Más problemas para Puigdemont: hasta los suyos empiezan a dudar de él
Las encuestas internas invitan a pensar en la necesidad de una sucesión
ERC se está llevando de momento la peor parte de la crisis del procesismo, que hace tiempo que no levanta cabeza. Los republicanos han perdido peso en todas las instituciones y se enfrentan a una división interna de consecuencias imprevisibles. Esto, sin mencionar la pérdida de prestigio que sitúa a la formación centenaria en uno de los momentos más críticos de su historia.
La crisis en ERC y el resultado de las últimas elecciones catalanas, en mayo, pareció dar una tregua a Junts. Pero el fiasco de la amnistía, la incierta situación de su líder y la inminente investidura de Salvador Illa desplazan el foco ahora sobre los convergentes. Dentro de Junts empezó a haber ruido de sables, y todos apuntan hacia Carles Puigdemont.
El Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) ya reveló la semana pasada un hundimiento histórico del independentismo. Pero los partidos también manejan encuestas internas, y según ha revelado El Confidencial, las de Junts arrojan un panorama aún más apocalíptico.
El entorno de Junts y Carles Puigdemont llevan días presionando a ERC para que bloquee la investidura de Illa y fuerce la repetición electoral. Sus únicas opciones pasan ahora por intentar reunir al independentismo de cara a unas nuevas elecciones. Pero según las encuestas internas que maneja Junts, Puigdemont conseguiría en el mejor de los casos ganar un diputado y lo más probable es que perdiera uno o dos.
Puigdemont, un líder agotado
Esto ha hecho saltar todas las alarmas dentro de Junts, donde hasta ahora el liderazgo de Carles Puigdemont era indiscutible. Si después de todos los esfuerzos por convencer a ERC y repetir las elecciones solo consiguen un diputado más, o incluso pierden alguno, la cosa se complica y mucho. Para muchos es la demostración fehaciente de que el crédito de Carles Puigdemont está agotado y hay que empezar a buscar un relevo para una transición dulce dentro del partido.
No es la primera vez que aparece el run-run de la sucesión dentro de Junts. Puigdemont cuenta con su grupo de fieles, representado por el núcleo del exilio, con Toni Comín al frente, y por sus escuderos en Cataluña, Jordi Turull y Josep Rull. Pero también hay un sector convergente dentro del partido que empieza a ver a Puigdemont como un simple agitador que lleva el espacio postconvergente hacia la perdición definitiva.
Este sector es partidario de abandonar los aspavientos y los movimientos erráticos para recuperar el centro y ofrecer a los catalanes un proyecto de orden.
Creen que el expresident ha perdido la capacidad de atraer a las masas, y que con su apuesta personalista está arrastrando al partido a una crisis parecida a las de ERC. El auge de Sílvia Orriols, a quien el último CEO da entre 7 y 12 escaños, demuestra que el independentismo está agotado y necesita nuevos líderes con nuevos proyectos.
¿Y después de Puigdemont, qué?
Fuentes de El Confidencial apuntan que en las altas esferas de Junts Carles Puigdemont es ya visto como un estorbo más que una solución.
Su futuro inmediato complica aún más las cosas, porque parece abocado al fracaso tome la salida que tome. Si renuncia a volver para no ser detenido habrá incumplido una vez más (quizás la última) la promesa que hizo cuando dijo que volvería para la investidura. Si vuelve se arriesga a ser detenido, y la imagen de Puigdemont entre rejas sería demoledora para el líder mesiánico que se fugó precisamente para no acabar como Junqueras.
No es extraño que dentro de Junts cada vez haya más voces partidarias de la sucesión. El problema es que a diferencia de ERC en Junts no hay ninguna figura emergente que pueda asumir el reto de relevar a Puigdemont. El descabezamiento del sector de Laura Borràs bloquea la sucesión por parte de los radicales, y entre el sector convergente cualquier opción sería vista como un proyecto continuista y poco seductor.
Con todo, cada vez son más los que piensan que si Carles Puigdemont sigue en el poder solo hará que engrosar más y más las filas de Aliança Catalana. La única salvación para el espacio postconvergente es encontrar un sucesor fuerte que lidere el regreso a las esencias del nacionalismo conservador. Y esto pasa por asumir el giro a la derecha en cuestiones como la seguridad y la inmigración que llevan liderando algunos líderes locales como Marc Buch en Calella, Jordi Masquef en Figueras y Ramon Bacardit en Manresa.
Más noticias: