La enésima reactivación (y a la desesperada) del Procés
La ANC y los líderes procesistas formulan nuevas propuestas para volver a 2012
Doce años después del inicio del Procés, y siete años después del referéndum y la declaración fallida de independencia, los líderes procesistas vuelven a recuperar el sueño de la autodeterminación y de una Cataluña independiente. En realidad, el Procés no fue más que un engaño de las élites nacionalistas para repartirse un poder que iba a la baja. Una vez descubierto el engaño, las bases han ido dando la espalda a los partido y a los líderes que ahora intentan resurgir vendiendo tres cuartos de lo mismo.
Los procesistas vuelven al origen de todo. El 13 de noviembre de 2009, día de la primera consulta sobre la independencia de Catalunya, en Arenys de Munt, se pusieron las bases para la Primera Conferencia Nacional para el Estado Propio que se celebró dos años después. El pasado 10 de noviembre, con motivo de aquella efeméride, se celebró la Segunda Conferencia Nacional por el Estado Propio, en la que los líderes procesistas presentaron una nueva hoja de ruta hacia la independencia.
En el acto participaron las primeras espadas de la élite procesista, desde Artur Mas y Carles Puigdemont hasta Carme Forcadell y los más radicales de la ANC. La hoja de ruta consta de diez puntos y anima a “impulsar acciones de desobediencia civil que hagan visible que estamos dispuestos a todo y que estamos preparados para defender la República hasta las últimas consecuencias”. Identifican al rey Felipe VI y a Salvador Illa como principales enemigos de Cataluña, y apelan nuevamente a la unidad estratégica del independentismo.
El nuevo plan del Procés
El plan de este nuevo Procés 2.0 pasa por organizar hasta 22 grupos de trabajo que trabajarán en áreas estratégicas para preparar la independencia. El objetivo es acordar un referéndum vinculante con el Estado español. En caso de no ser posible, convocar unas elecciones plebiscitarias en Cataluña tras las cuales, en caso de ganar, el bloque independentista iniciará un proceso constituyente de la república catalana.
La hija de ruta contempla incluso la creación de los Grupos de Autodefensa Territorial, una especie de nuevos CDR cuya misión será defender la nueva república en territorios estratégicos. No faltan las referencias a lugares comunes del Procés como la identidad digital, la moneda propia y la banca nacional catalana. Contempla también una suerte de Estado Mayor compuesto por dirigentes de la ANC más radicales como Pere Pugès, Joan Puig, Joan Matamala y Rosa Maria Quintana.
La ANC quiere volver a 2012
Precisamente la ANC, ahora dirigida por Lluís Llach, está ultimando su propia hoja de ruta para relanzar el proyecto independentista. Los nuevos dirigentes de la entidad preparan una actualización del plan estratégico 2025-2026, en aras de buscar "un nuevo enfrentamiento con el Estado" con "una nueva estrategia": recuperar la mayoría independentista en caso de elecciones anticipadas, y volver a una situación parecida a la de 2012. Recuerdan que aquella legislatura empezó con una Declaración de Soberanía, y culminó con las elecciones plebiscitarias de 2015 y el referéndum de 2017.
La hoja de ruta de la ANC es aún más rocambolesca que la de la Conferencia Nacional por el Estado Propio. Proponen aprobar en el Parlament las iniciativas legislativas populares (ILP) sobre el catalán y la ley electoral, para luego ser llevadas al Congreso donde seguramente serían rechazadas. Según su plan, esto debería provocar "grandes protestas" en Cataluña, y forzar al Parlament a presentar un demanda de independencia a las Cortes Generales mediante una reforma de la Constitución.
Su más que probable rechazo justificaría la convocatoria de unas elecciones plebiscitarias para lanzar un último embate al Estado y, mediante la desobediencia civil, proclamar la República Catalana.
Puigdemont y Junqueras, los 'nuevos' líderes del Procés
El entorno de la ANC subraya siempre la necesidad de canalizar esta segunda etapa del Procés a través de la sociedad civil, como respuesta al agotamiento de los viejos liderazgos procesistas. Pero Carles Puigdemont ha sido elegido presidente de Junts, y Oriol Junqueras está muy cerca de ser reelegido presidente de ERC. Tanto uno como otro reivindican el legado del 1-O para relanzar sus respectivos proyectos políticos.
Mientras Carles Puigdemont mantiene su alianza con el PSOE en Madrid, vende en Cataluña la necesidad de echar a Salvador Illa de la Generalitat y volver a la confrontación con el Estado. En su hoja de ruta particular, Puigdemont presenta a Junts como el paraguas de un gran movimiento en el que se reagrupen los partidos y las entidades procesistas.
Por su parte, Oriol Junqueras mantien su intención de seguir apoyando al PSOE en Madrid y al PSC en Cataluña, pero al mismo tiempo vende una hoja de ruta que incluye el referéndum y la DUI. Junqueras se presenta como el nuevo líder del independentismo que conducirá Cataluña a un nuevo 1-O y otro 3 de octubre.
Los líderes procesistas siguen rememorando efemérides y fechas históricas mientras tratan de revivir los sueños independentistas para salvar sus propios proyectos. Puigdemont y Junqueras siguen pactando con PSOE/PSC mientras hablan de desobediencia, y la ANC quiere volver a las calles cuando apenas es capaz de reunir a un puñado de militantes en sus manifestaciones. La reactivación a la desesperada del Procés no deja de ser una oda al universo paralelo sobre el que se cimentó el procesismo.
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