Empieza la subasta de Pedro Sánchez

Llegan los últimos compases del teatro que desde hace semanas vive el Congreso de los Diputados y todos los actores se preparan para los últimos actos. Pedro Sánchez ya tiene el encargo de Felipe VI para ir a la investidura. El líder socialista todavía no tiene casi ningún apoyo asegurado. Pero entramos ya en la fase decisiva para saber si tendremos un Frankenstein 2.0 o si, por el contrario, iremos a una poco probable -pero tampoco descartable al 100%- repetición electoral.

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Una vez se fije la fecha para la investidura de Pedro Sánchez, el cronómetro empezará a contar para todos. Llegan los días decisivos y todos los partidos reforzarán la gesticulación. Eso sí, lo harán calculadamente para que la cuerda no se rompa del todo. Y es que, por lo menos de puertas para fuera, ninguno de ellos apuesta por tener que volver a acudir a las urnas -aunque a algunos les perjudicaría más que a otros-.

Sus socios redoblan la presión... pero sin que se rompa la cuerda

Sumar salía esta semana a explicar que “estamos muy lejos de llegar a un acuerdo” con el PSOE. Yolanda Díaz sorprendía con estas palabras que ni los suyos se han creído. Las encuestas no les favorecen de cara a una repetición electoral y, además, se han embarrado hasta arriba para que socialistas y Carles Puigdemont acercaran posturas. Demasiado riesgo para ellos ir de nuevo a elecciones.

Pedro Sánchez sabe que, por poco que ceda, puede dar por seguros los votos de la formación de Yolanda Díaz. Es un caso parecido al de Bildu, BNG y Esquerra. Los tres partidos nacionalistas ya han dejado clara de forma reiterada su voluntad de no ir a una repetición electoral y, con alguna concesión que otra, el PSOE puede contar con ellos para la sesión de investidura.

Quienes pondrán más contra las cuerdas a Pedro Sánchez son PNV y Junts. Son las dos formaciones que se han mostrado más reticentes a pactar con el PSOE, por lo menos comparado con los otros partidos mencionados anteriormente. Pero tanto unos como otros son conscientes del riesgo de ir a repetición electoral.

Porque volver a las urnas les puede hacer perder su posición actual. Una posición actual que no solamente les permite ser decisivos en la sesión de investidura. También lo serán cada vez que Sánchez necesite una mayoría en el Congreso, como por ejemplo cuando toque negociar los presupuestos. Y con un PSOE dispuesto a ir cediendo ante ellos a cambio de seguir en el poder, el escenario es ideal para ellos.

En el partido de Puigdemont, además, acudir de nuevo a las urnas conlleva el riesgo de perder el grupo parlamentario propio -y todo el dinero que conlleva- que han podido formar gracias al PSOE.

En cualquier caso, llega la subasta final de Pedro Sánchez. Los socialistas saben que dando concesiones -más o menos asumibles- ante los nacionalistas e independentistas, no corre peligro su -frágil- mayoría en el Congreso. Ha sido así en los últimos cuatro años y es más que probable que lo siga siendo en los próximos cuatro.