sobre la coherencia interna del partido y ha reforzado la percepción de que actúa por necesidad electoral, más que por principios claros:

Con el islam hemos topado

El debate sobre el uso del velo no es nuevo en Cataluña. Ya en 2010, municipios como Lleida iniciaron intentos de prohibición del burka en espacios públicos. No obstante, el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya suspendió estas restricciones por atentar contra la libertad religiosa. Desde entonces, el tema ha seguido generando fricción, especialmente en entornos educativos, donde el Govern ha recomendado evitar el uso de prendas que oculten el rostro por interferir en la comunicación y el aprendizaje.

Un hombre con gafas revisa un documento mientras sostiene un bolígrafo.

Mientras tanto, Aliança Catalana ha intensificado su discurso crítico contra el islam, consolidando su presencia entre sectores que perciben contradicciones entre multiculturalismo y feminismo. Orriols ha sabido capitalizar este terreno discursivo, organizando actos públicos, como una mesa redonda en Ripoll contra la imposición del velo, y vinculando su mensaje a fechas simbólicas como el día contra la violencia de género. Esta estrategia le ha permitido posicionarse como una voz desafiante frente al progresismo tradicional y le ha dado mayor visibilidad mediática.

La evolución del discurso de Junts y la presión ejercida por Aliança Catalana ilustran una competencia creciente por el electorado identitario. La reacción de los votantes ante estas maniobras definirá el rumbo de ambos partidos en el panorama político catalán. Por ahora, Junts sigue sin encontrar una fórmula clara para frenar la expansión de una formación que ha hecho del discurso claro y contundente su principal activo político.

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