Encargada del Registro Civil en Cataluña destapa los problemas que genera la Ley Trans
La polémica ley de Irene Montero aprobada por el Congreso sigue provocando alarma. También en Cataluña
Que la Ley Trans impulsada por Irene Montero ha generado muchos problemas es algo que vemos a menudo. Ejemplos hemos tenido varios. Desde militares que deciden cambiar de sexo registral sin cambiar su aspecto para acogerse a ventajas hasta maltratadores o violadores que hacen lo mismo para poder ser destinados a prisiones de mujeres.
Todo ello, sin que sea posible en la mayoría de casos saber si se trata de un fraude de ley o no. Es lo que tiene legislar en función de los sentimientos de la gente. Si el único requisito para cambiar de sexo registral es sentirse o no mujer, se hace casi imposible determinar la veracidad de la voluntad del solicitante. Es más, la mera sospecha de que se podría tratar de un fraude podría desembocar en una denuncia por transfobia, algo que deja desprotegida la administración y, sobre todo, a los encargados del Registro Civil.
Precisamente una encargada del Registro Civil ha alzado su voz de alarma por la realidad en la que se encuentra en su trabajo. Ella desempeña sus funciones en Cataluña. Y en un acto público denunció cuáles son los problemas que ve a menudo a la hora de registrar cambios de sexo.
La semana pasada se celebró un evento llamado “Dejad hablar a las mujeres”. En él, participó esta joven, que hizo un discurso que viralizó en redes el colectivo Contra El Borrado de las Mujeres, una plataforma que lleva tiempo denunciando los peligros de la Ley Trans, sobre todo para las mujeres.
“Creo que es importante que seáis conscientes de la situación que tenemos ahora mismo en los juzgados y en los registros civiles. Soy letrada de la administración de justicia en un pequeño pueblo del norte de Cataluña y soy la encargada del Registro Civil”, explica esta mujer.
“Desde principios de este año, se han multiplicado las solicitudes de cambio de sexo registral. Fundamentalmente son hombres, de a partir de los 35 y 40 años, que en la comparecencia manifiestan que no tienen ningún interés de hacer ningún cambio físico ni de cambiar su nombre. Es claramente un fraude de ley. ¿Qué herramientas tengo yo como jurista y como profesional? Ninguna”, denuncia.
A partir de la Ley Trans, “me han cortado todas las herramientas que yo podía tener para hacer mi trabajo: que es reflejar que la realidad se refleja en la realidad registral. No puedo hacer ninguna pregunta y no puedo cuestionar absolutamente nada. Porque la nueva ley que impulsó el Ministerio de Desigualdad no nos deja hacer nuestro trabajo. Estamos absolutamente desamparadas”.
Este testimonio se suma a los muchos que se han conocido desde que hace más de un año se aprobó la Ley Trans. Según esta ley, solo con expresar su voluntad en el registro, cualquier hombre puede cambiar de sexo registral y, así, por ejemplo, pedir ser destinado a un módulo de mujeres si se encuentra en la cárcel, participar en competiciones deportivas femeninas o beneficiarse de la llamada discriminación positiva de la que gozan las mujeres.
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