Montaje fotográfico con los políticos españoles Yolanda Díaz, Pedro Sánchez, Alberto Núnez-Feijoo y Santiago Abascal, con la bandera de Galicia de fondo

POLÍTICA

La otra batalla de Galicia: todo lo que hay en juego para los grandes partidos

El 18 de febrero es la fecha de las elecciones autonómicas en Galicia: ¿qué batallas se disputan más allá del propio resultado electoral?

Justo antes de las vacaciones de Navidad, Galicia se convirtió en la primera comunidad autónoma en aprobar su presupuesto para 2024. Alfonso Rueda, al frente de la Xunta de Galicia desde la dimisión de Alberto Núñez Feijóo en 2022, cumplía de este modo con el último trámite transcendente de la legislatura gallega. Consciente de ello y en una maniobra que descolocó a sus rivales, Rueda optó por liquidar el mandato y adelantar unas elecciones que podían celebrarse hasta julio.

Galicia ha sido históricamente un feudo del PP, que ha gobernado la región con cómodas mayorías absolutas. Solo en dos breves etapas los socialistas Fernández Laxe (1987-1989) y Pérez Touriño (2005-2009) rompieron la gobernanza popular de la Xunta de Galicia. Han sido 37 años de PP en Galicia —con Fernández Albor, Fraga, Feijóo y Rueda—, de los cuales 30 con mayoría.

Montaje fotográfico en blanco y negro de los políticos gallegos José Ramón Gómez Besteiro, Alfonso Rueda y Ana Pontón

Aunque la historia parezca anticipar el resultado, en las elecciones del 18 de febrero hay espacio para la incertidumbre. La estrena de Rueda como candidato del PP, las encuestas que dan alas a la pérdida de la mayoría absoluta popular, la pujanza del nacionalismo o la entrada de la formación local derechista Democracia Ourensana —que puede dañar a Rueda— son algunos de los factores que dan alas a la incógnita.

El 18 de febrero presenta dos posibilidades: o mayoría absoluta del PP, o coalición de izquierdas con el Bloque Nacionalista Galego (BNG) liderando por primera vez la Xunta. Pero más allá de ello, los grandes partidos estarán muy pendientes de lo que ocurra en la región.

Y es que Galicia puede ser un ‘test’; un primer indicio sobre las tendencias de las grandes formaciones en este nuevo ciclo electoral. Con las europeas de junio y las elecciones vascas y catalanas a la vuelta de la esquina, repasamos las otras batallas que habrá que observar el 18 de febrero.

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo durante un acto del Partido Popular con el puño arriba

Feijóo: un impulso o más dudas

Tras lograr cuatro mayorías absolutas, estas van a ser las primeras elecciones gallegas a las que no concurra Alberto Núñez Feijóo. Sin embargo, el presidente del PP se la juega en su tierra. El reto de los populares es claro: deben mantener la mayoría porque lo contrario significaría —salvo que Democracia Ourensana tuviera la llave— perder la Xunta.

En Galicia no está en juego la victoria del PP, que va a ser la formación más votada con toda la certeza. Lo verdaderamente importante es si Alfonso Rueda mantiene la cifra mínima de 38 escaños —ahora tiene 42—, el umbral de la mayoría absoluta. Las encuestas se los dan, pero con un margen escaso que se decidirá en la campaña que arranca el próximo viernes.

Perder Galicia sería, para Núñez Feijóo, un golpe importante que incluso podría hacer temblar su butaca. El adelanto electoral buscaba aprovechar al máximo el desgaste del PSOE por la amnistía, pero el resultado se prevé ajustado y el reto de Rueda no es fácil. Pese a la división de la izquierda, el PP teme que los pocos miles de votos que les puedan robar Democracia Ourensana y Vox sean determinantes y les hagan perder la Xunta.

De ser así, los fantasmas crecerían para un Feijóo que quedó inesperadamente relegado a la oposición el 23-J. La figura de Ayuso podría sumar adeptos si el líder popular comienza a sembrar dudas con una eventual pérdida de Galicia, donde se volcará a hacer campaña.

Por el contrario, si el PP mejora la expectativa y resiste con una mayoría absoluta holgada, Feijóo puede salir reforzado. Este resultado podría interpretarse como una aprobación de su estrategia nacional e incrementaría la expectativa en otras regiones, como Cataluña. Con un PP catalán que procede de sus peores resultados en el Parlament —4 escaños en 2017; 3, en 2021— Galicia podría ser un impulso.

El refuerzo de la marca popular en toda España puede beneficiar a un Alejandro Fernández al que las encuestas ya le auguran una subida importante. Galicia puede ser, de este modo, un argumento más que apunte a la recuperación del PP catalán en las próximas autonómicas.

Primer plano del presidente Pedro Sánchez con expresión seria en una rueda de prensa

Primera prueba para el PSOE tras pactar la amnistía

Si a Feijóo Galicia puede validarle o tumbarle la estrategia de los últimos meses, también Pedro Sánchez tiene en esta región un examen similar. La endemoniada aritmética del 23-J otorgó, de forma inesperada, la posibilidad de que el PSOE siguiera en Moncloa: eso sí, necesitaba el apoyo de Junts. Lo que ocurrió es para todos conocido: hubo acuerdo pese a las elevadas exigencias de Carles Puigdemont.

Sánchez es presidente gracias a haber cedido ante Junts con la ley de amnistía, lo que le ha costado feroces críticas. Una oposición que ha procedido del PP y Vox, pero también de determinados sectores de su propio partido. Tras meses muy calientes por las protestas contra este hecho, los socialistas tienen en Galicia su primera cita con las urnas.

Con José Ramón Gómez Besteiro como candidato, el PSdG buscará mejorar los 14 escaños que en 2020 le dejaron como tercera fuerza. Sin embargo, las encuestas dejan al partido en cifras similares, viendo cómo aumenta su distancia con el BNG, que crece. Un resultado discreto —o incluso un descenso— de los socialistas, podría interpretarse como un voto de castigo a Sánchez.

Galicia decidirá, pues, si el presidente del Gobierno recibe una bocanada de aire fresco o si, por el contrario, el camino de la legislatura y del ciclo electoral incrementa sus obstáculos. A escala catalana, un retroceso de la marca PSOE podría suponer un freno a la buena expectativa de Salvador Illa. El PSC opta a revalidar la victoria en las autonómicas catalanas y una mala dinámica podría ponerlo en peligro, con ERC y Junts como principales perseguidores.

Yolanda Díaz en el Congreso de los Diputados en su intervención gesticulando

Yolanda Díaz se la juega en su tierra, por primera vez por separado de Podemos

Pese a jugar en casaGalicia es su tierra— la partida se antoja complicada para Yolanda Díaz. La líder de Sumar pone a prueba su proyecto por primera vez en unas elecciones autonómicas. Además, lo hará por separado de Podemos, cuyas bases votaron por concurrir en solitario a los comicios regionales.

Díaz tendrá serias dificultades para acceder al Parlamento gallego: las encuestas la sitúan alrededor del 4% del voto. Solo algunas le otorgan un único escaño: lograr representación sería ya un éxito, después de que la izquierda alternativa pasara de ser segunda fuerza a quedar fuera en 2020. Podemos, en cambio, no llega al 2% en los estudios demoscópicos y su retorno a la cámara parece imposible.

Ante esta situación, Yolanda Díaz se juega, como si de una moneda al aire se tratara, los primeros pasos de Sumar. Quedar sin representación supondría un primer ridículo para el proyecto, mientras que lograrla puede ser un primer paso hacia la consolidación de la marca. A su vez, un resultado pésimo de los de Díaz y también de Podemos podría invitarles a un acercamiento que, hoy por hoy, parece imposible.

Primer plano de Santiago Abascal, lider de VOX, con rostro serio

Vox y el difícil reto de lograr representación

Quien atraviesa un momento complicado es Vox, cuyas fugas no cesan, evidenciando la división interna en el partido de Abascal. En esta tesitura, su candidatura a las gallegas no parece invitar al optimismo: ni en 2020, con la formación en auge, lograron arañar un escaño al todopoderoso PP gallego. En el contexto actual, la empresa parece todavía más complicada.

Las encuestas no auguran que Vox acceda al Parlamento gallego —las más optimistas le otorgan el 3% del voto. Sin embargo, la mera presencia de su papeleta en los colegios el 18 de febrero puede dañar las expectativas del PP. Los votos a Vox no se convertirán, presumiblemente, en diputados; pero pueden ser los sufragios que separen el PP de revalidar la mayoría absoluta.

Galicia será, el 18 de febrero, la constatación del mal momento de Vox. Los de Santiago Abascal abren un ciclo electoral en el que cualquier comparación será odiosa. El reto de repetir resultados en las europeas, las vascas y las catalanas —a distintas escalas— parece situarse cuesta arriba, y una nueva decepción en las gallegas no hará más que incrementar los nervios del partido de Abascal.

El nacionalismo y Democracia Ourensana, las otras partidas de las gallegas

A estas batallas hay que sumar dos incógnitas más. El nacionalismo gallego del BNG podría conquistar la Xunta y el partido derechista local Democracia Ourensana podría entrar al Parlamento, en pro de defender los intereses de su provincia, a la que consideran abandonada. Son dos factores a tener en cuenta el próximo 18 de febrero.

La suerte está echada y, a menos de una semana del inicio de la campaña, hay partido en un tablero que va mucho más allá de Galicia. Los comicios del día 18 nos darán muchas pistas sobre los próximos pasos de la política española.