ERC tiende una trampa a Junts: la fría venganza dos años después
Los de Carles Puigdemont tendrán que posicionarse tarde o temprano sobre el financiamiento singular
Más allá de las contradicciones que entraña el acuerdo con el PSC, y del desgaste que va a suponer en los próximos meses, es innegable que el movimiento estratégico de ERC no está mal tirado. Hay que recordar que el 12 de mayo perdieron 13 diputados y vieron como Junts les adelantaba con quince diputados más y una indiscutible posición de superioridad en la particular lucha por la hegemonía del independentismo.
Junts ya había usurpado a ERC la llave de la gobernabilidad en España llegando a ocupar el puesto de socio preferencial en lugar de los republicanos. Además contaban con la baza del regreso de Puigdemont, mientras los republicanos se desangraban en una lucha interna de impredecibles consecuencias. Pero la aritmética electoral ofreció a los republicanos una ventaja inesperada, que han decidido aprovechar.
Con todas las contradicciones que entrañaba, la cúpula de Esquerra siempre tuvo claro que la única salida era el acuerdo con el PSC. Un acuerdo que les permite el repliegue interno a la espera de resolver la crisis interna y esperar tiempos mejores. Pero sobre todo, el pacto permite a los republicanos cobrarse la venganza de la salida de Junts del gobierno catalán en octubre de 2022, tendiéndole además una peligrosa trampa.
La venganza de ERC a Junts
Junts decidió en una maratoniana reunión el 7 de octubre de 2022 romper el gobierno con ERC y dejar a los republicanos en minoría. Esquerra se ha cobrado ahora su venganza, dos años después, en otra maratoniana reunión. Esta vez el golpe es más severo, porque deja a Junts en la oposición cuatro años más, deja al partido muy debilitado y compromete en gran medida el horizonte político de Carles Puigdemont.
ERC se queda en la oposición pero con la llave de la gobernabilidad en Cataluña, pudiendo así condicionar el gobierno de Salvador Illa, por ejemplo con la negociación de los presupuestos. Primera ventaja del acuerdo, Esquerra revierte el sorpasso de Junts en las elecciones y asume un papel principal en la política catalana mientras relega a los juntaires a una posición secundaria. Segunda ventaja, ERC aplaza sus crisis interna y traslada la presión a Junts, que ayer reunió su ejecutiva de urgencia para preparar la respuesta al golpe.
Hay que tener en cuenta que Junts apenas conserva poder territorial en Cataluña y que los próximos cuatro años de oposición debilitan mucho al partido. Todo el peso recae ahora sobre Carles Puigdemont, a quienes muchos dentro de su partido culpan de la marginalidad en la que se encuentran ahora. Ahora solo les queda el regreso de Puigdemont y seguir estirando el chicle del victimismo procesista, aunque sectores internos empiezan a pensar en una transición interna para acabar con el puigdemontismo.
Una peligrosa trampa
Sin poder territorial y en la oposición en Cataluña, a Junts solo le queda (a parte del regreso de Puigdemont) retener su posición de influencia en Madrid. En este sentido, la negociación del sistema fiscal singular de ERC encierra una sutil trampa a los juntaires. Y es que el cambio del sistema de financiación autonómico necesitará pasar por el Congreso, y el PSOE necesitará el voto de Junts para sacarlo adelante.
Por eso para el PSOE es crucial ahora consolidar la alianza con ERC sin deteriorar las relaciones con Junts. Pero a su vez ERC obliga de esta forma a Junts a votar a favor o en contra de su sistema de financiación. Los republicanos no solo sacan pecho por haber conseguido el concierto económico que Artur Mas no logró, sino que esperan que la votación en el Congreso deje en evidencia a Junts.
ERC ya ha hecho un llamamiento a Junts a sumarse al financiamiento singular, lo cual supone una humillación para los de Puigdemont. Si votan a favor en el Congreso avalarán a su modo el acuerdo de ERC con el PSC, pero si votan en contra se arriesgan a sacrificar su posición en el Congreso. ERC ha tomado una decisión arriesgada, pero de momento ha conseguido acorralar y debilitar a Junts.
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