ERC, Junts y la CUP se unen para salvar los muebles
Los partidos procesistas se centran en evitar la abstención y desgastar al PSC
Los partidos independentistas han entendido que una cosa son sus batallas en casa y otra muy distinta su papel en Madrid. Hasta ahora han fracasado a la hora de ensamblar el frente común que reclamaba Pere Aragonés. Pero finalmente, ERC, Junts y CUP parecen haber firmado una tregua hasta el 23 de julio.
Tras las municipales del 28-M, Esquerra y Junts pusieron en el horizonte un gran acuerdo que no se ha producido. ERC pactó con el PSC en municipios y diputaciones, y se unió a EH Bildu para concurrir juntos al Senado. El partido de Puigdemont, empeñado en la confrontación permanente, ha quedado más aislado que nunca.
Los partidos independentistas plantearon las generales del 23-J como la antesala de las próximas elecciones autonómicas. Pero no contaban con la campaña abstencionista. Ante el llamamiento de una parte importante de sus bases a no votar, los partidos unen fuerzas para salvar los muebles.
ERC, Junts y CUP han abandonado los reproches entre ellos y se centran en combatir el abstencionismo. El llamamiento masivo a las urnas centrará la recta final de sus campañas. Y mientras cada uno busca ocupar un espacio que no perjudique al bloque del independentismo.
El PSC, la obsesión de Esquerra
Junts ha dejado de ser la obsesión de Esquerra, que orienta su campaña a ocupar el espacio de la izquierda. No es extraño que Gabriel Rufián ataque constantemente al PSOE y especialmente a Sumar. Es una consigna de partido: presentar a ERC como el único voto útil para frenar a la extrema derecha.
Rufián empezó muy fuerte contra Junts, a quienes acusó de no haber hecho nada útil en el Congreso. En cambio, puso en valor los logros de su partido, como los indultos o la eliminación del delito de sedición. En los últimos días, no obstante, ha bajado el tono contra el partido de Puigdemont.
Junts, contra la abstención
El resentimiento de Junts con ERC es obvio, sobre todo después de su salida del Govern en Cataluña. Pero los postconvergentes entienden que su guerra con Esquerra les resta energías en la confrontación con el Estado. Su estrategia se centra en presentarse como el único partido capaz de plantar cara a Madrid.
Su objetivo es contrarrestar la campaña abstencionista, y para ello han pedido el voto para cualquier partido independentista (incluído ERC). Su otro frente es la equiparación de PSOE con el PP para evitar el voto útil a Pedro Sánchez. Su recta final de campaña se centrará en los agravios del Estado contra Cataluña y erosionar al PSC.
La CUP a por el referéndum
Ni Junts ni ERC forman parte de las obsesiones de la CUP, cuyo programa se basa en el referéndum como precio a la investidura. Los cupaires están dispuestos a bloquear la gobernabilidad y forzar unas nuevas elecciones. Y su campaña se centra en los ataques al PSC y a la “extrema derecha”.
Los tres partidos coinciden en que un batacazo del independentismo el 23 de julio abriría un período de reflexión en este espacio. Su gran temor es que el PSC siga subiendo y gane las próximas elecciones catalanas. Por eso, pese a la tensión, los tres partidos independentistas están condenados a entenderse.
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